MADRID.- La ley del silencio, el miedo y las
amenazas se imponen en el entorno de un centro educativo. Un nutrido
grupo de profesores se niega a hablar por temor a las represalias, la
mayoría de las familias de los alumnos y alumnas prefiere mantener el
anonimato "por lo que pueda pasar", buena parte de los políticos
desprecian a los periodistas y se niegan a responder a sus preguntas.
Todo ello está ocurriendo en estos días en el municipio murciano de
Fuente Álamo, según denuncia http://www.eldiario.es.
El detonante del "enorme clima de
tensión" que describen algunos de los protagonistas de esta historia se
encuentra en la fachada principal de su colegio público. Sobre la roja
pared de ladrillo destaca, en letras gris-azuladas, un nombre en
mayúsculas: José Antonio. Esta denominación perdura desde que las tropas
franquistas tomaron la localidad en 1939 y decidieron rebautizar las
escuelas graduadas construidas por el Gobierno republicano.
Tras algunos tímidos intentos, hace ya cuatro años que
comenzó una lucha para evitar que el lugar en el que se educan los hijos
de los fuentealameros siga homenajeando al principal líder fascista
español y fundador de la Falange. Lo que los promotores de la iniciativa
consideraban que iba a ser un puro trámite administrativo ha derivado
en un largo y tortuoso proceso de resultado incierto.
El Consejo Escolar del centro, que según la legislación es el
competente para proponer la modificación, aprobó en 2013 por 10 votos a
favor, 2 en contra y 2 abstenciones rebautizar el edificio con el nombre
de Adolfo Suárez. Solo quedaba pendiente la ratificación final por
parte del Ayuntamiento que se daba por segura.
Sin
embargo, la alcaldesa del Partido Popular enterró la propuesta en el
fondo de un cajón y no la tramitó. "Ahí comenzó todo. Si se hubiera
ratificado en aquel momento, no estaríamos como estamos", dice un
profesor del centro que prefiere no dar su nombre "porque las cosas
ahora están muy mal".
Dos años más tarde, después de
que la alcaldesa tuviera que dimitir al ser imputada por cohecho, el
gobierno municipal pasó a manos del PSOE con el apoyo de Ciudadanos. En
ese momento el Consejo Escolar, que nunca recibió una respuesta a su
petición anterior, volvió a aprobar el cambio de denominación del
centro. Esta vez, según aseguran fuentes presentes en aquellas
reuniones, se intentó despolitizar aún más la iniciativa buscando el
nuevo nombre fuera del mundo de la política.
Finalmente, se eligió la figura de la poetisa cartagenera Carmen Conde,
integrante de la Generación del 27 y primera mujer que ingresó en la
Real Academia Española de la Lengua. El alcalde llevó la propuesta al
pleno municipal, pero resultó rechazada con los votos del PP y
Ciudadanos.
Tercer intento
En el último año
la tensión no ha hecho sino crecer. Un grupo de padres, madres y
profesores está presionando para impedir el cambio de nombre. Ninguno de
ellos ha querido atender a las llamadas de este diario, aunque
encontramos sus razones en el texto que acompaña a la recogida de firmas
que han iniciado en internet. En él aseguran que no saben si "fueron
personas de izquierdas o de derechas" los que decidieron llamar "José
Antonio" al colegio y se preguntan: "¿A quién ofende que el colegio se
llame así? A mí sólo me trae buenos recuerdos y un sentimiento de unión
con un pueblo que crece continuamente".
Aun así, el
Consejo Escolar ha vuelto a aprobar el cambio, eligiendo esta vez como
alternativa un nombre todavía más aséptico, "CEIP La Vía Verde", y lo ha
remitido al Ayuntamiento para su ratificación.
Juan
Lorenzo Mendoza, concejal de Educación de Fuente Álamo, confirma a eldiario.es que llevará la propuesta al próximo pleno y que su grupo, el
socialista, votará a favor de la nueva denominación, como también hizo
la vez anterior: "La legislación educativa establece que el Consejo
Escolar es el competente para tomar estas decisiones y que el
Ayuntamiento debe ratificarlo salvo en casos de enorme excepcionalidad.
Igualmente está vigente la Ley de Memoria Histórica. Se trata, por
tanto, de cumplir las leyes".
Todo indica, sin
embargo, que el PP y Ciudadanos se preparan para volver a defender el
mantenimiento del nombre del fundador de la Falange. Tanto el portavoz
popular, Bartolomé Rabal, como el de la formación naranja, José Antonio
Oliver, se han negado a responder a las llamadas y los mensajes
reiterados desde este diario para conocer su posición sobre este tema.
"No sabemos qué van a hacer", admite el concejal de Educación.
Mientras tanto, uno de los profesores que defiende la iniciativa
recuerda que la Ley de Memoria Histórica prohíbe exaltar en edificios
públicos la figura de personas vinculadas a la dictadura. Otro compañero
añade un argumento más para defender el cambio de nombre: "Los niños
nos preguntan por qué se llama José Antonio y no sabemos qué decirles.
Tampoco podemos hacer como el resto de los centros que celebran el día
de su patrón y construyen actividades educativas en torno a su persona.
Se trata de dotarlo de una identidad y de alejarlo de cualquier duda o
sospecha".
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