Como en el memorable cuento de Rudyard Kipling, El hombre que pudo reinar
(1888), María Dolores de Cospedal pudo ser presidenta de España, aunque
su historia no comenzó en el vagón de un tren en dirección a Mhow, sino
ayudando a su padre en el Partido Liberal y después trepando en el
Partido Popular, un rincón tan corrupto como la India del siglo XIX.
Ello fue posible porque ni Cospedal se aleja mucho de los trapaceros
trotamundos protagonistas del cuento ni España lo hace en demasía de
Kafiristán.
De hecho, si Cospedal abandona la política es por azar, por haber
sido desbancada en el poder por Pablo Casado, pues probablemente las
grabaciones en las que se la escucha urdir estratagemas mafiosas junto a
su marido, López del Hierro, jamás habrían podido derribarla. Ahí está
‘M. Rajoy’, otro personaje mítico de nuestra desventurada y casi
ficticia España, al que casi 400.000 euros en sobresueldos ilegales no
le hicieron ni tambalearse.
Corrupción
Si algo ha marcado la carrera política de María Dolores de Cospedal
ha sido la corrupción. Salpicada en multitud de casos, como Lezo o
Gürtel, algunas veces incluso junto a su marido, el empresario Ignacio
López del Hierro. Castilla La Mancha, el Partido Popular o las Fuerzas
Armadas vieron reforzada con su presencia la corrupción y la protección
de los corruptos, aunque seguramente pasará a la historia por la condena
del Partido Popular por corrupción mientras ella lo dirigía, así como
el rallado físico de los discos duros de Bárcenas o su “despido en
diferido”.
Incompetencia
En las Fuerzas Armadas no tuvo jamás la más mínima intención de
emprender una regeneración que cada vez resulta más acuciante. No solo
eso, sino que recientemente hemos sabido que fue capaz de paralizar la
fabricación de las fragatas F-110, que no necesitamos, para que se
pudieran introducir en ellas los misiles de la empresa, MBDA, del
exministro Pedro Morenés. No solo eso, sino que también gastó 9,5 millones de euros en que la misma empresa evaluara el misil que les quería vender.
Fue, además, responsable de perpetuar la infamia del submarino que ni
flotaba ni se propulsaba, así como del avión de transporte militar con
tan graves carencias que quisimos devolver la mitad de las unidades. En
total, por el sumidero de sobrecostes se perdieron 3.800 millones de euros.
Y por si no fuera suficiente, embarcó a España en otro ‘ciclo inversor’
de 30.000 millones de euros y se comprometió a subir el gasto militar
hasta, al menos, el 1,5%. De poco más de 5.000 millones de euros a más
de 20.000 millones de euros anuales.
Negligencia
Permitió, a pesar de las denuncias realizadas, que vehículos como los BMR o los Lince
continuaran de servicio a pesar del tétrico historial de muertes que
atesoraban. Casi cuarenta. Por ello, en solo dos semanas entre mayo y
junio, fallecieron cuatro militares en tres accidentes. Tres en BMR (uno arrollado) y uno en Lince. Siempre será responsable de esas muertes, aunque no haya, como en otros casos, jueces en este país para condenarla.
Ambición
Cospedal siguió al pie de la letra las cátedras de Vicente Sanz, ex
secretario general del PP de Valencia condenado por abusos sexuales,
cuando afirmó “estoy en política para forrarme”
o Eduardo Zaplana, exministro y portavoz del Gobierno, cuando aseveró
que “me tengo que hacer rico porque estoy arruinado”. Con esa máxima
llegó a acumular tal cantidad de cargos, nóminas y poder en el PP que
hasta sus compañeros de partido se sintieron incómodos. Y no es que
parezcan precisamente personas de fácil incomodar.
Ella llegó a cobrar,
según Emilio García Page, de hasta cinco nóminas
y su marido acaparó hasta cuatro cargos como consejero de cuatro
grandes empresas. De hecho, una frase sobre su marido, López del Hierro,
se hizo famosa cuando Ignacio González aseguró que “cobra bajo cuerda de 27.000 sitios”
dejando muy claro, en su opinión, el comportamiento avaricioso del
mismo. Quizás, por ello, en la misma conversación el ex presidente de la
Comunidad de Madrid se refirió López del Hierro como un “gilipollas de
mierda”.
Inhumanidad
Mientras estuvo al frente del ministerio de Defensa se mostró tan
inflexible como inhumana con los militares despedidos al cumplir los 45
años o con los miles de discapacitados expulsados. Valga como ejemplo
que mientras se expulsaban a los militares por una cuestión de edad el
ministerio contrataba
por varios millones de euros a empresas de seguridad en contratos que
no cumplían con la legalidad. No solo eso, no tuvo el más mínimo gesto
humano con los familiares de los fallecidos o heridos en negligencias e,
incluso, llegó a fotografiarse con los familiares del Yak-42, a los que
pidió perdón públicamente para poco después abandonar y traicionar.
Llegó hasta a rechazar indemnizarles.
Embustes
Si por algo ha sido conocida María Dolores de Cospedal fue por sus reiteradas mentiras,
rozando lo patológico. Cospedal, quizás, algún día repase su carrera
política y se pregunte cómo pudo haberse comportado así. O quizás no.
Pero lo cierto es que no mostró reticencias en negar la continuidad
laboral de Bárcenas, la condena del Partido Popular por financiación
ilegal o los pagos en B de su marido López del Hierro o ‘M. Rajoy’.
Mítica será para siempre su explicación del ya mencionado ‘despido en diferido’ de Bárcenas.
Crueldad
La ex ministra de Defensa, como lo fue Pedro Morenés o lo es ahora Margarita Robles, no sufrió ninguna contradicción por vender armas a los sauditas.
Con ella y Pedro Morenés en el ministerio se vendieron casi 1.200
millones a la coalición dirigida por Arabia Saudí que ha causado más de
6.000 civiles muertos y más de 10.000 civiles heridos. De ellos, más de
5.000 niños. Absolutamente atroz.
‘Camorrismo’
Los comportamientos mafiosos, como se han revelado recientemente,
tampoco le fueron en absoluto extraños: espió a Javier Arenas, compañero
de partido con el que mantenía una disputa, y se defendió alegando que
lo hacía para “cumplir con su obligación”.
Camorrista ha sido, también, la conversación revelada en la que
solicita al excomisario Villarejo información del hermano de Alfredo
Pérez Rubalcaba para hallar “su punto débil”.
Deslices
Pero Cospedal también será recordada por la estupidez
destilada de una broma televisiva cuando unos cómicos rusos se hicieron
pasar por el ministro de Defensa de Letonia y la hicieron creer que la
mitad de los turistas en Barcelona eran espías rusos. Más grave fue,
todavía, que diera credibilidad a que Puigdemont fuera un agente ruso
conocido como ‘Cipollino’ o que Letonia estuviera en disposición de
enviar militares para intervenir en Catalunya.
Y aun así pudo gobernar…
Decía Kipling sobre los estados nativos del Imperio Británico, algo
parecido a lo que es España para Europa, Occidente y el Capital, que “no
entienden que a nadie le importa un bledo la administración interna de
los estados nativos, siempre y cuando la opresión y la criminalidad se
mantengan dentro de un límites decentes y el gobernante no permanezca
drogado, borracho o enferme del primer al último día del año”.
Realmente, a nadie le importa España; por lo que se ve, ni a los españoles.
(*) Ex teniente del Ejército de Tierra y autor de ‘El libro negro del Ejército español‘.
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