M. Rajoy, (a) "Sobresueldos" lo ha
conseguido. Se enfrenta a su segunda moción de censura en un solo
mandato y esta vez puede que salga. Se la ha trabajado denodadamente: ha
gobernado dictatorialmente, ignorando el Parlamento; pervertido la
división de poderes; establecido la censura en los medios y atacado los
derechos fundamentales de la ciudadanía; desmantelado el Estado del
bienestar; expoliado las arcas públicas; saqueado el fondo de pensiones;
arruinado el país, al que deja con una deuda estratosférica que no se
podrá pagar; destruido la independencia judicial; aniquilado el escaso
prestigio internacional que quedaba a España.
En
definitiva, ha destruido y dividido el país por su absoluta
incompetencia. Su partido y, por tanto su gobierno, ha sido condenado
por los tribunales como una asociación de malhechores. En ningún país
del mundo seguiría gobernando un minuto más un sujeto con este historial
que no solamente es responsable jerárquico de todos estos destrozos,
sino que se ha beneficiado de ellos cobrando sobresueldos en negro.
Sin
duda debiera haber dimitido hace mucho sin que fuera necesario echarlo
con una moción de censura. Pero no lo hará porque, aparte de que la
derecha considera que el poder es de su propiedad y no tiene por qué
dimitir en ningún caso, no quiere dejar de ser aforado para no ir a
parar a la cárcel que es en donde probablemente tendría que estar.
Sus
argumentos son, patéticos: que la moción de Sánchez "debilita" a España y
"pone en peligro la recuperación", siendo así que España nunca ha
estado más débil, aislada y desprestigiada que con él y la recuperación,
una fábula fabricada por sus servicios de propaganda. Sostiene
igualmente que Sánchez no tiene proyecto y lo único que quiere es ser
presidente a toda costa.
Igual
que él, que llegó a la presidencia mintiendo como un bellaco y no
diciendo lo que pensaba hacer, sino lo que hicieron los empresarios y
banqueros. También sostiene que Sánchez ha perdido dos elecciones (2015 y
2016) que él ha ganado. Pero no dice que las ganó haciendo trampas, con
dinero negro y, por lo tanto, son nulas de pleno derecho.
Añade que el
PSOE se entrega a los independentistas con lo que también debilitará la
aplicación del art. 155 que, para este dictador sin escrúpulos morales,
capaz de hacer que los jueces encarcelen a sus adversarios políticos, es
una medida ajustada, equilibrada y proporcional. Cuando este hombre
habla, sus mentiras y desvergüenzas ciegan el horizonte.
Rajoy
y su banda son responsables directos de la quiebra de España, gracias a
su estúpida política de tratar la cuestión catalana como una de orden
público. El país es una ruina merced a la ineptitud de unos gobernantes
que solo son buenos para robar y no tanto como se creen porque, a pesar
de haber sometido a las instituciones del Estado a su intereses
partidistas, acaban por descubrirse siempre como lo que son: una partida
de malhechores. Nada que ver con un Estado democrático de derecho.
La
cuestión ahora es ver si la moción saldrá o no, a tenor de la
aritmética parlamentaria: PSOE y Podemos son 156 votos. Contando con los
17 de los indepes catalanes (aunque los del PDeCat no estén del todo
claros) salen 173. Añadiendo los dos de Bildu, 175. La falta un
diputado. La moción saldría si a ella se sumaran los 5 escaños del PNV.
Pero eso no tan evidente. Tratándose del PNV nunca nada está claro.
En
cuanto a los censores. Tras muchas vacilaciones, los socialistas
presentan la moción, pero esta solo saldrá con los votos de los indepes.
Justo la línea roja que los camisas viejas del PSOE le habían trazado
hace tres años: con los indepes catalanes, ni a beber un café. Y esa era
también la idea de Sánchez. Él hubiera preferido una coalición PSOE,
Podemos y C's, en la línea que intentó en 2015 y no le salió porque
Podemos le votó en contra.
Ahora parece que los barones, en especial el
neofranquista Rubalcaba, no le han forzado a renunciar a esas alianzas
pero solo porque piensan que serán imposibles. Para garantizarse estos
votos, Sánchez promete que convocará elecciones, cosa de la que no
quieren oír hablar el PP y C's.
Por
su lado, Podemos, ha saltado veloz a proponer la moción a la vista de
la degeneración del gobierno del PP y los partidos dinásticos. Ha
sido él, Podemos, quien ha propuesto a Sánchez como presidente. El mismo
Sánchez en contra de quien votó en 2015. Porque fue Podemos quien
impidió un gobierno distinto al de PP y quien condenó a todo el país a
estar sometido a esta banda de ladrones. La izquierda haciendo el juego a
la derecha, cosa que pasa mucho.
Sus partidarios dicen que se trata de
una mentira y que Podemos votó en contra de Sánchez porque pactaba con
C's. Pero eso es falso ya que la formación morada no hace ascos a la
naranja, por ejemplo, en la propuesta de reformar el sistema electoral.
Lo que Iglesias, animado por el contumaz Anguita, quería superar era a
Sánchez en el terreno personal y, con el señuelo del "sorpasso" al PSOE
en general. Para eso necesitaba unas elecciones. Las tuvo, las perdió y
metió al país en el pozo sin fondo de la dictadura del 155 bajo M. Rajoy
(a) "El Sobresueldos"
La
pintoresca cuestión es que, sea cual sea la vía que se tome, a los
efectos que importan, la censura y su resultado son indiferentes. La
moción no arreglará nada ni variará nada (fuera de perder de vista a ese
indigno personaje de Rajoy) en el panorama político español cuyo punto
central es cómo abordar la cuestión catalana. A este respecto no hay
avance alguno. El PSOE es tan partidario del 155 como el PP o más y con
él arrastra a una parte importante de Podemos. La "izquierda" no es
alternativa alguna a la derecha en Catalunya porque comparte el ciego
nacionalismo español de esta. Y tan partidario de la represión como el
PP. O más también incluso. Y con olvido manifiesto de la república.
La
moción, si sale, variará las formas y caras de la política española,
pero no las de la catalana que, a su vez, condiciona la española. El
sistema político español, según reconocía El País hace unos días
está bloqueado. Paralizado. Y no saldrá de la parálisis mientras no
encuentre una solución pacífica, dialogada e imaginativa para Catalunya.
Es obvio que M. Rajoy no puede y que ha dejado el país mucho peor de lo
que lo encontró.
Pero
el PSOE fracasará igualmente en donde fracasó el PP. Porque el problema
político que tiene paralizado el sistema español se llama Cataluña y
ningún partido lo resolverá porque carece de posibilidades ya que su
punto de partida es siempre el mismo, el punto de partida del
colonizador: Catalunya debe regirse desde Madrid, quizá no a través de
un partido nacional-católico, sino uno de "izquierdas". Pero esta puede
llegar a ser peor que la derecha porque parte de una falsa buena
conciencia.
(*) Catedrático emérito de Ciencia Política en la UNED