Al diario El País le ha sentado a cuerno quemado el triunfo
‘absoluto’ de Pedro Sánchez en las primarias del PSOE y no porque en
Prisa estén preocupados por España y el futuro del Partido Socialista
del que son su aparato de propaganda, sino porque temen y presienten que
Sánchez acabará con la relación especial de Prisa con la dirección del
PSOE y ello les puede afectar a su negocio e influencia en el centro
izquierda nacional.
Y en la pérdida de lectores por la izquierda (en beneficio de
internet) y la caída de influencia del Grupo Prisa dentro y fuera de
España y ante su entorno accionarial económico y financiero a los que se
presentan (eso lo hace muy bien Cebrián) como los ‘propietarios
intelectuales’ del PSOE.
Así ocurrió en tiempos de González, Almunia, Zapatero y Rubalcaba,
pero no con Borrell (al que derribaron) o con Sánchez al que también
derribaron en el Comité Federal de 1 de octubre de 2016 pero que acaba
de regresar, cual resucitado, a la secretaría general del PSOE.
Hay que conocer el secreto de ‘la pirámide’ del PSOE para entender la dura campaña de El País
contra Pedro Sánchez en estas primarias del PSOE y el tremendo
editorial de ayer no reconociendo la gran victoria de Sánchez, al que
acusan de ‘populista y demagogo’.
Y del que dicen que pretende derribar a Rajoy e imponer en el PSOE un
modelo presidencial y asambleario donde solo coexistan las bases y el
secretario general. Al que hoy acusan (como Susana) de acumular derrotas
pero sin reconocer que Sánchez se tuvo que enfrentar también a Podemos,
que en definitiva es un invento nacido del desastre de Zapatero, la
caída electoral de Rubalcaba y de los ajustes sociales y la corrupción
del PP.
En la pirámide del PSOE hay tres estratos diferenciados: la base
electoral, los militantes y su cúpula donde está el núcleo duro del
poder del partido. Pero también unos extraños invitados como son el
Grupo Prisa, la ‘vieja guardia’ de Felipe González y buena parte del
poder económico y financiero del Ibex 35, algunos de ellos presentes en
el accionariado de El País.
Y lo que teme Cebrián es que Sánchez desaloje de la ‘zona noble’ de
la pirámide, donde tenían previsto instalar a Susana Díaz, a todo este
gran conglomerado de intrigas y negocios varios que se habían instalado
desde hace años en la cúpula del centro izquierda del poder nacional.
Si Sánchez los echa como parece previsible ello redundará en una mayor independencia de El País,
diario que aún mantiene altas cotas de calidad, pero le restaría
influencia y negocio en tiempos difíciles para los medios impresos. De
ahí el paulatino acercamiento de Prisa al Gobierno del PP ‘en aras de la
estabilidad nacional de España’ pero sobre todo de su propia
supervivencia empresarial.
Al fondo de todo ello está la promiscuidad vigente, que viene de
lejos, entre la política y los poderes económicos del país que abunda en
la baja calidad de la democracia española y en la ausencia de
separación de los poderes del Estado, lo que ocurre a nivel nacional,
autonómico, local e incluso en el interior de los grandes partidos como
ahora lo vemos en el PSOE.
Partido que se ha convertido, de la mano de González, en una fuerza
política liberal y que ahora con Sánchez pretende recuperar su autonomía
y regresar a la izquierda. El lugar de la ‘O’ de obrero de sus siglas
que por lo que se ha visto solo habitaba en las bases y en buena parte
del electorado.
Pero no en la máxima dirección del PSOE, que poco a poco se convirtió
en la cocina de un restaurante dos estrellas Michelín con
espectaculares salones y puertas giratorias donde Susana se movía como
pez en el agua y era la gran deseada en las altas esferas económicas del
poder, donde ahora impera la inquietud por lo que pueda suceder y donde
le tienen mucho respeto (por no decir miedo) a Rajoy.
(*) Pseudónimo de un veterano y prestigiosa periodista cordobés.
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