MURCIA.- En términos generales los números apuntan a que las mujeres se ven afectadas por casi el doble de trastornos
psiquiátricos que los hombres. Curiosamente, cuentan con mayor facilidad
para expresarse, son más precavidas y se cuidan más que ellos. Incluso
mantienen unos hábitos de sueño y alimentación más saludables, consumen
menos alcohol, etcétera. Lo que llama la atención, sin embargo, es su
autopercepción, porque la mayoría perciben que su estado de salud es
peor que el del hombre, según señalan los datos del último estudio del comparador de seguros de salud Acierto.
Esto podría deberse, entre
otros, justo a los factores socioculturales a los que debe enfrentarse
la mujer y que incrementan su exposición al estrés: la sobrecarga
laboral a la que se suma el trabajo doméstico no compartido, la todavía
estigmatización de las madres solteras, la baja recompensa social, la
dificultad de acceso a determinados puestos, los estereotipos, etcétera.
Otro
asunto directamente relacionado con su autoestima tiene que ver con su
imagen. Sí, porque la presión social sobre la corporalidad femenina es
exagerada, en especial sobre las adolescentes, que se enfrentan a un
ideal de belleza irreal e insalubre que, en casos más extremos, puede
acabar desembocando en problemas mayores (el número de afectadas por
trastornos alimentarios, por ejemplo, se encuentra muy por encima que el
de los afectados varones).
Si hablamos de lo
satisfechos que están unos y otros (hombres y mujeres respectivamente)
observamos que no solo son ellas las que se muestran más inseguras, sino
las que también están más dispuestas a pasar por el quirófano. Hasta 7
de cada 10 lo harían en algún momento, frente a casi 3 de cada 10
hombres.
Por
desgracia, la administración pública no siempre es capaz de dar una
respuesta completa, sobre todo en lo que se refiere al apoyo continuado
que necesitan estos casos. En este punto un seguro de salud puede
resultar de gran ayuda. Este tipo de pólizas permiten al paciente
acceder a un amplio cuadro médico de especialistas, en el que también se
incluyen psiquiatras y otros expertos que complementarán la asistencia.
Las
condiciones varían de una aseguradora u otra. Algunas establecen un
número de visitas a este especialista, mientras que otras fijan esta
cantidad según la patología.
También existen pólizas que permiten al
paciente elegir libremente el especialista por el que querrá ser tratado
-en estos casos se trata de algo todavía más delicado- y se le
reembolsa un porcentaje de la factura hasta cierto límite.
Otros
servicios interesantes que incluyen algunas aseguradoras son las
consultas a través de videollamadas, especialmente indicadas cuando las
víctimas experimentan problemas para salir de casa y similares que
todavía están por abordar.
Más allá de las mujeres
referidas y en términos más generales, cabe comentar que la visita a
esta clase de especialistas continúa siendo un tabú. Y no obstante la
apertura que están experimentando lo más jóvenes al respecto, lo cierto
es que 2 de cada 5 españoles aseguran tener problemas para reconocer e
incluso para expresar sus sentimientos.
Estamos hablando de un primer
paso para decir cómo nos sentimos. ¿Si no somos capaces de formularlo,
cómo vamos a abordar el problema? Por desgracia, los datos indican que
hasta el 60% de los españoles no se ha planteado nunca asistir a
terapia.
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