MURCIA.- La Federación de Cooperativas Agrarias de la Región de Murcia
(Fecoam), participa en un nuevo grupo operativo encargado del análisis
de la adaptación del sector de frutales de hueso al cambio climático.
En
este proyecto, enmarcado en el Programa Nacional de Desarrollo Rural
del Ministerio de Agricultura y Pesca, Alimentación y Medio Ambiente y
por el Fondo Europeo Agrícola de Desarrollo Rural (Feader), trabajan
también otros organismos como el Centro de Edafología y Biología
Aplicada del Segura (Cebas-CSIC), el Instituto Murciano de Investigación
Agroalimentaria (Imida), la Fundación Cajamar, la Fundación Universidad
Empresa de la Región de Murcia (FUERM) o la cooperativa valenciana
Anecoop.
El objetivo principal del programa es el de diseño,
desarrollo y prueba de alternativas de cultivo que faciliten la
adaptación de los cultivos de frutales de hueso a los problemas
ocasionados por las consecuencias del cambio climático y el aumento de
las temperaturas.
Los múltiples efectos del cambio climático están
afectando drásticamente al sistema agrario mediterráneo y,
especialmente, a los cultivos permanentes como los frutales de hueso,
poniendo en peligro su viabilidad. Los profesionales del sector
afectados por esta situación carecen de la suficiente información para
adaptar su actividad a las nuevas condiciones ambientales.
Así, el
grupo operativo analizará todos los elementos de la cadena
agroalimentaria, tales como la producción y variedades de albaricoquero,
cerezo, ciruelo, melocotonero, nectarino y paraguayo, así como el área
donde se encuentran, los ciclos de floración y los efectos de la escasez
de recursos hídricos.
Tras el análisis, se desarrollarán métodos y
herramientas para que empresas y productores del sector hortofrutícola
puedan adecuarse a esta situación, disponiendo además de una plataforma
electrónica de ayuda sencilla y gratuita. Asimismo, el proyecto pretende
diseñar sistemas y prácticas de cultivo eficientes y sostenibles.
El
incremento de las temperaturas tiene consecuencias directas que afectan
a la producción, como son un retraso en la acumulación de frío, que
provoca en las variedades tempranas un acortamiento del ciclo de
maduración que puede afectar negativamente al calibre y calidad del
fruto y un retraso en la fecha de maduración, lo que reduce la
rentabilidad económica de estas variedades.
Asimismo, las
temperaturas anormalmente elevadas en invierno, una vez satisfechas las
necesidades de frío, induce un avance de las fechas de floración,
incrementando el riesgo de heladas y produciendo una disminución del
cuajado de frutos.
A estos problemas hay que añadir los efectos de
la reducción de agua para riego, a causa de la disminución de las
lluvias y el aumento de la evaporación, el aumento y aparición de nuevas
plagas y la desaparición de insectos polinizadores.
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