MADRID.- Desde el año 2015 Bankia ha
estado huérfana de un plan estratégico. En los últimos meses la entidad
ha vivido cambios importantes, con la fusión de BMN, con un ERE en
marcha y con el FROB colocando un 7% del capital del banco, publica hoy elEconomista.
Tras
cerrar 2017 con un beneficio de 505 millones (por los ajustes debidos a
la integración de BMN), toda la atención del mercado está puesta en la
presentación del plan estratégico el martes 27 de febrero, en el que los
analistas esperan un importante cambio en la política de retribución de
Bankia en ausencia de otras oportunidades de inversión.
"Creemos
que el próximo plan de negocio podría (y debería) centrarse en la
capacidad de Bankia para ofrecer un perfil de repartición de capital
distinto y sostenible", explican desde UBS. Desde el banco helvético
calculan que tendrá un exceso de capital de casi 2.000 millones en el
periodo que podría distribuir a los inversores.
Los analistas esperan que
incremente su dividendo a ritmos del 20% los próximos dos años. Esto
llevaría sus pagos a la zona de los 16 céntimos por título, un
rendimiento cercano al 4%. Sin embargo, estas estimaciones no contemplan
ni un aumento del payout (porcentaje del beneficio destinado al dividendo) ni un posible buyback (recompra
de acciones), dos opciones para las que la entidad tiene suficiente
pulmón.
"Existen dos escenarios factibles: emplear todo el beneficio en
retribuir o incluso recomprar hasta el 15% de las acciones", resaltan en
el banco suizo.
Desde Bank of America Merril
Lynch calculan que podría hacer buyback por el 14% de sus acciones -lo
que supondría unos 1.700 millones-, si bien el programa no empezaría
hasta 2019. En todo caso, reconocen que aunque "sobre el papel hay
margen para mejorar la retribución", hay una serie de "restricciones"
que lo dificultan.
Así, creen que el riesgo regulatorio no ha
desaparecido del todo y que podría haber dificultades políticas para
llevarlo a cabo. Nuria Álvarez, analista de Renta 4, recuerda que ya se
ha descontado que "una vez que la regulación no de más dolores de
cabeza, parte del exceso de capital se usará para retribuir".
Si aumentase el payout -desde
el 50% actual-, la retribución también se transformaría. En el periodo
2018-2020 se espera que acumule unas ganancias de algo más de 3.000
millones de euros. Repartir todo ese dividendo supondría una
rentabilidad del 25% a lo largo del periodo a los precios actuales.
Esta posibilidad parece harto
complicada, ya que ningún gran banco de la eurozona tiene un payout tan
elevado. Sin embargo, si su política de dividendo se alinease con la de
Intesa Sanpaolo, el rey del dividendo en la región, su retribución
también sería enormemente atractiva. El banco transalpino repartirá en
el periodo cerca del 80% de sus beneficios. Trasladando este porcentaje a
Bankia, el rendimiento de los dividendos entre 2018 y 2020 se
dispararía al 19%. Bajo este supuesto, el rendimiento de los pagos de
2018 se iría al 5,6%, el de 2019 al 6,5% y el de 2020 al 7,3%.
Más
allá del dividendo, otro de los ejes principales del plan será la
integración de BMN. Bankia se ha fijado como objetivo lograr sinergias
de 155 millones de euros mediante el ahorro de costes.
"El objetivo no
parece agresivo teniendo en cuenta otras fusiones. Simplemente volviendo
al nivel de ratio de costes de Bankia en solitario se ahorrarían más de
160 millones", señalan en Jefferies.
Los analistas estiman que en
2019 situará su beneficio por encima de los 1.000 millones -rozando su
récord de ganancias de 1.040 millones de 2015- y que en 2020 se acercará
a los 1.140 millones. Con todo, el principal problema de Bankia es la
falta de rentabilidad. Después de lograr un ROE del 8,2% en 2015 y ser
la segunda entidad más rentable del Ibex, ahora los expertos no esperan
alcance el 7% hasta 2019, pasando a situarse en la cola.
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