Vaya, hombre. Los vaticinios son negro
azabache. Unas terceras elecciones traerían la catástrofe del PSOE. El
PP se acercaría a la mayoría absoluta y sin duda la conseguiría con el
chico del side-car, y Podemos materializaría el anhelado sorpasso.
Conclusión para cualquier socialista sensato: el PSOE debe abstenerse y
dejar que gobierne la derecha de la Gürtel. Ni quito ni pongo rey.
Por
supuesto que las conclusiones de la encuesta de Metroscopia coincidan al
pie de la orden con los deseos del periódico carece de relevancia. Es
una casualidad. Una feliz casualidad que da respaldo científico a una
decisión previa reflejada en unos editoriales que han sido artillería
gruesa contra el PSOE si no se abstiene.
Porque El País quiere
que gobierne el "partido más votado". Lo ha dicho él mismo. Con
independencia de si se lo merece o no, asunto este que también ha
resuelto Felipe González en la misma línea: que gobierne aunque no se lo
merezca.
Los
miembros de la Gestora y su musa andaluza argumentan como pueden a
favor de la abstención con postulados que mueven a risa. Uno de ellos
afirma que conviene un gobierno del PP en minoría porque así se
corregirán los desastres que ha provocado. Ni se le pasa por la cabeza
que, en cuanto constituya gobierno con la claudicación del PSOE, el PP
convocará elecciones en unos cuantos meses.
Si
se celebran elecciones en esta situación, el resultado puede ser un
desastre para el PSOE precisamente por el estado en que lo ha dejado el
golpe de mano perpetrado por los conspiradores. Pero, a la vista del
vaticinio, el CF puede adoptar otra decisión que sin duda significaría
un vuelco a las expectativas, en concreto, eligiendo de nuevo a Pedro
Sánchez en primarias como SG y candidato a la presidencia del gobierno.
Incluso puede simplemente pedirle que reconsidere su dimisión a base de
revocar la decisión que la provocó. Sí, es ridículo. Pero más ridículo
fue el golpe en primer término.
Una
candidatura de Pedro Sánchez al frente del NO es NO sobre el trasfondo
del relato de la Gürtel en sede judicial sería una opción ganadora. Y
eso sin contar con que podría haber algún otro candidato con muchas
posibilidades, como Borrell, a quien su partido en cierto modo se la
debe. Y a Borrell no es preciso hacerle el artículo. Tiene méritos,
capacidad y experiencia más que sobrados, frente a los cuales los de sus
posibles competidores son inexistentes. Y es catalán. Unionista pero
partidario del diálogo con los independentistas.
Un cambio substancial en la situación en cualquiera de las dos opciones. A ver cómo se consigue demostrar que un gobierno de Sánchez o Borrell, con una base parlamentaria suficiente es peor que aceptar un gobierno de la Gürtel por claudicación, amnistiando de paso las tropelías cometidas en la Xª legislatura.
Y eso sin contar con que, según la ministra Báñez, a quien parece haber abandonado su virgen protectora, la Seguridad Social registrará este año por primera vez en su historia un déficit de 18.000 millones de €. Dicen en Roma resignadamente que aquello que no hicieron los bárbaros, lo hicieron los Barberini. Aquí lo mismo: lo que no hizo la Gürtel lo hace su gobierno: llevar a la quiebra la Seguridad Social tras haber esquilmado la hucha de las pensiones.
Es posible que, con todo, el resultado de unas terceras elecciones fuera una mayoría absoluta del PP. En tal caso, este haría las mismas barbaridades que ha venido haciendo y hubiera hecho de ser investido ahora, pero sin la aquiescencia de la oposición socialista.
Un cambio substancial en la situación en cualquiera de las dos opciones. A ver cómo se consigue demostrar que un gobierno de Sánchez o Borrell, con una base parlamentaria suficiente es peor que aceptar un gobierno de la Gürtel por claudicación, amnistiando de paso las tropelías cometidas en la Xª legislatura.
Y eso sin contar con que, según la ministra Báñez, a quien parece haber abandonado su virgen protectora, la Seguridad Social registrará este año por primera vez en su historia un déficit de 18.000 millones de €. Dicen en Roma resignadamente que aquello que no hicieron los bárbaros, lo hicieron los Barberini. Aquí lo mismo: lo que no hizo la Gürtel lo hace su gobierno: llevar a la quiebra la Seguridad Social tras haber esquilmado la hucha de las pensiones.
Es posible que, con todo, el resultado de unas terceras elecciones fuera una mayoría absoluta del PP. En tal caso, este haría las mismas barbaridades que ha venido haciendo y hubiera hecho de ser investido ahora, pero sin la aquiescencia de la oposición socialista.
A pesar de este atosigante pressing, el PSOE sigue teniendo varias opciones y la de la abstención es la peor.
La Conferencia de Gràcia
Gràcia, uno de los barrios de más
acusada personalidad en una ciudad llena de ellos. Viernes por la tarde,
un auditorio completo, aforo a rebosar, un público entusiasta,
movilizado por esos incansables trabajadores que componen la Assemblea
Nacional Catalana. Edad media, elevada. Ese es un problema que la ANC y
otras entidades independentistas habrán de encarar, esto es, el de cómo
movilizar a la gente joven. No basta con llenar las calles una vez al
año durante la Diada, sino que se precisa involucrarla en un trabajo
cotidiano, callado, continuo y no tan entretenido, pero imprescindible.
Habrá que ver qué hacen otros que tienen resuelta esa carencia, como la
CUP, y tomar ejemplo. Para ello lo más acertado parece ser dar
protagonismo a los jóvenes. Pero eso no es tan fácil en una organización
que pretende ser del conjunto de la sociedad y no excluir a los
mayores. Precisamente por eso se requiere lucir imaginación.
En
cuanto a la conferencia, consistió en una exposición sobre esta
coincidencia del vacío de poder político en España con la efervescencia
independentista en Cataluña. Aunque pueda parecer una situación óptima,
quizá no lo sea tanto si tomamos en consideración que los últimos
sondeos hablan de un relativo descenso del espíritu independentista. Son
muchos los factores que han de tomarse en consideración: la suma de
fuerzas políticas en Cataluña, su grado de cohesión, la capacidad de
respuesta del Estado, las posibilidades de la reacción catalana y el
impacto de la actitud de la comunidad internacional. De todo ello se
habla en la conferencia.
(*) Catedrático emérito de Ciencia Política en la UNED
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