El ya ex
ministro de Industria, José Manuel Soria, ha causado un importantísimo
daño de imagen al Partido Popular con su resistencia a dimitir. Se ha
resistido incluso después de que se descubriera que había tenido
sociedades en paraísos fiscales, pese a que él lo había negado en sus
desafortunadas comparecencias.
La
oposición sabía que había ‘mordido presa’ y no la va a dejar en paz
ni después de cobrada. La palabra paraíso fiscal tiene un efecto
letal en los electores. Tan letal que ha destruido los sondeos que
estaban preparados para este fin de semana y que obliga a las
empresas a realizar otro tracking para validar los resultados.
Los registros de Jersey evidencian que, como mínimo hasta siete años después de haber ocupado el primer cargo público como político, la alcaldía de Las Palmas, sociedades de la familia han utilizado los servicios de los paraísos fiscales y que José Manuel Soria firmó las cuentas.
Jorge Moragas, el hombre fuerte del momento en el PP por delegación de Mariano Rajoy, quien actúa como secretario general de hecho de los populares, dejó bien claro a la vista de todos los periodistas presentes en los pasillos del Congreso de los Diputados que sus explicaciones no le parecían convincentes. Se había iniciado la cuenta atrás de su carrera política.
Aunque Soria negó las presiones que ejercía el partido a través del jefe de Gabinete de Mariano Rajoy, en presencia de María Dolores de Cospedal, la negativa del presidente del Gobierno a decir una sola palabra sobre Soria tras el acto organizado este jueves en Cuenca, supuso la puntilla.
En este momento la única salida que le han dejado ha sido la de redactar el comunicado de su abandono de la política. Hay que reconocer que en esto los populares ha sido menos descarnados que Pablo Iglesias a la hora de fulminar al número tres de Podemos y secretario de organización de la formación, Sergio Pascual.
Según su comunicado, Soria se marcha, por la “sucesión de errores cometidos a lo largo de los últimos días, en relación a mis explicaciones de mis actividades empresariales anteriores a mi entrada en política en 1995, debido a la falta de información precisa sobre hechos que ocurrieron hace más de veinte años; sin perjuicio de que ninguna de tales actividades empresariales haya tenido relación ni vínculo de tipo alguno con el ejercicio de tales responsabilidades políticas”.
El caso de los Papeles de Panamá había echado por tierra toda la estrategia del Partido Popular de organizar todas las semanas actos en las diversas comunidades autónomas para no dejarse comer el terreno por Ciudadanos, Podemos y el Partido Socialista.
Los actos están también pensados para ilusionar a los militantes y a los miembros de las organizaciones provinciales que cada día más se ven descorazonados con la subida de tono de los casos de corrupción en los medios de comunicación. “Hasta aquí podíamos llegar” proclaman en el PP. La decisión de admitir la renuncia de José Manuel Soria va a tener más consecuencias a nivel nacional que en Canarias, de cara a la renovación de las listas electorales del PP.
Resuelto el caso Soria, se abre una gran incógnita con lo que pueda pasar con las listas de Madrid en las que figuraron en la última campaña cuatro personas impuestas por Esperanza Aguirre. En el partido se da por hecho, que como mucho, mantendrán a dos de ellas.
Sus declaraciones de guerra con ocasión de la presentación de su libro ‘Yo no me callo’ en las que, tras asegurar que es un disparate negar la crisis del PP, ha pedido un Congreso para cambiar la estructura y la presidencia del partido para dotarle de ideología, que según ella carece, han agudizado su irritación con ella en la formación.
Soria ha renunciado, pero los pasos intermedios para la renovación del Partido Popular todavía no han concluido y todo ello cuando parece inevitable estar unidos de cara a unas más que posibles nuevas elecciones.
(*) Periodista
Los registros de Jersey evidencian que, como mínimo hasta siete años después de haber ocupado el primer cargo público como político, la alcaldía de Las Palmas, sociedades de la familia han utilizado los servicios de los paraísos fiscales y que José Manuel Soria firmó las cuentas.
Jorge Moragas, el hombre fuerte del momento en el PP por delegación de Mariano Rajoy, quien actúa como secretario general de hecho de los populares, dejó bien claro a la vista de todos los periodistas presentes en los pasillos del Congreso de los Diputados que sus explicaciones no le parecían convincentes. Se había iniciado la cuenta atrás de su carrera política.
Aunque Soria negó las presiones que ejercía el partido a través del jefe de Gabinete de Mariano Rajoy, en presencia de María Dolores de Cospedal, la negativa del presidente del Gobierno a decir una sola palabra sobre Soria tras el acto organizado este jueves en Cuenca, supuso la puntilla.
En este momento la única salida que le han dejado ha sido la de redactar el comunicado de su abandono de la política. Hay que reconocer que en esto los populares ha sido menos descarnados que Pablo Iglesias a la hora de fulminar al número tres de Podemos y secretario de organización de la formación, Sergio Pascual.
Según su comunicado, Soria se marcha, por la “sucesión de errores cometidos a lo largo de los últimos días, en relación a mis explicaciones de mis actividades empresariales anteriores a mi entrada en política en 1995, debido a la falta de información precisa sobre hechos que ocurrieron hace más de veinte años; sin perjuicio de que ninguna de tales actividades empresariales haya tenido relación ni vínculo de tipo alguno con el ejercicio de tales responsabilidades políticas”.
El caso de los Papeles de Panamá había echado por tierra toda la estrategia del Partido Popular de organizar todas las semanas actos en las diversas comunidades autónomas para no dejarse comer el terreno por Ciudadanos, Podemos y el Partido Socialista.
Los actos están también pensados para ilusionar a los militantes y a los miembros de las organizaciones provinciales que cada día más se ven descorazonados con la subida de tono de los casos de corrupción en los medios de comunicación. “Hasta aquí podíamos llegar” proclaman en el PP. La decisión de admitir la renuncia de José Manuel Soria va a tener más consecuencias a nivel nacional que en Canarias, de cara a la renovación de las listas electorales del PP.
Resuelto el caso Soria, se abre una gran incógnita con lo que pueda pasar con las listas de Madrid en las que figuraron en la última campaña cuatro personas impuestas por Esperanza Aguirre. En el partido se da por hecho, que como mucho, mantendrán a dos de ellas.
Sus declaraciones de guerra con ocasión de la presentación de su libro ‘Yo no me callo’ en las que, tras asegurar que es un disparate negar la crisis del PP, ha pedido un Congreso para cambiar la estructura y la presidencia del partido para dotarle de ideología, que según ella carece, han agudizado su irritación con ella en la formación.
Soria ha renunciado, pero los pasos intermedios para la renovación del Partido Popular todavía no han concluido y todo ello cuando parece inevitable estar unidos de cara a unas más que posibles nuevas elecciones.
(*) Periodista
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