MADRID.- Pedro Antonio Sánchez no pudo aguantar más y dimitió poco antes de que se consumara la moción de censura. Fue una caída política lenta y muy dura. Mariano Rajoy le
dijo que le apoyaría, que le sujetaría hasta el final, pero acabó
rectificando. En un primer momento, el presidente pensó que dejando
pasar los días, esperando, acabaría ganando el pulso y Ciudadanos, de
los nervios, cedería y esperaría a la decisión en firme de la Justicia.
Pero se equivocó y soltó lastre, como ya hizo antes con otros cargos de
su partido presuntamente implicados en casos de corrupción, relata hoy http://www.libertaddigital.com.
"No había otra salida",
reconocieron desde Génova. Si bien, Sánchez se resiste a creer que es
su final político y seguirá gobernando en la sombra seguro de que será
totalmente rehabilitado.
La negociación de la dirección nacional con Sánchez fue compleja, con
altibajos y momentos de tensión. Tras su imputación por el caso
Auditorio, hace un mes, el ya expresidente de Murcia aseguró a sus
interlocutores que tiene la documentación que demostraría que todo es
falso y trasladó que la Justicia le iba a dar la razón en cuestión de
días.
"Todo quedará en nada", prometió. Rajoy y María Dolores de Cospedal le creyeron y ordenaron que el partido fuera una piña. "Aguantar, aguantar y aguantar", le dijo Fernando Martínez-Maillo a Sánchez cara a cara.
Sin embargo, las jornadas fueron pasando, Sánchez seguía imputado y Albert Rivera no
se movía, con la moción de censura cada vez más cerca. Y, mientras el
PP de Murcia se cerraba en banda, en Génova se deslizó que bajo ningún
concepto se podía perder el Gobierno, por lo que empezó a tantear otras
opciones.
"Trabajamos con distintos escenarios",
se admitió al más alto nivel. La puntilla llegó este lunes: además del
caso Auditorio, el juez Eloy Velasco pedía la imputación del líder
regional por la trama Púnica. Y se aceleraron los acontecimientos.
Sánchez despachó al menos con Cospedal y Maillo y acordó su dimisión hasta que todo se aclare. Sus más próximos ya sabían el lunes por la tarde lo que iba a ocurrir y
empezaron a argumentar que "como hombre responsable y de partido" haría
lo mejor para las siglas. Exactamente la misma idea que trasladó la
secretaria general a primera hora del martes. "Confío en su sentido de
la responsabilidad aunque su situación sea injusta", declaró. "Estamos contigo", le aseguró en privado, según las fuentes consultadas.
El coordinador general se trasladó a Murcia para corroborar que Sánchez hacía "lo que tenía que hacer". Se pactó una salida a medias y en teoría temporal:
deja la presidencia del Ejecutivo pero no la del partido y continúa
como parlamentario y aforado. Esto es, seguirá gobernando en la sombra
con la promesa de su rehabilitación total, en caso de que deje de estar imputado ni haya riesgo de ello, tal y como avanzó este diario.
Maillo, a Sánchez: "Es una injusticia"
Tras anunciar su dimisión, con su gabinete arropándole, Sánchez se
trasladó a la sede del PP y allí fue aclamado por los suyos en la Junta
Directiva. Su sustituto al frente del Gobierno, Fernando López Miras,
le prometió que se dejará "la piel" para "reparar esta injusticia" y
"respetar la voluntad de las urnas. "He llorado mucho" pero "las
lágrimas tienen que convertirse en fortaleza", llegó a afirmar,
refiriéndose al líder caído como mentor y amigo personal. Miras fue
elegido coordinador general en el reciente congreso regional de los
populares.
Públicamente, con Sánchez y Miras al lado, Maillo se sumó a la idea de que se está cometiendo una gran injusticia. "Ha tomado la peor de las decisiones en el corto plazo para él pero la mejor para la Región de Murcia y el PP,
lo que dice mucho de él y de su generosidad como hombre de partido",
aseveró con cara de circunstancia.
"Algunos puede que hoy sonrían, pero
queda la segunda parte del partido por jugar. Estamos vivitos y
coleando", añadió el coordinador general, en relación a las próximas
elecciones.
Esa es otra de las claves. Sánchez se muestra convencido de que podrá
ser candidato en los comicios de 2019, amén de ser "restituido" en caso
de que la Justicia resuelva a su favor pronto. "Todo el PP de España está hoy aquí apoyando a Pedro Antonio",
sentenció Maillo. "Hay que transformar la rabia por esta injusticia en
energía positiva para comerse el mundo y ganar las elecciones", en
palabras del coordinador general. Y tanto él como el propio Sánchez
empezaron a airear la que desde ya será su principal arma electoral: "Se
había consumado" un tripartito entre Podemos, Ciudadanos y el PSOE.
Una rehabilitación que no todos dan por segura en el PP, donde este
martes algunos cargos recordaron que esa misma promesa se la hicieron a Francisco Camps y
"hoy todos sabemos en qué situación se encuentra".
"Paso a paso, como
siempre hemos dicho. Vamos a ir al día a día", según la cúpula nacional.
Mientras, Rajoy trató de esquivar por todos los medios la espinosa cuestión. Este martes, le habían preparado un acto en Segovia para sacar pecho por los históricos datos de empleo
y a ello se dedicó haciendo oídos sordos a las preguntas de los
periodistas. "Todo se ha hecho con el plácet del presidente",
corroboraron desde Génova.
Ciudadanos saca pecho
Por su parte, en Ciudadanos siempre confiaron, contra viento y marea,
en que el desenlace de la crisis sería la dimisión de Sánchez. Sin
embargo, la tensión se mantuvo prácticamente hasta el final. De hecho, José Manuel Villegas
todavía intercambiaba mensajes con Maillo mientras el coordinador
general del PP iba de camino a Murcia y el número dos de Ciudadanos
asistía en primera fila al desayuno informativo de Albert Rivera en el Hotel Villa Magna de Madrid este martes por la mañana.
Durante el mes y medio de crisis, Villegas fue el encargado de
mantener la interlocución con el PP y, al mismo tiempo, con el líder de
Ciudadanos en Murcia, Miguel Sánchez, quien
semanalmente se desplazaba a Madrid para consensuar el mensaje. Sólo en
las ultimas semanas el partido naranja flexibilizó su postura hasta el
punto de admitir que la moción de censura del PSOE fuese para crear un "Gobierno técnico" y convocar elecciones
después del verano. Se trataba, aseguraron, de una mera argucia
negociadora para presionar más al PP y que Sánchez acabara tirando la
toalla.
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