Sin hacerse todavía el necesario examen médico que sería importante
para despejar muchas incógnitas que envuelven la actualidad catalana de
cara a las elecciones del 21 de Diciembre (ver republica.com “Puigdemont necesita de un examen médico”),
el Presidente de la Republica catalana en el exilio, como se presenta
él, dando a entender que la independencia es ya un hecho y la prueba
está en el cargo que ostenta (quiere que le llamen Presidente), ha dado
un nuevo e inesperado giro, sorprendiendo a todos e introduciendo más
confusión en la precampaña electoral que abrió el Domingo el presidente
del Gobierno, Mariano Rajoy, haciendo una llamada a la masiva
participación de los que nunca han votado en las Autonómicas, como
garantía de un triunfo de los Constitucionalistas.
El nuevo giro del señor Puigdemont que se ha trasladado a vivir a una
exclusiva urbanización a las afueras de Bruselas, junto con los
consejeros que huyeron con él para no presentarse ante la Audiencia
Nacional que le acusa de rebelión, sedición y malversación de dinero
público, se lo ha contado al periódico belga Le Soir diciendo,
como si no pasara nada que es posible una solución “diferente a la
independencia“. Es decir que él que se presenta, gracias a la
declaración de independencia, como Presidente de la República catalana
en el exilio y que se está trabajando en datar a la República de todos
los elementos necesarios, declara ahora, que esa independencia no existe
ya que admite que es posible otras soluciones.
Como si no hubiese pasado nada ni en la política, ni en la economía
de Cataluña, el Presidente en el exilio dice que ¡siempre es posible
otras soluciones¡ ¡He trabajado durante treinta años para obtener otro
anclaje de Cataluña en España! Hemos trabajado mucho en eso, pero la
llegada al poder del señor Aznar detuvo esa senda, afirmó al periódico
francófono el político catalán, quien insiste en estar dispuesto a
aceptar “la realidad de otra relación con España”. Puigdemont se muestra
a favor de un acuerdo con el Gobierno central, pero subraya que el
origen de la crisis actual se encuentra en 2010, cuando el Tribunal
Constitucional declaró inconstitucionales varios artículos del Estatuto
de Autonomía.
No me extraña que, como señalan algunas crónicas, las autoridades
belgas estén asombrados por estas sorprendentes declaraciones del
fugitivo, como lo estarán los que, honradamente, han creído en él, en el
“proces” y en la lucha que un grupo de políticos, muchos de los cuales,
tras sus declaraciones ante el Supremo no tendrán más remedio que
abandonar la política, empezando por Carmen Forcadell, la madre del
independentismo”.
Que en cuanto ha intervenido la Justicia todos han
empezado a reconocer que no ha habido independencia; que todo era
simbólico, casi “virtual”; que la aplicación del artículo 155 no fue un
golpe de estado como ha venido pregonando por Europa el Fugitivo; que la
lucha a muerte entre Puigdemont y Oriol Junqueras puede terminar con
todo y, que acaba de saberse, que en el acta de independencia que
firmaron en el Parlament constaba claramente que la DUI no tenía
efectos jurídicos y que el preámbulo, donde se hacía propiamente la
Declaración no se votó, es una superchería de unas proporciones
gigantescas.
Este lunes después de que una de las huidas, la consejera de
Educación Clara Ponsati reconociese, desde Bruselas, que “el Govern no
estaba preparado para aplicar la independencia”, ha sido Esquerra
Republicana de Cataluña (ERC) la que no ha tenido más remedio que
admitir a través del su portavoz, Sergi Sabrià, que el Govern “no
estaba preparado para hacer efectiva la Declaración de Independencia”
ante un Estado “autoritario” y que, no tenía “límites para aplicar la
represión y la violencia”. De que esa Declaración era un engaño, nada de
nada… Así que todo ha sido un engaño, un inmenso engaño… una gran
mentira.
(*) Periodista y economista
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