A raíz de lo ocurrido en la ocupación
por parte de algunos miembros de la PAH en el BBVA de El Palmar hay
gente que me pregunta ¿qué vais a hacer? Mi respuesta es seguir luchando
con la gente y por la dignidad humana. Seguidamente suelen preguntar si
no tenemos miedo y mi respuesta es que sí y que estoy preocupado y
lleno de incertidumbre y que a veces me cuesta dormir y mi carácter se
ha entristecido con el paso del tiempo, aunque mantenemos la esperanza y
la alegría.
Tengo miedo ¡cómo no lo voy a tener! Pero ese miedo no
impide que sigamos luchando por nuestro país, con la gente de nuestros
pueblos, buena gente, luchadora, trabajadora, que no han vivido por
encima de sus posibilidades, sino que nos han engañado y estafado por
encima de nuestras posibilidades y en cambio, somos solidarios por
encima de nuestras posibilidades. En nuestro país hay mucha gente
honrada, honesta y buena. Y, a esta gente se le arrebata el trabajo, la
tierra, el techo, la dignidad y un medio ambiente adecuado.
Otra
pregunta que me hacen es ¿por qué sigues luchando? ¿No estás cansado y
agotado? Personalmente, por mi fe en el Dios de Jesús, por esa lucha
compartida con gente de otras creencias e ideologías que nos queremos y
nos apoyamos y queremos frenar que Europa se convierta en un mero
supermercado y no es ningún desvarío, nos quieren convertir en mercancía
desechable, no somos ciudadanos con obligaciones y derechos, sino
clientes. Sigo luchando porque estoy cansado de escuchar llantos, de ver
lágrimas que brotan a madres que te dicen que no puedan dar pecho a sus
hijos porque están desnutridas y no pueden comprar leche de farmacia y
compran leche normal que hacen que esas criaturas se pongan malas y si
no preguntar a los pediatras.
Estoy cansado de ver a trabajadores con
hernias de disco que no piden la baja porque saben que van a ser
despedidos o mujeres que cuando se quedan embarazadas no se les renueva
el contrato o son despedidas por cualquier excusa y con la reforma
laboral sale muy barato destruir vidas y eso lo hacen muchos empresarios
que se declaran católicos y sus amigos de los obispos diciendo que hay que
tener unos cuantos niños. Estoy cansado de ver a jóvenes que les han
arrebatado el futuro y toda esperanza y que su único refugio es el
alcohol, y el sexo por el sexo, estoy cansado de oír a gente decir que
no le importa la vida, mientras oigo de fondo el telediario donde los
políticos cómplices se regodean de esa gran mentira que es la
recuperación, que no es otra cosa que los grandes capitalistas sigan
aumentando sus cuentas de resultados, a base de bajar salarios y crear
condiciones laborales inhumanas. Estoy cansado de ver a niños que su
infancia se ha convertido en una etapa de dolor y de ver mayores sin una
vejez de calidad, que les permita morir en paz.
Sabemos y somos
conscientes de que ha cambiado el Código Penal y se ha aplicado la Ley
mordaza desde el 1 de julio, pero tenemos un gran compromiso moral y
ético con los derechos, no nos vamos a dejar pisotear nuestros derechos y
libertades, porque está en juego una vida con vida o una vida sin vida,
que sólo nos quede la supervivencia. La ONU ha instado al Gobierno
español a retirar estas leyes por atentar contra los Derechos Humanos.
Vamos a respetar a las fuerzas de orden público y a los jueces y
fiscales, lo digo de todo corazón, no tengo nada contra ellos, sólo
respeto, pero a la misma vez tengo que decir que vamos a desobedecer
desde la no violencia porque no quiero vivir sin libertad, sin justicia y
sin fraternidad.
Los políticos quieren que los problemas se conviertan
en problemas de orden público, que haya enfrentamientos y violencia,
mientras ellos están en sus despachos confortables y protegidos. Por
eso, pido a las fuerzas de Orden Público que no caigan en la tentación
de 'dar goma' y a los que protestamos que no caigamos en la tentación de
arrojar objetos y pronunciar insultos o frases hirientes por muy
ingeniosas que sean. El Estado está utilizando la razón de la fuerza y
de lo legal, nosotros estamos utilizando la fuerza de la razón y de la
moral. Pido a los jueces y fiscales que nos entiendan, la gente que
ocupa bancos son gente buena, solidaria, que quieren que las familias
vuelvan a recuperar sus vidas y poder dar un futuro en condiciones a sus
hijos. Estamos muy cansados de la avaricia, de la codicia, de la
arrogancia, la prepotencia de los banqueros, esos que dictan las leyes y
la firma el gobierno.
Quiero un mundo donde la gente tenga lo
mínimo para que cada día le sonría. Vamos a seguir ocupando bancos,
edificios públicos y vamos a poner pegatinas, no como un acto de
provocación, sino como expresión de compromiso con la gente de Murcia,
España, de Europa y de los demás continentes, porque me considero
ciudadano del mundo y me gustaría que la gente de España, esa buena
gente que hay por tantos rincones de nuestro país, pueda ver el futuro
con ilusión y un mínimo de certidumbre y pueda morir sabiendo que sus
hijos y sus nietos van a tener una vida decente. Nuestro país está
conquistado por Alemania, como toda Europa, sí, por Alemania, ese país
que perdió dos guerras mundiales, no tengo nada contra los alemanes,
pero no soy un alemanizado como son nuestros banqueros y políticos
cómplices siempre a la sombra del poder. Ahora se conquista países a
través de la economía. Quiero un país libre, en paz, en justicia, que
sabe dialogar y sabe perdonarse.
Me gustaría que nuestros obispos
alzaran su voz en contra de las causas del sufrimiento de su gente,
porque las personas necesitan su voz y creo que todavía no lo han
descubierto ¿tan ciego estáis? Si vais a actos oficiales ¿por qué no
vais a parar algún desahucio o participar en alguna manifestación por la
justicia o en elaborar documentos de apoyo a los empobrecidos? Les
insisto, la gente les necesita a su lado, no tarden mucho, porque
nuestras iglesias se van a quedar vacías, aunque tengamos dinero en los
bancos.
Quiero ser feliz, disfrutar de la vida, saborear los
momentos buenos y aceptar los momentos malos. Antes había amigos que me
invitaban a sus casas, ahora hay menos porque su economía no se lo
permite y sufren por ello. La felicidad es un derecho, al igual que la
dignidad, por eso, pido a la gente que no les dé vergüenza su situación,
sino que luche y se organice, que a la gente que ya está luchando no le
amedrente los cambios legales, que los sindicatos recuperen su
autoestima sindical y su compromiso con los trabajadores y que se
levanten con orgullo y no sigan arrodillados a los dictados de los
gobiernos de turno y de los grandes empresarios. Necesitamos a los
sindicatos, a todos los sindicatos. Que los partidos políticos estén al
servicio del bien común, v que protejan y defiendan a sus ciudadanos.
No sé cuál será el futuro que nos depara, pero tengo claro que en ese futuro tenemos que caber todos, sin excepción.
No hay comentarios:
Publicar un comentario