La pertinaz sequía no podía transcurrir sin
que el obispo Lorca Planes pidiera la lluvia a los cielos remisos, y
así lo ha encarecido a los fieles católicos; aunque yo preferiría que,
con no menos fundamento teológico y puestos a pedir milagros, reclamara
de los mismos un fuego purificador que se abatiera sobre el PP y sus
miserias a ver si, ardiendo éstas en pira propiciatoria, las súplicas
por la lluvia hallaran más fácil eco.
Pero ni siquiera esta sequía, que anuncia un futuro aciago para esta tierra, voraz y sedienta, arrogante y pedigüeña, impide que produzca perlas político-periodísticas de inestimable valor; anoto algunas de ellas por aquello de hacer justicia a su brillo o trascendencia.
Pero ni siquiera esta sequía, que anuncia un futuro aciago para esta tierra, voraz y sedienta, arrogante y pedigüeña, impide que produzca perlas político-periodísticas de inestimable valor; anoto algunas de ellas por aquello de hacer justicia a su brillo o trascendencia.
Alberto Garre, fugaz y trasquilado
presidente de esta Comunidad, ha cumplido sus designios y ha ilustrado
el panorama político-electoral de la tierra con uno de sus frutos que
más y mejor la enriquecen: un nuevo partido que, entre otros loables
objetivos, pretende regenerar esta vida política (degenerada en su
presencia y conocimiento), transversalizando y ocupando la centralidad
del espacio político (derechizado con su inestimable aportación durante
décadas), luchar por la Región y otras zarandajas que suenan a, pura y
simplemente, resentimiento y resistencia a bajarse del machito, que es
que hay que ver cómo pica el virus del desinteresado servicio público.
No se ha conformado con retirarse voluntariamente de la vida política (retirado a la fuerza ya lo fue por quienes lo encumbraron y tanto lo querían) manteniendo, al parecer, la peregrina idea de que la región espera algo destacable de él. La Región produce parecidas ocurrencias derechosas cada poco, y siempre con el mismo resultado: la nada, la desolación, la pérdida de tiempo.
No se ha conformado con retirarse voluntariamente de la vida política (retirado a la fuerza ya lo fue por quienes lo encumbraron y tanto lo querían) manteniendo, al parecer, la peregrina idea de que la región espera algo destacable de él. La Región produce parecidas ocurrencias derechosas cada poco, y siempre con el mismo resultado: la nada, la desolación, la pérdida de tiempo.
Lo más bonico de la cosa es
que, según se dice, la estrategia de Garre consistiría en realidad en
promover como ´tapado´ a Benito Mercader, que fuera consejero de Medio
Ambiente y del que nos habíamos olvidado porque nada de interés dejó con
su ejercicio político. Pero, entonces, ¿lo de Garre es un paripé
negociado entre sombras con el PP en ejercicio, incluso con el
presidente actual, joven y ambicioso que, por si fuera poco, aporta al
momento político una envidiable, permanente y mediática sonrisa que ya
quisieran para sí líderes de autonomías de cruda actualidad, más agua o
mejor PIB? Curiosas maniobras estas que contemplan como futuro
presidente al más dilecto discípulo del disidente.
Porque
mientras tanto, también se habla de Francisco Bernabé como
presidenciable, sin duda por el efecto que produce, en espíritus
impresionables, su meteórica ascensión desde que se decidió por la
lealtad dejando a un lado la coherencia: y estos son méritos de
envergadura en una política y una región que se destaca por la brillante
ejecutoria de sus líderes populares desde 1995.
Así que dijo que no al puerto del Gorguel como alcalde pero que sí como consejero de Fomento (giro que justificó con envidiable desparpajo), y no al soterramiento del AVE como consejero pero sí como delegado del Gobierno (mostrando una sensibilidad enternecedora a las movilizaciones populares). En su toma de posesión ha prometido a López Miras la lealtad que debe al Gobierno central, mostrando que sigue sin saber cuál es su sitio en el mundo.
Así que dijo que no al puerto del Gorguel como alcalde pero que sí como consejero de Fomento (giro que justificó con envidiable desparpajo), y no al soterramiento del AVE como consejero pero sí como delegado del Gobierno (mostrando una sensibilidad enternecedora a las movilizaciones populares). En su toma de posesión ha prometido a López Miras la lealtad que debe al Gobierno central, mostrando que sigue sin saber cuál es su sitio en el mundo.
Hay
otra formación, igualmente entre el gris y el amarillo, la derecha y la
requetederecha, que se marca parecidos objetivos que la de Garre,
Contigo Somos Democracia, sin que le falte de ná: «partido renovador, de
centro, social, liberal y europeísta». Y otro héroe de nuestro tiempo,
el indescriptible exalcalde de Cartagena, José López, también ha
anunciado que estará presente en las próximas elecciones autonómicas
para luchar, como ideología básica y de altura, contra el centralismo
murciano, y pelear por la segunda provincia, la suya.
Entre el
susto y la perplejidad, muchos tuvieron que enfrentarse la mañana del 21
de octubre con una espectacular portada de este periódico, en la que
Juan Guillamón exhibía sus manos accidentadas pidiendo: «No paréis el
AVE». Desesperada llamada que a mí, que me ahorré en su momento el
choque con tan singular foto, me permite, con tiempo, analizarla con mi
habitual sistema, esto es, negando la mayor; o sea, recordando que si
nos hubiéramos opuesto en su día al AVE, con criterios verdaderamente
ferroviarios (ergo, altamente racionales), hoy podríamos disponer de un
tren convencional pero mejorado, directo y barato, poniéndonos a tres
horas de Madrid que es lo civilizado, lo inteligente y lo ecológico (que
tampoco en esto son buenas las prisas).
Resulta interesante en
esa entrevista (que politólogos, semiólogos, dialécticos y hasta
psicólogos deberán estudiar durante un tiempo), que a las incisivas
preguntas del entrevistador, algunas relacionadas con la ´autoridad
moral´ que su accidente le confiere para hablar de ferrocarriles en
general y del AVE en particular, el entrevistado rechazase querer sacar
partido de su desgracia, como si la pose se debiera a traición o
manipulación: porque, inequívoca en imagen y texto, la foto pretende
decir lo que dice, se ponga como se ponga el flamígero Guillamón.
En el
fondo, su problema (ya sin solución, me temo, visto su comportamiento
técnico y político) es que dedica su vida a atascarse, con relatos
ridículos, en proyectos improbables, ideas irresponsables o, como es el
caso, trenes innecesarios y dispendiosos. Nuestro AVE, por describir
´eses´ y aumentar notablemente la distancia actual con Madrid, vendrá en
realidad por las nubes (más que soterrado) y con precios prohibitivos
para la mayoría de los murcianos. Todo ello, por no haberse negado la
Región en redondo a pajarraco de tan mal agüero, exigiendo la rápida e
integral mejora del tramo al sur de Albacete.
Así, Murcia se habría
puesto en cabeza de las regiones con sentido de país (y de su
vertebración, concepto que el diputado popular sigue sin entender), con
seriedad económica y social, con prudencia energética y con sensibilidad
ambiental.
(*) Ingeniero y profesor
No hay comentarios:
Publicar un comentario