Con su importante victoria electoral Boris Johnson se ha incorporado
al carro de los grandes líderes políticos que gobiernan las primeras
naciones del Planeta. Se une a su admirado Donald Trump, hoy en horas
bajas por el ‘impeachment’, al francés Enmanuel Macron que pretende
liderar la Europa post Brexit, a la canciller alemana Angela Merkel,
ahora en retirada, y a los autócratas de China y Rusia, Xi Jinping y
Vladimir Putin.
Johnson, un excéntrico como Trump, está entre los grandes por méritos
políticos y liderazgo personal, lo que no tenía su antecesora Teresa
May. Y aunque sabe que en los pasados comicios aumentaron los
representantes escoceses, ya les ha advertido que no aprobará otro
referéndum, siguiendo la recomendación expresa de la Reina Isabel II que
le ha pedido de manera clara que ‘defienda el Reino Unido.
¿Y en España, quien lidera la unidad y la política del país? Si logra
en las próximas semanas la investidura será Pedro Sánchez con 120
diputados (un tercio del Parlamento), en un Gobierno de Coalición con
Podemos, partido de extrema izquierda populista y arropado por partidos
soberanistas (PNV, ERC y Bildu) que no respetan la Constitución y
pretenden romper la unidad de España.
Lo que nos presenta un panorama desolador y preocupante porque por
otra parte no se aprecia un liderazgo alternativo y carismático en la
Oposición de la derecha y el centro político, derrotados en las urnas y
enfrentados entre sí.
El presidente del PP y jefe de la Oposición, Pablo Casado, con 89
diputados (25 % del Parlamento) y rodeado de un equipo cuyos notorios
protagonistas son Cayetana Alvarez de Toledo (que compara ETA con ERC y
el golpe del 23-F con la intentona catalana), Isabel Ayuso que no cesa
de disparatar desde la Puerta del Sol y el pequeño (en todo) José Luís
Martínez Almeida, alcalde ‘verde que te quiero ver’ de la capital del
Reino de España.
En el centro Inés Arrimadas intenta salvar los restos del naufragio
de Cs que provocó Albert Rivera; y en la derecha más conservadora
Santiago Abascal, reforzado en el mapa político, es el ancla que impide
avanzar la nave del PP.
Los que fueron gobernantes y dirigentes del centro y la derecha ya
están desaparecidos. Rivera dejó la política, Rajoy anda haciendo
chistes por los platós de televisión para vender el libro de su
desmemoria y Aznar, el que fuera ‘el padrino’ de Casado y Abascal (‘ese
chico lleno de cualidades’), brama y habla solo por los despachos de
FAES desde donde pretende montar una fábrica de ¡líderes mundiales!
(sic).
No hay alternativa y ya veremos si hay Gobierno una vez que Sánchez
se acabe de humillar ante el delincuente Junqueras para lo que está
pisando la raya de la legalidad constitucional con su discurso de
‘vaselina’ soberanista que denuncia García Paje y ayuda del
‘supremacista’ Iceta, según Lamban.
Y todo ello envuelto en un sin fin de concesiones políticas,
económicas y de infraestructuras para Cataluña que evidenciarán la
discriminación del resto de España, completado con el título honorífico
de ‘nación’ (que no estará en la Constitución), por más que lo reclamen
los separatistas (y el catedrático Jorge Esteban en un penoso y
traicionero artículo publicado en El Mundo.)
Dijo Sánchez tras su segunda investidura fallida del pasado mes de
julio que la idea de que Pablo Iglesias entrara en el Gobierno ‘le
quitaba el sueño’. Y ahora, para no tener pesadillas -‘Un monstruo viene
a verme’- Sánchez ha decidido invitar a Iglesias a compartir su colchón
-político- de La Moncloa.
Un Iglesias cuyo proyecto es la anti España y anti Europa, pero que
es el personaje más listo y hábil que circula por la política. Y al que
no le llega la camisa al cuello de pensar que se puede ir al traste el
Gobierno de coalición y su ansiada vicepresidencia.
Así está el frontispicio del liderazgo político español. Y
probablemente así nos ven los líderes mundiales y nuestros vecinos de la
UE que acaban de encontrar en Boris Johnson a un estadista que
encauzará el final del Brexit. Pero que ya veremos cómo encaja la
negociación de la futura relación del Reino Unido con la UE que
continuará su camino sin el lastre británico que, desaparecido, le
permitirá a Europa (Citius, Altius, Fortius) volar más fuerte, más alto y
más rápida de lo que hasta ahora lo ha podido hacer.
(*) Periodista
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