Como lo veníamos anunciando las cifras oficiales del Gobierno sobre
los enfermos contagiados y las muertes producidos por el coronavirus no
son ciertas sino superiores a las que se anuncia en la contabilidad
oficial. Desde donde ahora se reconoce que no todas las Comunidades
Autónomas han utilizado el mismo sistema para contabilizar los muertos y
los enfermos.
Y lo que nos lleva a la conclusión que el Gobierno mintió de una
manera deliberada para aparentar una buena gestión de la crisis
sanitaria y para ganar tiempo, en pos de evitar el colapso de los
hospitales y también para ver si entre tanto España conseguía
provisiones suficientes de material de protección sanitaria.
Por todo ello los discursos del ministerio de Sanidad sobre ‘el pico
de la crisis y la caída de la curva infecciosa’ carecen de credibilidad.
Y por tanto las decisiones del Gobierno -que imaginamos que si conoce
la verdad que se oculta a la población- sobre el calendario del
confinamiento y el retorno a la actividad económica podrían estar
basadas en análisis erróneos de unos expertos que nadie conoce y cuyos
informes no se han hecho públicos.
Por ejemplo, en los últimos días el ministerio de Sanidad no incluyó
las cifras de muertos en Cataluña, y ahora se sabe que son muchas las
Comunidades Autónomas que aseguran que el número de fallecidos por el
virus es muy superior al oficial, porque a muchas de las personas
muertas no se les hizo el test a pesar de los claros síntomas que
padecían.
Lo que quiere decir que el número de muertos por la epidemia en
España no son los 20.000 que anuncian las cifras del Gobierno sino que
probablemente sean más de ¡30.000! Lo que son datos de espanto, máxime si
sabemos que un 40 % podrían haber sido personas mayores que estaban en
residencias de la tercera edad.
Las que han sido focos mortales de infección contra los que el
Gobierno de izquierdas, de Sánchez e Iglesias, no lanzó un plan de
choque sanitario con la excusa de que dichas residencias eran
competencia de las CC.AA., para lavarse así las manos ante tan
dramáticas y mortíferas situaciones.
Las cifras de contagios de personal sanitario también están bajo
sospecha, y no digamos la de los contagios nacionales que ya están en
los 200.000 y que como las de fallecidos están sufriendo un repunte a
medida que ya se están haciendo test en las autonomías.
Las CC.AA. cuya contradictoria gestión también se utiliza como excusa
para justificar el caos de la compra y distribución del material
sanitario con timos incluidos (ahora descubren que 300.000 mascarillas
que fueron distribuidas por el Gobierno no sirven), ante la ausencia más
que imprescindible mando único sanitario nacional y por los errores
continuos del ministro Salvador Illa.
Y para distraer la atención y que los ciudadanos no se alarmen con el
nuevo repunte de la crisis sanitaria, el presidente Sánchez -mientras
continúa sus peleas con Iglesias sobre ‘la renta básica’- ha montado el
espectáculo de los Pactos de La Moncloa a los que de momento se resisten
los nacionalistas, Vox y PP.
Partido este último que ha aplazado hasta el lunes la conversación de
Pablo Casado con Pedro Sánchez, de la que no se esperan resultados
positivos porque el PP sólo quiere hablar de medidas sanitarias y no de
unos pactos nacionales, mientras el Gobierno está alterando,
aprovechando la crisis, las reglas del juego democrático y
constitucional del país.
(*) Periodista
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