Después del acontecimiento sucedido el 24
junio donde triunfó el 'Brexit' -o salida de la Unión Europea (UE)-,
hemos podido comprobar como la transcendencia de dicha noticia sigue
ocasionando movimientos en los activos que se pueden ver influenciados
por dicha decisión.
Todavía es incierta la relación que existirá entre Reino Unido y la UE,
ya que todavía es demasiado pronto para aventurar detalles de los lazos
que existirán. Pero lo que tiene claro el Reino Unido es que no quiere
perder los lazos que le unen al bloque europeo y verse desfavorecidos
sin que existiera un libre comercio. La lucha contra el terrorismo
parece también un tema que se debe tratar para aunar fuerzas.
Reino Unido quiere generar una Gran Bretaña con un enfoque global,
interviniendo en los mercados que sean disfuncionales y, en el corto
plazo, habrá una posible revisión de los tipos de interés, ya que la
realidad es que los niveles actuales están ocasionando efectos
secundarios.
La caída de la libra esterlina frente al dólar estadounidense hasta niveles de hace 31 años
genera una preocupación a los inversores. Muy especialmente a los
locales, ya que la industria financiera podría verse claramente
perjudicada. Y de manera indirecta los ingresos fiscales también se
presumen en riesgo. Las previsiones de los entes económicos también
prevén un crecimiento menor para la economía del Reino Unido.
Lo
que puede parecer malo para prácticamente todos se traslada en buenas
noticias para casi todas las empresas que integran el FTSE 100
-principal índice bursátil de la bolsa inglesa-, la subida de 1.600
puntos desde los niveles 'postBrexit' sitúa al selectivo en niveles de
abril de 2015, coincidiendo con sus máximos históricos. No cabe duda que
la caída estrepitosa de la libra ha sido clave para seguir apostando
por la renta variable de Reino Unido.
(*) Analista de XTB
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