‘Poco dura la alegría en casa del pobre’ pueblo español. Cuando
parecía que C’s facilitaba apoyo a la investidura de Rajoy para la
formación de un gobierno que saque a España de la crisis institucional,
Albert Rivera se nos ha quitado la careta de ‘estadista’ y se ha puesto
la de tahúr con dos barajas en un artículo publicado en El País que ha
dedicado ‘A mis compatriotas socialistas’. Y donde viene a decir que su
boda con Rajoy es temporal y de ocasión porque el amor de su vida es
Sánchez al que le propone que el PP gobierne bajo la tenaza –la pinza es
poco- de un pacto de hierro de C’s y PSOE para amordazar y controlar al
Gobierno minoritario de Rajoy.
Al fondo de todo ello está la verdadera preocupación de Rivera que no
es otra que evitar las terceras elecciones por miedo a que el PP le
quite mas votos y escaños a Ciudadanos. Y para evitar la cita electoral
Rivera se ofrece a votar a Rajoy con la nariz tapada y le pide a Sánchez
que se abstenga para luego, desde la oposición, hacerle la vida
imposible a un gobierno en minoría del PP.
Imprudente y revelador el comentario de Rivera que ha caído como una
bomba en la Moncloa y en la dirección del PP que el miércoles se debe
pronunciar sobre las seis condiciones –alguna leonina- de C’s al PP para
votar la investidura de Rajoy.
O sea que ‘el estadista Rivera’ está resultando ser un nuevo tahúr
del Mississippi de la política española que juega con dos barajas: una
con el PP y otra con el PSOE. Y además sigue descalificando a Rajoy y al
PP a los que además les exige que aprueben sus condiciones presentando
al PP como la gran máquina de la corrupción, operación a la que se ha
sumado el PSOE con otra propuesta similar en el Congreso.
Pues mucho nos tememos que este gesto de deslealtad de C’s–con el que
Rivera también quiere engañar a Sánchez para que se abstenga y se
eviten las terceras elecciones que temen en C’s- a Rivera le puede salir
muy mal. Porque ha desatado las alarmas en el PP desde donde le pueden
exigir a Rivera lealtad a un pacto de gobierno con el sencillo argumento
de decir que España no solo necesita una investidura sino un gobierno
estable que pueda gobernar.
Si el PP y Rajoy son tan corruptos Rivera tiene que votarles ‘no’. De
lo contrario será su cómplice en la corrupción. Lo que Rivera no puede
hacer ahora es votar a favor del PP para luego atarlo y no dejarlo
gobernar, llamándolo corrupto todos los días y poniendo en marcha una
comisión de investigación contra el propio Rajoy. Por lo que este ‘Don
Limpio’, que se traga la corrupción del PP como partido con la excusa de
que él solo habla de la corrupción de los políticos, se está haciendo
un lío monumental que veremos como acaba.
Entre otras cosas porque Sánchez no se va a dejar impresionar con la
carta de amor con trampa que le ha escrito Rivera en El País y no se va a
mover del ‘no’ por nada del mundo, al menos hasta que truene en el PSOE
una rebelión de los barones del partido. Y esto debería de saberlo
Rivera quien ha cometido la imprudencia de enseñar sus cartas cuando la
partida está por comenzar y en el fondo es cosa de Sánchez y Rajoy, por
mas que él pretenda ser decisivo y forzar la situación.
De manera que Rivera puede haber cometido un doble error con ese
articulito de marras, donde se vuelve a presentar como ‘el estadista –o
el maquinista- de la general’, porque va a enfadar a Rajoy y no va a
convencer a Sánchez. Y eso conduce a las terceras elecciones que tanto
teme mientras la investidura se aplaza en el tiempo, Rajoy permanece en
Moncloa –su palacio de invierno- y llegan las elecciones gallegas y las
vascas donde Rivera y Sánchez van a quedar peor que regular.
(*) Periodista
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