La economía española se está consolidando en los últimos meses
gracias al crecimiento del consumo privado. Las cifras que acaba de dar a
conocer el Instituto Nacional de Estadística (INE) muestran cómo
durante el segundo trimestre del año el gasto en consumo de los
españoles aumentó un 2,7% sobre el mismo periodo del año pasado mientras
la renta disponible había crecido, en ese mismo periodo, en un 2%.
El lado menos positivo de la evolución de la renta de las familias en
estos últimos meses (antes del verano, es decir, entre abril y junio)
ha sido el menor dinero destinado al ahorro, que se ha mantenido estable
respecto a un año antes. De la renta disponible de las familias, al
ahorro apenas se ha destinado un 15,2%, que es el porcentaje más bajo
desde el año 2008, antes del inicio de la crisis económica, cuando el
ahorro apenas absorbía el 13% de la renta disponible. En el año 2007, en
plena expansión de la economía, el ahorro se llevaba un 9% de la renta
disponible, ya que por aquel entonces la gente apenas ahorraba, a pesar
de que podía hacerlo en mayor medida que ahora. Entonces, la
predisposición al gasto de consumo era imparable.
Ahora, la situación no es exactamente la misma, ya que estamos
saliendo de una larga crisis, aunque las pautas de conducta de las
familias siguen acercándose, aunque lentamente, a lo que era típico de
una economía en expansión. Lo que está impidiendo en gran medida que el
acercamiento a aquellas pautas de hace ocho años no sea posible en un
futuro inmediato es el hecho de que ahora hay un 23% de población activa
en paro, lo que representa un porcentaje mucho mayor que el de hace
ocho o nueve años. El hecho de que un 23% de la población declare estar
en paro condiciona el crecimiento de la renta total, del consumo y desde
luego del ahorro.
Uno de los datos más llamativos de cuantos ofrecen las estadísticas
oficiales del INE en relación con la renta de las familias en el segundo
trimestre del año ha sido el fuerte crecimiento de los ingresos por
rentas de la propiedad, es decir, ganancias de capital por dividendos y
otras rentas. Este tipo de ingresos aumentó durante el segundo trimestre
del año en un 5,5%, contribuyendo de forma muy considerable a
fortalecer el aumento de la renta disponible total.
Es posible que la procedencia de estas rentas explique la mayor
tendencia al consumo entre las familias que tienen empleo. Suele haber
una relación directa entre la evolución alcista de la Bolsa (de donde
proceden buena parte de esas rentas de la propiedad) y el incremento de
los gastos de consumo, en especial de los bienes de consumo duradero.
Comprarse un coche con las ganancias de la Bolsa es un hecho bastante
extendido en épocas de bonanza bursátil. Los índices de ventas de
coches, que han registrado en algunos meses subidas mensuales superiores
al 20% anual, parecen corroborarlo. Precisamente ahora que atravesamos
una etapa, desde mediados de julio, de estancamiento bursátil, las
cifras de consumo podrían resentirse de este estado de ánimo de carácter
cíclico, ligado al ciclo de la renta variable.
En todo caso, el aumento más importante que ha registrado la renta
disponible, por su impacto general y porque es el de mayor aportación a
la renta disponible general, es el incremento del 3,6% en la
remuneración de los asalariados, aumento que no se debe tanto al
crecimiento de los salarios como a un mayor número de personas
percibiendo rentas salariales. La mejora de la renta disponible total se
está beneficiando de la creciente aportación del empleo.
(*) Periodista y economista
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