A Pablo Iglesias no le conviene ser presidente del Gobierno en las
actuales circunstancias políticas y económicas españolas, y también
porque su partido Podemos está poco estructurado y necesita algo más que
la simple cohesión por interés electoral como ocurre en sus pactos con
IU, Compromís, En Comú, Equo y las Mareas.
A Iglesias lo que le conviene y más le interesa es situarse al frente
de la izquierda española y como líder de la oposición para consolidar
su liderazgo y su partido y desde ahí, cuatro años después, intentar su
esperado asalto al cielo del poder.
Naturalmente Iglesias nunca reconocerá que esta ha sido y es su
actual estrategia política, porque ello le quitaría votos en la recta
final de la campaña electoral. Sobre todo una vez que su mensaje es el
de aspirar a ganar las elecciones. Y no solo con el sorpasso de los
socialistas, a los que ya ha sobrepasado en todas las encuestas (ayer la
última de La Sexta TV, le daba a Podemos el 26,1% y al PSOE el 19,9 %),
sino que también aspira a derrotar al PP, lo que suele subrayar Rajoy
para meter miedo a los votantes de C’s a ver si muchos de ellos regresan
al PP.
Además, todo apunta a que lo mas lógico es que después del 26-J se
pacte un gobierno entre el PP, PSOE y C’s, con o sin la presencia de
Rajoy, que ofrezca estabilidad política al país y evite el riesgo de un
gobierno populista que tendría malas consecuencias para la recuperación
económica y del empleo.
Iglesias lo sabe y se conforma. Y aunque aullará -como buen lobo que
es disfrazado de cordero- en las noches de luna llena culpando al PSOE
de traición a la izquierda por no facilitar un gobierno presidido por
él, lo cierto será que Iglesias estará encantado y conforme con el
liderazgo de la izquierda y de la oposición hasta los comicios de 2020,
mientras el PSOE se lame todas sus heridas que son muchas e inicia su
obligada refundación.
Es tal el conformismo que anida en Iglesias con su nuevo e inmediato
rango de líder de la oposición que a buen seguro que hará todo lo que
esté en su mano incluso para evitar nuevas elecciones aunque el
beneficiario de esa actitud de Podemos sea Rajoy.
No en vano si Podemos hizo el milagro de situarse en segundo lugar
del poder nacional en tan solo ¡dos años! no querrán por nada del mundo
poner en riesgo esa posición en unas terceras elecciones. Porque abrir
la caja de los truenos de un proceso electoral incluye riesgos
incontrolables. Y si no que alguien les pregunte a Pedro Sánchez y al
PSOE, porque ellos son los que han llevado España a estas segundas
elecciones consecutivas y los que van a pagar un alto precio por
semejante decisión.
Además Iglesias necesita consolidar su partido, Podemos, y crear
vínculos internos de estabilidad y cohesión, a la vez que también
necesita incorporar en su equipo directivo a cuadros destacados de la
política, la cultura, la economía y la gestión de la vida pública,
porque ahora no disponen de equipos que tengan experiencia de gobierno y
de gestión.
De manera que si Iglesias ha tenido la habilidad de engañar a Sánchez
para ir a la investidura y caer en la trampa de nuevas elecciones, él
ahora no caerá en unos terceros comicios ni se va a subir al gobierno de
la nación donde a buen seguro se iba a estrellar camino de esas
terceras elecciones que por encima de todo quiere evitar.
(*) Periodista
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