Vaya por delante como aviso a navegantes de estas páginas web que el
título de este artículo corresponde a una famosa novela de Agatha
Christie que fue llevada al cine con éxito y donde la intriga acaba con
el descubrimiento, por el genial Hércules Poirot, de que el asesino de
Mr. Ratchett, uno de los pasajeros del Orient Express no era en
particular uno de los muchos sospechosos del vagón coche-cama del crimen
en el que viajaban todos los protagonistas de esta historia sino ¡todos
ellos!
Y dicho esto como preámbulo vamos a entrar en materia para dar en el
caso del lamentable fallecimiento de Rita Barberá a cada uno lo suyo sin
culpar a nadie de su muerte natural, pero sí un poco a todos a la hora
de hablar de su anterior ‘muerte política, en la que ella también
colaboró de alguna manera por acción u omisión -ya nunca se sabrá- en
los que fueron muchos escándalos de la corrupción valenciana.
A cada uno lo suyo y al PP la parte del león en su responsabilidad en
la salida de Barberá de la militancia del partido -subrayada por Aznar-
y del Grupo del PP en el Senado, pero no como han dicho el loco de
Rafael Hernando o el ministro de Justicia Catalá: ‘para alejarla de los
focos de los medios de comunicación’.
Eso es una mentira como una casa de grande que nadie puede creer
porque el PP la ‘expulsó’ del partido y la deportó al Grupo Mixto del
Senado solo por cumplir con las exigencias que impuso Albert Rivera (que
estaba obsesionado con el caso de Rita) a Mariano Rajoy en materia de
corrupción para que C’s pudiera votar la investidura del líder del PP.
Esa es la verdad sobre la marginación y la soledad de Rita. Como
cierto fue que muchos de sus excompañeros del PP le dieron la espalda en
el Congreso de los Diputados en la sesión solemne de la apertura de las
Cortes -lo que ‘le dolió y mucho a Rita’, según sus más allegados-, y
que algunos dirigentes del PP, Maroto y Casado, la descalificaron meses
atrás con especial dureza, mientras callaban sobre el grueso de los más
notorios casos de la corrupción del PP.
Al final Rajoy hizo con Rita lo mismo que con Mato, Soria o Fernández
Díaz. Fue soltando ‘lastre’ para facilitar su investidura y lograr que
el PP volviera a controlar el gobierno de la nación. Y así fue explicado
a estos y otros que fueron apartados de la estela del poder con el
mayor argumento –nada desdeñable- de que un gobierno de la izquierda
podía ser muy malo para el PP y empeorar la situación procesal de los
encartados del PP en sus causas respectivas y ante los tribunales.
También es verdad que la salida del poder de algunos de personajes
tocados por escándalos o cuestiones de mala gestión publica, los ayuda a
la hora de eludir el control o la crítica -justa o desproporcionada- de
los medios de comunicación. Se vio con el ‘caso Soria: tardó en
dimitir pero al final cayó, luego Rajoy lo quiso recolocar en el Banco
Mundial y volvió el escándalo político y mediático y con razón. Y algo
parecido ha pasado con el cese de Fernández Díaz como ministro y en el
intento de colocarlo en la presidencia de la Comisión de Exteriores del
Congreso.
Sin embargo en el caso de Rita fue al revés: su aislamiento forzado
por el PP y empeorado por los ataques de dirigentes de su partido dio
alas a la crítica mediática y de la oposición, incluido el PSOE. De ahí
que las palabras de Rafael Hernando sobran, como probablemente sobra su
presencia en el cargo de portavoz del PP en el Congreso si es que Rajoy
pretende acabar la legislatura porque este botarate la puede dinamitar.
Y para que no falte nadie en la escena del ‘crimen político’, en la que
no faltaron excesos de ciertos medios de comunicación, luego apareció en
el vagón de este alegórico Orient Express, vestido de mayordomo por
Vanity Fair, Pablo Iglesias, y cuando todo estaba acabado le negó a Rita
el minuto de respeto y silencio que merece como todo ser humano y al
margen de sus vicisitudes en la política. De ahí la conclusión del
astuto Poirot de que todos estaban en implicados en el ‘Asesinato en el
Orient Express’, incluso la propia víctima, el misterioso señor
Ratchett.
(*) Pseudónimo de un veterano y prestigioso periodista cordobés
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