Volotea no es ni más ni menos que otra ‘low cost’ del montón. Es
decir, una compañía de bajo coste que opera con los mismos problemas que
las demás, que son muchos, e idénticas virtudes, que son pocas. Nos la
han querido vender como una aerolínea modélica en su segmento y
simplemente no es ni mejor ni peor que sus competidoras. O sea, más de
lo mismo.
Sus debilidades son las que caracterizan a casi todas las ‘low cost’
del mercado aeronáutico: flojo servicio en tierra y a bordo debido a una
plantilla más bien corta y no suficientemente capacitada (probablemente
por sus salarios bajos); aeropuertos secundarios en su mayoría; con
importantes ingresos extras de organismos públicos; y clara
impuntualidad.
Y digo que casi todas porque hay excepciones como Easyjet e Iberia
Express, la más completa la primera de ellas porque viene prestando
desde hace tiempo un servicio similar a las convencionales, y la más
puntual la segunda de acuerdo con todos los medidores. La Volotea de
Muñoz y Ros no supera ni por asomo a ninguna de las dos citadas.
¿Carencias? Uno de los vuelos a Génova, por ejemplo, lo cambiaron de
horario de un día para otro —de las 13 y pico a las 21,50 horas—y no
nos consta que avisaran a tiempo a todos los pasajeros—ellos dicen que
sí— con el consiguiente problema que se generó entre los usuarios con
conexiones, agendas y compromisos varios. Y en tierra no se aclaran.
El servicio de hándling lo tienen contratado en Madrid a la empresa
WFS y deja mucho que desear ¿Pruebas? Un pasajero priority le preguntó a
una de la dos empleadas que hacía el pre embarque del vuelo a Génova si
irían en autobús o entrarían en el avión directamente por el fínger.
“No lo dude: por fínger, en esta puerta D 66 y por su fila prioritaria”,
aseveró.
Cinco minutos después, solo cinco minutos más tarde, se cambió el
embarque a la puerta D65 y los pasajeros prioritarios accedieron al
avión en autobús (“ jardinera “en el argot de la aviación comercial) y
la sonriente trabajadora del hándling le dijo al pasajero preguntón, al
verlo cuando se subía en el autobús: “Al final llevaba usted razón…”
O sea, que en Madrid no vale la pena gastarse unos euros por el
servicio prioritario de Volotea ya que todos los pasajeros son
conducidos en autobuses (esto sucede con otras compañías en otros
aeropuertos españoles secundarios, mismamente Vueling). De Génova a
Madrid sí es aconsejable abonar un extra: el acceso se hace directamente
por fínger.
De lo que no tiene culpa Volotea es de que en la pantalla del pre
embarque salgan destinos distintos a donde viajan los pasajeros, como
Múnich y Mónaco. Pero si se le ha de achacar que las “voces” las den
solo en inglés e italiano en un avión ocupado por muchos hispanos. ¿Y
los pasajeros españoles o latinos que no entienden dichos idiomas? Qui
lo sa…
La virtud es el precio, pero siempre y cuando la reserva se haga con
mucho tiempo de antelación. Por lo demás, Volotea es igualita que sus
competidoras por mucho que sus fundadores se esfuercen en decirnos que
están un escalón por encima. ¿Méritos suficiente para salir a Bolsa,
como aspiran sus creadores? El mundo de las finanzas es complejo y
variopinto…
(*) Pseudónimo de un piloto mallorquín
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