Hace ya muchos años y al inicio de la Transición Felipe González
abogó, cuando estaba en la Oposición en favor del acercamiento de España
al grupo de los llamados ‘países no alineados’. Era el tiempo donde el
PSOE desplegaba pancartas a medias con el PCE con el eslogan de ‘OTAN
no, bases fuera’.
Pues a esos tiempos parece que regresamos con el vuelco que Pedro
Sánchez está dando a la Política Exterior de España anunciando: un
distanciamiento de Francia y Alemania en la UE de la que se acaba de ir
el Reino Unido; el reconocimiento del régimen dictatorial de Nicolás
Maduro con acercamiento a los gobiernos de la izquierda latinoamericana;
y un desafío público a los Estados Unidos, advirtiendo al Gobierno de
Donald Trump que España no aceptará que USA imponga nuevos aranceles a
productos agrícolas españoles mientras pretende ampliar su presencia
militar en España.
Vuelco radical hacia la izquierda de la Política Exterior del
Gobierno de Pedro Sánchez, sin duda inspirado por Pablo Iglesias, dado
que en tan solo 20 días de Gobierno de coalición, Sánchez ha roto los
lazos que durante los pasados 19 meses mantuvo con Macron, Merkel, Trump
y Guaidó. Y en lo que se refiere al líder de la oposición venezolana de
brusca manera tras no haberlo recibido la pasada semana en La Moncloa.
Y todo ello mientras el ministro Ábalos se reunía en Madrid con Delcy
Rodríguez, la vicepresidenta de Maduro, y Zapatero se desplazaba con
urgencia a Caracas a reunirse con Maduro y Rodríguez a gran velocidad.
De todos estos cambios, tan fulminantes como sorprendentes, el que
más llama la atención es el del público desafío a Trump después que el
pasado jueves las ministras de Exteriores y Defensa, González Laya y
Robles, llamaran a capítulo al embajador de USA en Madrid, Duke Buchan
para quejarse de la subida por USA de aranceles a las exportaciones
españolas de aceite, aceitunas y queso.
Y para advertir a Washington de que España no acepta separar los
asuntos de defensa y comercio en sus relaciones con EE.UU. y que por lo
tanto el Gobierno de España concederá a USA aumentar la presencia de
fragatas y de 600 nuevos soldados americanos en la base conjunta de Rota
si Trump incluye a España en su guerra comercial.
Esta posición del Gobierno de Sánchez parece razonable en defensa de
los intereses generales de España, pero al hacerla pública dejando en
evidencia al embajador americano, la amenaza a Trump se convierte en una
chulería innecesaria. Es como tirarle del rabo al león de la MGM y
confiar en que el rey de la selva internacional no te de un brutal
zarpazo.
Cuidado con Trump, que está en campaña electoral, que sabe que
Sánchez ha metido a los comunistas en el Gobierno y que tiene una
inagotable y muy poderosa capacidad de represalia contra España
bilateralmente, en Europa y en América Latina (vetando en USA a todas
las empresas españolas que trabajen con Cuba o Venezuela -ya están en
ello-, con vetos tecnológicos, subiendo aranceles al 100 %, y vetando a
España en foros internacionales.
Y no digamos qué pasaría si en esta pública escalada de amenazas
Trump decide llevarse sus barcos, tropas y aviones de Rota y Morón a
Marruecos (con Ceuta y Melilla en el alero), Portugal, o incluso a
Gibraltar, mientras las bases más radicales del PSOE, Podemos e
Izquierda Unida sacan a las calles las viejas pancartas de ‘Bases fuera,
OTAN no’.
No está la situación económica, comercial y financiera española como
para echarle en público un pulso al ‘emperador’, americano que además no
se anda ‘con chiquitas’ y es capaz de cualquier barbaridad, máxime
ahora que está necesitado de espectáculos para su campaña electoral.
(*) Periodista
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