En la rueda de prensa sin plasma a la
salida de la reunión con el Rey en Marivent, y no pudiendo escapar por
la puerta de servicio ni enviar a la ratita hacendosa a dar la cara por
él, Rajoy ha tenido que hablar para la canallesca. Con su amado caudillo
estas encerronas no se daban. Su discurso, el previsible: durante esta
legislatura ha salvado a España del desastre; la recuperación es ya un
hecho. La gente no la ve, pero eso no quiere decir nada. Es más, ve lo
contrario. La labor de la masonería internacional no ceja. El Financial Times
también la niega. Pero ¿no es este un órgano de la plutocracia
anglosajona que se la tiene jurada a España? La recuperación es un hecho
o él lo necesita así porque las elecciones están al caer y no puede
presentarse ante el electorado solo con unas listas repletas de
chorizos.
Ignoro
qué atención le habrá prestado el Rey. Si yo estuviera en su lugar le
hubiera pedido cortesmente que, en lugar de hablar de política, me
explicara cómo ve él su peripecia judicial, que es lo interesante en
España. Tiene poco sentido tomarse en serio a unos presuntos
delincuentes que han dado en la flor de disfrazarse de políticos para
sus latrocinios. La señora Aguirre ve alucinante que, según el
juez, la Púnica también sirviera para financiar el PP. ¿Por qué
alucinante? Parece que Granados robaba con tal eficiencia que le sobraba
el dinero y lo compartía con su partido. Alucinante es que
prácticamente todos los consejeros de la CA de Madrid a las órdenes de
Aguirre estén pringados y ella siga diciendo que no se enteraba de nada,
como si ocho consejeros o directores generales fueran otros tantos jaguars en el garaje de la invidente Mato.
En
el horizonte apunta la bicha catalana, lo único que realmente importa a
Rajoy. Acaba de "filtrar" al director de "El periódico de Cataluña",
Enric Hernández, un sondeo de Pedro Arriola, el gurú demoscópico o
sueldo del pp. Hernández lo reproduce tal cual, como si fuera una
primicia mágica y se tranquiliza atribuyendo a la Lista de Juntos por el Sí y la CUP, 62 diputados, lejos de la mayoría absoluta.
Si ayer el gobierno lanzaba a los cipayos del CIS a largar trolas, hoy
"El Periódico" atribuye al "bloque unionista" una abrumadora mayoría
absoluta
Lo
que pase en el Principado no dependerá de lo que quiera el PP sino de
unas elecciones el 27 de septiembre en las que el soberanismo parte en
muy buena posición. Más ahora cuando, según parece, por contagio de su
alma comunista, Podemos sufre una escisión de militantes no nacionalistas que dejan Catalunya sí que es pot para constituir una nueva plataforma. Unidos, sí
probablemente acabe consiguiendo que la izquierda catalana entre en un
estado de profunda depresión. Los diputados de CSQP pueden quedarse en
la mitad y lo mismo puede suceder con Ciudadanos.
En
realidad, los indicadores señalan un descenso de Podemos en todo el
Estado. Comenzaron muy fuertes, muy crecidos, borrachos de televisión y
tertulias, tenían a sus pies una opinión indignada pero deseosa de
entregarse a un proyecto nuevo. Y lo han dilapidado todo. Eran sprinters, no
fondistas y a mitad de la carrera están ya sin resuello dialéctico. No
hay teoría fuera de los balbuceos sobre el "arriba y abajo", "la gente" y
la "hegemonía". Confían en que las elecciones catalanas les pemitan
remontar pero ellos mismos se desmienten al escindirse. Y, de las
catalanas a las generales, es poco probable que aumenten sus
expectativas. A lo mejor se quedan de aliados del PSOE con un porcentaje
de voto similar al que alcanzaba en los noventa Anguita, el referente intelectual de estos aguerridos rompedores.
O
bien puede salir el PSOE como mal menor. Ha tenido la habilidad de
hablar poco y hacer menos. De no significarse mucho, cosa que siempre se
paga en este país de envidiosos. Ni una moción de censura se ha
atrevido a presentar. Sin embargo, ante el desprestigio absoluto del PP,
ofrece una imagen institucional sólida que también hace valer frente al
revoloteo de las "aladas palabras", que diría Homero, de Podemos y
Ciudadanos. El PSOE es el centro del tablero, ocupa la famosa
"centralidad"; es el único que puede pactar con todos que, sin embargo,
entre sí apenas si se hablan. Especialmente ahora que los propios C's
reconocen que su política de pactos (con el PP sobre todo) les ha pasado
factura, lo que les obligará a girar hacia el PSOE. A este se le abrirá
la posibilidad de una "gran coalición" sin que lo parezca.
(*) Catedrático emérito de Ciencia Política en la UNED
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