BRUSELAS.- Los eurodiputados de la Comisión de
Pesca del Parlamento Europeo (PE) dieron hoy luz verde a un nuevo plan
para gestionar la pesca en el Mediterráneo Occidental centrado en las
poblaciones de peces demersales, aquellos que viven cerca del fondo
marino, cuyas capturas han caído un 23 % desde el año 2000.
El plan busca "garantizar la explotación de las poblaciones y mantener a
la vez su capacidad de reproducción" a través de medidas como la
reducción de los máximos admisibles de esfuerzo pesquero durante el
primer año en un 10 % frente al total de días permitidos entre 2012 y
2017.
Además, proponen prohibir el uso de redes de arrastre en
las aguas que quedan dentro de la isóbata de 100 metros de profundidad
entre el 1 de mayo y el 31 de julio de cada año.
Sus
objetivos son, entre otros, facilitar la implementación de la obligación
de desembarco y limitar la pesca de recreo cuando su impacto en la
mortalidad de los peces es elevada.
"Si el
asesoramiento científico muestra que las poblaciones están en riesgo, se
podrían tomar medidas adicionales, particularmente suspendiendo la
pesca para la población en concreto siempre que los pescadores afectados
reciban una compensación justa", señaló la Eurocámara en un comunicado.
El plan, que recibió el apoyo de los eurodiputados de la comisión de
Pesca por 17 votos a favor, 5 en contra y una abstención, afectará a
embarcaciones comerciales y de recreo que faenan en el norte del mar de
Alborán, el Golfo de León y el mar Tirreno, incluyendo al entorno de las
islas Baleares, Córcega y Cerdeña.
Las especies cuya
captura se verá regulada serán la merluza, el salmonete, el camarón
rosado de aguas profundas, la langosta de Noruega, los camarones azul y
rojo y el camarón rojo gigante.
Según datos de la CE,
en 2025 estarían agotadas alrededor del 90 % de las reservas de estos
peces, lo que pondría en riesgo la actividad de 1.500 embarcaciones y
podría llevar a la pérdida de alrededor de 16.000 empleos si no se
revierte la situación.
Las medidas, que deben recibir
la luz verde del pleno de la Eurocámara y también negociarse con los
Estados miembros, afectarían a 10.900 embarcaciones (el 50 % italianas,
el 39 % españolas y el 11 % francesas), según datos de 2015.
Varias asociaciones ecologistas criticaron duramente la decisión de la
comisión de Pesca, que tildaron de "desastrosa" y, consideraron, "pone
en riesgo el futuro de la pesca" en las aguas del Mediterráneo
Occidental.
El director ejecutivo de Oceana Europa,
Lasse Gustavsson, señaló que el plan "como está diseñado ahora" causará
que haya menos pescado en la mesa en Italia, Francia y España y menos
trabajos en la industria pesquera.
Además, advirtió
de que los "métodos de pesca restrictivos continuarán destruyendo los
océanos y la vida marina" y recordó que ocho de cada diez poblaciones de
peces en la región sufren de sobrepresca.
También la
oficina europea de WWF criticó que las propuestas avaladas por los
eurodiputados sean menos ambiciosas que las recogidas en el plan inicial
de Bruselas, y consideró el voto "una oportunidad perdida para abordar
las causas reales de la pesca no sostenible".
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