Pedro Sánchez no tomará ninguna decisión en Cataluña aunque arda por
los cuatro costados porque sabe que si lo hace, para reponer el orden
público y la legalidad, pondrá en peligro los 12 escaños que el PSC-PSOE
obtuvo en Cataluña en las elecciones del pasado 28 de abril. Y esos 12
escaños son, al día de hoy, fundamentales para que Sánchez pueda ganar
los comicios del 10 de noviembre y mantenerse en el poder.
De manera que Sánchez no moverá un dedo en Cataluña a pesar que sabe
(y lo oculta) que su presidente Quim Torra ha pactado con los CDR el uso
de la violencia -como aparece en unas grabaciones que están en la
Audiencia Nacional- lo que obliga a la Fiscalía del Estado a actuar de
forma inmediata contra Torra.
Pero Sánchez teme que toda actuación suya en Cataluña desviará a
parte de los electores que votan al PSC hacia opciones más radicales
como son en la izquierda catalana las de ERC, En Comú Podem (Iglesias y
Colau), Más País (Errejón) y las CUP que por primera vez se presentan a
estas elecciones generales. Lo que hace que cinco partidos de izquierda
se están disputando 20 escaños en Cataluña.
Y si los 12 escaños que el PSOE tiene en Cataluña son determinantes
para Sánchez, también lo son los 24 que tienen la Comunidad de
Andalucía, los 11 de Madrid y los 10 de Valencia. Cuatro territorios
autonómicos donde el PSOE ha cosechado en las elecciones del 28-A un
total de 57 diputados de los que Errejón aspira a llevarse 10, las CUP 2
y varios más el PP, sobre todo en Andalucía donde ahora controlan la
Junta y donde Susana Díaz está de capa y brazos caídos.
Además, la crisis catalana puede permitir a Cs recuperar algo de su
impulso perdido y la actitud de no intervención de Sánchez contra Torra
también ha de restar al PSOE votos y escaños en otros territorios
españoles además de en las cuatro Comunidades mencionadas.
Por ello, resulta imposible explicar el inmovilismo de Sánchez frente
a la violencia catalana y el desbordamiento de la legalidad sin incluir
en todo ello el temor electoral de Sánchez. Al que las últimas
encuestas sitúan en votos y escaños por debajo del resultado que el PSOE
obtuvo (123 escaños) en los comicios del 28-A.
Y si esa tendencia negativa se confirma Sánchez tendrá más problemas
para lograr su investidura de los que tuvo el pasado mes de julio y ello
le obligará, si quiere un gobierno de izquierdas, a contar con ERC. Un
motivo añadido por el que el presidente en funciones se niega a actuar
en territorio catalán.
A sabiendas Sánchez que para contar más adelante con la abstención de
ERC en su investidura -como ocurrió el pasado 25 de julio- después de
la noche electoral del 10-N Sánchez deberá conceder los indultos a todos
los golpistas condenados por el Tribunal Supremo. Porque Oriol
Junqueras quiere la plena libertad y el final de su inhabilitación para
ser candidato en las elecciones de Cataluña y presidir la Generalitat.
Aquella breve conversación que mantuvieron Junqueras y Sánchez en el
Congreso de los Diputados en la que el catalán, acercándose al escaño de
Sánchez, le dijo ‘tenemos que hablar’ y Sánchez le contestó
‘hablaremos’, se puede resumir en el siguiente doble objetivo de ambos:
Pedro Sánchez será presidente del Gobierno de España y Oriol Junqueras
presidente de la Generalitat.
(*) Pseudónimo de un veterano y prestigioso periodista cordobés
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