Tenía su lógica política que López Miras acometiera un cambio de
gobierno. Es verdad que el anterior Ejecutivo apenas tenía un año de
vida y que queda solo otro para las elecciones, pero si quería dar
sentido a los mensajes del 'nuevo PP', alumbrado en ese último congreso
de aires refundacionales, debía adaptar su gabinete a ese nuevo relato.
La realidad es que la remodelación no tiene nada que ver con eso sino
que parece responder a razones exclusivamente electorales.
López Miras
busca un impulso político en la recta final de la legislatura para los
proyectos estratégicos (agua, infraestructuras y turismo) y consejeros
dispuestos, por un lado, a desatascar los obstáculos pendientes y, por
otro, a vender la acción de gobierno con mucha presencia pública.
Eso al
menos es lo que parece porque el presidente anunció la alineación para
el segundo tiempo del partido sin concretar el porqué de las
incorporaciones y las razones de los relevos, que estarían motivadas por
un distanciamiento con sus dos consejeros económicos, Andrés Carrillo y
Juan Hernández, uno porque se consideraba que ponía demasiadas pegas a
los encargos de San Esteban y otro porque iría demasiado por libre.
Lo
cierto es que López Miras arriesga al cambiar a los consejeros que
sostenían su política económica. Más aún, si como dijo, «estamos
liderando el crecimiento en España». Después de todos los mensajes
lanzados en el congreso extraordinario ha sorprendido que como 'caballo
de refresco' para una de esas consejerías críticas recupere a un
exconsejero de Valcárcel y asesor muy próximo a Pedro Antonio Sánchez,
Fernando de la Cierva, que representa al PP de siempre, dicho sin
ninguna intención peyorativa, pero con indisimulado asombro.
De igual
forma que se entiende la salida de Francisco Jódar de Agricultura, dada
la atonía política de su gestión, cuesta comprender la marcha del fiable
consejero de Hacienda, Andrés Carrillo, justo cuando se negociará el
modelo de financiación y se necesita a alguien que conozca bien los
números para no pifiarla como en ocasiones anteriores. Lo cierto es que
la tarea de embridar el déficit y negociar la financiación con Montoro
recae ahora en un político que dejó el Gobierno regional en 2007 para
fichar como directivo de Polaris, la empresa que hace un año estaba en
el 'top' de la lista nacional de morosos con Hacienda. Curioso.
Miras,
lo dicho, arriesga y confía en las tablas y la capacidad resolutiva de
Fernando de la Cierva, una incorporación de última hora después de que
Juan Hernández rechazara la cartera de Hacienda, más el Info. Puso
condiciones y Miras optó por De la Cierva. Igual le sale bien si lo que
busca es perfil político. En eso supera con creces a los salientes. Todo
el peso de gestión recae en Javier Celdrán, quien siempre transmitió
una querencia por responsabilidades mayores. Bajar el IRPF, negociar el
modelo de financiación y crear la agencia que agilice los trámites
medioambientales serán las prioridades de De la Cierva y Celdrán.
La
otra gran sorpresa fue la incorporación de Patricio Valverde, un
empresario de contrastada solvencia y experiencia al frente de Estrella
de Levante, para una Consejería, la de Fomento, en la que la tramitación
administrativa de los proyectos tiene tiempos que están en las
antípodas de los propios de la gestión empresarial.
Sin dudar de la
capacidad y el ímpetu innovador de Valverde, poco podrá hacer en doce
meses si necesita unos cuantos para ponerse al día con las peliagudas
cuestiones técnicas del AVE, el soterramiento de las vías y el conflicto
social que lo rodea. A su favor cuenta con el conocimiento profundo de
las posibilidades empresariales del aeropuerto, el AVE y las ZAL de
Murcia y Cartagena y una capacidad innata para la innovación,
tecnológica y de gestión.
Por su parte, Miguel Ángel del Amor, cuyo
perfil no es muy diferente al de Jódar, lo tiene fácil para visibilizar
un poco mayor de empuje. El tema se lo sabe. La última sorpresa fue la
incorporación de Miriam Guardiola, una joven abogada de que la que sabe
poco, pero a quien López Miras ha confiado nada menos que el impulso del
turismo.
Pronto sabremos si la remodelación del Gobierno tendrá efectos
positivos o queda en una operación cosmética para aparentar iniciativa.
Llega sin un relato convincente y sin la sensación de que el nuevo
Gobierno vaya a ser mejor que el anterior. Solo el tiempo dirá si los
riesgos asumidos por Fernando López Miras merecieron la pena.
(*) Periodista y director de La Verdad
No hay comentarios:
Publicar un comentario