El mandato ciudadano expresado en las urnas del 20-D comienza a
llegar a las primeras instituciones del país, empezando por las Cortes y
especialmente en el Congreso de los Diputados donde fue investido hoy
presidente de la Cámara el socialista Patxi López tras el acuerdo
hallado entre una sólida y constitucional mayoría de PP, PSOE y C’s que
suman 252 diputados. Y de la que se ha desentendido Podemos al no lograr
Iglesias cuatro grupos parlamentarios que pedía, y en la que la
mediación de Albert Rivera ha sido decisiva.
Estamos ante un Parlamento plural y no bipartidista que pone en valor
la actuación del Poder Legislativo en la legislatura y que necesita de
un nuevo Reglamento que garantice el derecho al uso de la palabra de los
diputados y su no sometimiento al mandato imperativo de los partidos.
Una Cámara plural y más representativa de la ciudadanía que obligará al
nuevo Gobierno -si finalmente se constituye y se evitan la repetición de
elecciones- a comparecer y dar explicación de sus actuaciones y que
permitirá comisiones de investigación e incluso cambiar o de aprobar
leyes contra la posición oficial del gobierno de turno.
Se trata, en un principio, de una victoria política de Pedro Sánchez y
del PSOE que evidencia la soledad del PP y de un primer fracaso de
Mariano Rajoy que no pudo colocar en la presidencia del Congreso un
diputado del PP a pesar de ser el partido mayoritario. Aunque el PP ha
logrado tres puestos de la Mesa, dos vicepresidencias y una Secretaria,
con la ayuda de Ciudadanos que obtiene dos Secretarías, mientras que el
PSOE recibe la Presidencia y una Vicepresidencia y Podemos una
Vicepresidencia y una Secretaría.
Lo que implica una Mesa del Congreso equilibrada que necesita pactos y
donde Ciudadanos logra la llave que puede dar en algunas decisiones la
mayoría a la derecha del PP o a la izquierda de PSOE y Podemos.
Un pacto que Sánchez ha querido ubicar solo en el acuerdo del PSOE
con Ciudadanos, despreciando la colaboración del PP que en realidad era
innecesaria al sumar Sánchez y Rivera 140 diputados, lo que refleja la
animadversión política y personal de Sánchez contra Rajoy porque el
líder del PSOE teme que el discurso de un gobierno de ‘gran coalición’
del PP podría dañar su liderazgo del Partido Socialista frente a Susana
Díaz. Aunque Sánchez debería de evitar la falsedad de prometer una
reforma de la Constitución a Podemos y C’s porque carece de escaños para
ello y sabe que el PP tiene capacidad de bloqueo en el Congreso y el
Senado, como se lo recordó Rajoy en el día de ayer.
Un Rajoy que ayer volvió a insistir ante la dirección del PP en
la necesidad de un gobierno tripartito entre PP, PSOE y C’s, pero exigió
la presidencia de ese Gobierno para el PP -aunque esta vez no se
postuló personalmente al cargo- con el argumento de que ellos son la
lista más votada. Lo que, como se ha visto en la Presidencia del
Congreso, no es preceptivo ni necesario. Sobre todo si, como dice Rajoy,
lo importante en este momento es la unidad y la recuperación económica y
social de España.
¿Por qué no podría presidir esa triple gran coalición un
independiente, un socialista o el propio Albert Rivera de C’s y en ese
caso el PP dar un paso atrás en beneficio de España? O ¿acaso prefiere
el PP un gobierno del PSOE con Ciudadanos y Podemos, como lo pretende
Sánchez en la creencia de que eso a medio plazo beneficiará al PP pero
no a España?
Concluida la elección de la Presidencia y la Mesa del Congreso -en el
Senado la mayoría del PP permite renovar la Presidencia a Pío García
Escudero- entramos en el segundo capítulo de la formación del nuevo
Gobierno y en caso de que no fuera posible iríamos a unas elecciones
anticipadas en el mes de mayo.
Y esto de las nuevas elecciones es la incógnita que deben despejar
los cuatro grandes partidos, PP, PSOE, Podemos y C’s, antes de abordar
los posibles pactos de Gobierno: ¿quién quiere o a quien le interesa
unas elecciones anticipadas? Rajoy dijo ayer que eso sería malo para
España y todo apunta que a Ciudadanos y a Podemos tampoco les interesa
una vez que la inestabilidad política beneficiaría a PP y PSOE. Aunque
en ese caso en ambos partidos podrían aparecer otros líderes para
liderar el cartel de las nuevas elecciones lo que tampoco interesa a
Sánchez ni a Rajoy.
Entonces, si nadie quiere elecciones anticipadas los cuatro partidos
estarán obligados a pactar entre sí. Como ha ocurrido en Cataluña ante
el temor de Mas de hundir su partido y liquidar el proceso secesionista
en unos nuevos comicios autonómicos.
De manera que vamos a ver como discurren las negociaciones entre PP,
PSOE, Podemos y C’s, al tiempo que el Rey Felipe VI iniciará las
consultas con los líderes políticos para ver a quien propone ante el
Congreso como candidato a la investidura de presidente del Gobierno.
De momento ya tenemos constituido el Congreso de los Diputados, un
nuevo presidente y una Mesa plural que dará un mayor protagonismo al
Parlamento en la legislatura que acaba de comenzar.
(*) Periodista
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