Los últimos acontecimientos de Venezuela, donde líderes políticos de
España han asumido un claro protagonismo, han llegado al Consejo de
Seguridad Nacional español convocado -ya veremos si de manera un tanto
inoportuna- por el presidente Rajoy para analizar la situación de
200.000 españoles residentes en ese país. Y los importantes intereses
económicos que grandes empresas hispanas (bancos, telecos, comercio y
petroleras) tienen en Venezuela y están sufriendo las consecuencias de
esta crisis, entre otras cosas en constantes impagos.
Los últimos y recientes viajes a Caracas de Zapatero y Rivera, así
como las anteriores declaraciones públicas de Aznar y González en contra
del régimen de Nicolás Maduro, constituyen un hecho relevante y hacen,
tras la citada convocatoria del Consejo español de Seguridad Nacional
que se reúne hoy, que Venezuela entre en los debates de la campaña
electoral. Entre otras cosas por causa de las ayudas económicas que en
el tiempo del expresidente Hugo Chávez, recibieron organizaciones y
algunos de los dirigentes de Podemos antes de la constitución de este
partido político.
De hecho el PP, preso de las relaciones diplomáticas de España con
Venezuela, parecía apartado de los focos venezolanos, pero Rajoy ha
vuelto a ocuparse del asunto lo que ya veremos qué respuesta y qué
consecuencias puede tener todo ello en Venezuela, porque Maduro es más
propicio al enfrentamiento que al diálogo, y se tomará todo ello como
una agresión e intromisión española en la vida venezolana. De ahí que
habrá que estar preparados para cualquier cosa tal y como lo temen las
empresas e instituciones financieras españolas que tienen presencia en
ese país.
Por ello sorprende la decisión de Rajoy de convocar el Consejo de
Seguridad Nacional español para hablar de Venezuela porque eso en
Caracas será vestido de golpismo o de agresión y Maduro responderá.
Y todo ello llegará a la campaña electoral donde se hablará y mucho
del silencio de Zapatero sobre su reciente visita a Caracas y también de
la falta de apoyo de Podemos a los presos políticos venezolanos, entre
los que se encuentra el líder de la oposición Leopoldo López a quien
Albert Rivera pretendió, sin éxito, visitar en Caracas.
Cuidado pues con esta cuestión porque podría tener una respuesta de
Maduro desmesurada y ello puede acabar causando más daño del que sufren
ahora los españoles residentes en Venezuela, y los empresarios españoles
que tienen allí inversiones importantes, y no solo grandes empresas
sino un sin fin de empresas medianas y pequeñas así como los
exportadores y otros destacados comerciantes.
Está muy bien que España defienda la democracia y las libertades en
Venezuela y en cualquier país del mundo, pero la prudencia suele ser
buena compañera en estos conflictos, no vaya a ser que en lugar de
ayudar a los que padecen la represión en Venezuela vean empeorada su ya
difícil situación. En todo caso llama la atención que Rajoy que es tan
propicio a no tomar decisiones haya dado este paso hacia delante en el
caso venezolano, lo que incluye riesgos que imaginamos que este gobierno
los habrá sopesado contando con buena información.
(*) Periodista
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