No es fácil
hablar de un país que como China cuenta con una población estimada de
1.375.000 de habitantes -113 millones más que en el año 2000- y que aún
hoy sigue manteniendo una tasa de crecimiento de su población del 0,49%
(India está en el 1,2%) muy alejada del 2,80% conseguida 1970. Y todo
ello bajo un régimen comunista que trata de adecuar su economía a un sui
géneris sistema capitalista y de mercado.
Pese
a esa complejidad que trasmite su población e indicadores
demográficos, la República Popular China nos ha mantenido
entretenidos durante estos meses estivales, habiendo sido causa y
motivo de todo tipo de análisis alarmistas como consecuencia de
una evolución bursátil a la baja ciertamente llamativa.
Lo
cierto es que aunque los últimos episodios de caídas bursátiles han
sido contundentes, la fortísima revalorización de los
índices en los últimos meses no era acorde con la situación
macroeconómica. Pese a ello, su transmisión a la economía real a
través del consumo será limitada ya que la capitalización
bursátil supone el 33% frente al 100% de las economías
desarrolladas y sólo representa el 15% de la riqueza de los
hogares.
El PIB de China del segundo trimestre publicado en
julio, sorprendía a los analistas de referencia por mantener la
misma tasa de crecimiento que en el trimestre anterior, el 7%
interanual, cuando el consenso del mercado preveía un 6,8%. En
términos intertrimestrales, China creció el 1,7% corregido de
estacionalidad y el objetivo de crecimiento del gobierno sigue
siendo el 7% para 2015.
La reestructuración económica con
la adopción de distintas medidas introducidas por el gobierno
para estimular el crecimiento y evitar el aterrizaje brusco,
parece haber surtido efecto según una serie de indicadores que
muestran que la actividad ha cambiado la tendencia en el segundo
trimestre.
Así, el consumo, según el indicador de ventas al
por menor, observa una tendencia positiva a lo largo del segundo
trimestre al registrar un aumento del 10,6% interanual en junio
tras el 10,1% de mayo, y ha estabilizado su crecimiento en
relación al trimestre anterior (10,2% interanual frente al 10,5%
del trimestre anterior), aunque está claramente por debajo de la
recuperación vista en 2014.
La producción industrial también mostraba un perfil ascendente
en el segundo trimestre, pasando a acelerar el crecimiento hasta
el 6,8% interanual en junio (por encima de las perspectivas del
mercado, 6%) frente al 5,6% de abril (6,3% en el segundo trimestre
frente 6,4% en el primero). En buena parte ésto es el resultado de
la mejora en los pedidos exteriores.
La inversión en
activos fijos mostró una tendencia a la estabilidad al aumentar el
11,4% interanual en junio por segundo mes consecutivo, si bien
lejos del objetivo del 15% del gobierno para este año. La
recuperación de la inversión en el sector inmobiliario es
todavía lenta debido al alto nivel del stock que dificulta las
nuevas inversiones. Sin embargo, se dieron ciertas señales de
recuperación en la venta de viviendas (16% interanual en junio
por primera vez en más de un año) y los precios empiezan a moderar
las caídas.
El potente sector exterior, por su parte,
recuperaba algo de tono en el final del segundo trimestre: las
exportaciones crecieron un 2,8% interanual en junio después de
tres meses de sucesivas caídas y las importaciones moderaron su
contracción (-6,1% interanual en junio) tras cinco meses
correlativos de retrocesos de dos dígitos. El saldo comercial
repuntó. Por lo tanto, el sector exterior habría sido el principal
motor de la economía en el 2T15.
La evolución de los precios
preocupa, sin ser una prioridad en la política monetaria. El IPC
-aumentó en junio el 1,4%- seguirá creciendo hasta el 2% a finales de
año pero continuará lejos del objetivo del 3% del gobierno.
Por
lo que respecta a los precios industriales y el deflactor del PIB
se muestran más átonos, y reflejan una economía dual (sectores con
capacidad ociosa). Asimismo, los salarios siguen creciendo por
encima de la productividad arrojando dudas sobre el futuro de la
competitividad de China.
Las medidas de relajación
monetaria del Banco Popular de China, no han podido evitar la
desaceleración del agregado monetario M2 (efectivo en
circulación más los depósitos a la vista de los residentes en la
zona euro, excluidas las administraciones centrales, en
entidades emisoras de la zona euro mas los depósitos a plazo fijo
de hasta dos años y los depósitos disponibles con preaviso de hasta
tres meses).
La demanda de crédito cae en línea con el menor
crecimiento y el deterioro de las perspectivas y se
desacelerará más ya que sigue creciendo por encima del PIB
nominal.
A pesar de la ligera mejora que muestran los
indicadores y el acotado impacto del desplome de los mercados,
la economía seguirá necesitando nuevas medidas, tanto de
carácter monetario como fiscal, que apuntalen la recuperación
en la segunda mitad del año, aunque las perspectivas de alcanzar el
7% del PIB se debilitan.
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