El año ha
empezado con malas noticias para los consumidores. Se suma la
última subida de la luz a las ya previstas desde el primero de enero
del gas natural, los peajes de las autopistas, el franqueo de
cartas y postales y el impuesto de bienes inmuebles, el temido IBI
en 1.296 municipios. La subida del mercado eléctrico, que fija
nuevo récord en los 52,2 euros, ha sido un 31,49 % superior al del
2016, si bien queda lejos del cierre del 2008, que fue de 64,44 euros.
En
cuanto al consumidor particular, el precio en la factura se habrá
incrementado en el 2017 en un 10 %. Son unos 80 euros más que un año
antes, en línea con la previsión realizada por el ministro de Energía,
Turismo y Agenda Digital, Álvaro Nadal, en su comparecencia en el
Congreso de los Diputados el pasado 29 de noviembre. ¿Pero no podría
haber hecho nada más que estimaciones?
La subida sería muy superior si el Ejecutivo no hubiera optado por
congelar, por cuarto año consecutivo, la parte regulada de la tarifa
eléctrica, que supone en torno al 60% del recibo de la luz.
Llama de nuevo la atención, según los datos de la Asociación de Empresas
con Gran Consumo de Energía, la enorme diferencia que seguimos
manteniendo con los precios del mercado de la energía con Alemania,
cuyos precios han sido un 52 % inferiores a los de España, 34,2 euros
por MWh.
El titular de Energía justificaba esta subida de los precios, pese a
la congelación de los peajes, a la importante sequía que sufre España,
lo que ha provocado falta de agua en los pantanos y la consiguiente
reducción de la producción de energía hidroeléctrica, así como la
eólica. Estas dos fuentes de electricidad son las más baratas.
Nadal también recordaba que el acuerdo de los países de la OPEP de
reducir la producción han conseguido un claro aumento de los precios.
Pero el Gobierno olvida la incongruencia que suponen en España las
reformas de las renovables que han convertido su precio en prohibitivo.
Una vez más hay que volver a pensar en Alemania como modelo. La
inversión de más de 200.000 millones de euros durante los últimos 20
años ha permitido que las renovables consigan generar electricidad a un
precio por debajo de cero.
Resulta muy llamativo el importante peso de la energía solar en
Alemania, que en algunas partes del año llega a suponer hasta el 85 %
del total de la energía generada por las renovables en varios días del
pasado año. Esto sucede en un país cuyas ciudades están en la franja de
entre 1.800 y 1.000 horas de sol al año.
Frente a ello España está entre los países con franjas muy
superiores. En Galicia, Cantábrico y alto Ebro oscila entre 1.600 a
2.000 horas. Los valores más altos de insolación se dan en Badajoz,
Sevilla, Almería y Alicante. En Baleares los valores de insolación están
cerca de las 2.800 horas en Mallorca y 2.600 horas en Ibiza y Menorca.
En Canarias, debido a la nubosidad ligada a los vientos alisios, el
número de horas de sol es variable según las islas pero oscila entre las
2.500 y las 3.000 horas solares.
Cabe preguntarse si tiene sentido que en otros países europeos con
menos de la mitad de horas de sol que en España esta energía sea ya la
más barata, mientras nosotros vemos como cada año nos sube la tarifa,
pese a encontrarse entre las más altas de Europa, sin que se aproveche
la situación privilegiada de insolación en que nos encontramos.
Es hora de dejar aparte los enfrentamientos entre el Ministerio y las
empresas del sector. Las constantes subidas de precios para los
particulares no se corresponden con las congelaciones salariales en la
práctica de los usuarios, situación que tiene que tener fin en el algún
momento.
(*) Periodista
No hay comentarios:
Publicar un comentario