En la vida política española, estamos curados de espantos,
y un caso más es el de ayer: la dimisión de la Ministra de Sanidad,
Consumo y Bienestar Social, una persona iba subiendo en la escala
política, desde su anterior puesto de Consejera del mismo ramo en la
Generalidad Valenciana.
Donde tuvo una ejecutoria de exterminadora de la
cooperación público-privada (CPP), acabando radicalmente con el Modelo Alzira,
de gestión de la sanidad pública con administración privada por
licitación previa, que funcionaba con gran eficiencia: menor coste que
la administración pública directa, listas de espera mucho más cortas y
satisfacción general, con una alta apreciación de mentores
internacionales, como la Escuela de Negocios de la Universidad de
Harvard y de la de Berkeley, la auditora Deloitte y el propio Tribunal
de Cuentas de la Generalidad Valenciana.
Y ahora, resulta que una
persona tan partidaria de la mayor exigencia al servicio público de
gestión directa, y despreciativa de un modelo experimentado y altamente
valorado, no era tan exigente consigo misma. Por el Máster que hizo en
la Universidad Rey Juan Carlos (URJC), con anomalías de todas clases.
Afortunadamente, la transparencia ha funcionado.
Y segundo caso de esta Nota Bene, la Diada, también de ayer, con la estimación de la asistencia de indepes
de un millón, según la Guardia Urbana de Barcelona, y de sólo 200.000
por los cálculos de la Sociedad Civil Catalana, o 386.000 por el
periódico El País.
Estaríamos, pues, ante un caso de indudable
regresión, a pesar de las movilizaciones de ANC y Omnium Cultural, y de
una Generalidad que sólo funciona para menos de la mitad de Cataluña que
es el independentismo. Conclusión: la vuelta al 155 va a ser inevitable
con el Sr. Quim Torra en la Plaza de San Jaime, y el Sr. Torrent en el
Parlamento de la Ciudadela.
Y ahora, volvemos a la crónica semanal, para
terminar con el tema iniciado el jueves 6 de septiembre: la importancia
del agua en la sociedad humana.
- El mundo en que vivimos es una hidrosfera en el Antropoceno
El planeta que habitamos es una hidrosfera, porque la superficie de
mares y océanos es el 71 por 100 del total de la Tierra. Y vivimos
también, en el antropoceno, la nueva era del cuaternario, ya
oficialmente reconocido por la geología internacional, una fase en la
que el hombre tiene la mayor influencia en todo su entorno.
En tales circunstancias, la observación del ciclo del agua, de
valorar los recursos disponibles y vigilar la distribución de los
mismos, es fundamental. Y aunque esa tarea corresponde a la FAO y otras
agencias de las Naciones Unidas, cualquier ciudadano instruido debe
tener en cuenta, que el agua ha de ser bien gestionada. Sobre todo si se
recuerda, ya que hablamos de hidrosfera, en un 97 por 100 es agua
salada. Y a pesar de los avances de la desalación, todavía dependemos
básicamente del agua dulce, de los citados 43.920 Km3.
En el mundo hay situaciones muy diversas, con ya anticipamos. Solo
por referirnos inicialmente, a los países secos, Arabia Saudí es el que
más: con sólo una disponibilidad de 230 litros por persona y día. Sigue
Libia con 300, y Egipto, en cambio es un privilegiado con 1300 litros
por persona y día. Claro es, con el Nilo.
Las disponibilidades de agua, en los países más húmedos son mucho más
elevadas, como es el caso de Canadá con sus grandes cursos fluviales,
de Brasil con el Amazonas, etc.
Precisamente el agua dulce disponible de glaciares, está en peligro
de perderse gradualmente al fundirse los hielos de Groenlandia y otros
espacios territoriales polares del norte por el calentamiento global,
así como toda la Antártida con sus 14 millones de km2,
cubiertos de un hielo de más de 1000 metros de espesor medio. Todo eso
podría fundirse en un tiempo geológico muy breve, para el siglo próximo.
De lo dicho antes, se deriva la necesidad de combatir el cambio
climático, ir contra la fusión de hielos, y elevación del nivel del mar,
y la mayor escasez de agua dulce para todos los usos.
Esas cuestiones se apreciaron en las Naciones Unidas en 1992, en Rio
de Janeiro, en la Cumbre de la Tierra, en la que el autor de esta
ponencia estuvo presente, en la Delegación del Club de Roma, con su
presidente, Ricardo Diaz Hochleitner. Luego vino el pretendido remedio
de la situación con el llamado protocolo de Kioto de 1997, que por una
serie de razones técnicas y políticas no ha tenido repercusiones.
De ahí que sea tan importante el Acuerdo de París de 2015, y
que se hagan ya cálculos para la disminución de la emisión de gases de
efecto invernadero (GEI), y sobre la sustitución de combustibles fósiles
por energías alternativas.
Es un problema a largo plazo, pero no debemos ser tan ingenuos como
para olvidarlo, aunque sólo sea pasajeramente. Los negacionistas de ese
cambio climático, podrían tener la culpabilidad de arrastrar al planeta a
una situación sin sentido de elevación de la temperatura media hasta 4 o
5 grados por encima de la preindustrial, con todas las graves
consecuencias que eso tendría. Empezando por sus competencias sobre el
agua.
Según la Unión Europea, de aquí al 2030 tendremos que reducir la
emisión de gases de efecto invernadero (GEI), las emisiones de CO2
y metano hasta llegar al 33 por 100 respecto a 1990. Y al mismo tiempo
habremos de generar energía alternativa, 30 por 100 de todo el balance
energético en 2030. Con el objetivo de que dentro del siglo XXI la
supresión de gases sea total y los sistemas renovables contribuyan al
100 por 100 de las necesidades.
- Disponibilidades de agua en España
Según el Instituto Geográfico Nacional, tenemos unas precipitaciones
medias de 800 litros por m2 y año. Lo cual, con una densidad de
población que no llega a 100 personas por km2, significa que
hay agua para todos. Pero con problemas de distribución que ya se
apreciaron en el siglo XX, por el Ingeniero Manuel Lorenzo Pardo, que
definió la descompensación hidrográfica de España. Lo que en román
paladino significa que hay muchos más recursos hídricos en la vertiente
atlántica, frente a la mediterránea, con mejor clima para la producción
agraria y mayor productividad por el clima en la segunda.
Lorenzo Pardo, de hecho fue el creador de las Conferederaciones
Hidrográficas, que hoy toman en consideración la totalidad del ámbito de
los mayores ríos españoles como el Ebro, Duero, Tajo, el Guadiana etc.
Debiendo recordarse que esas confederaciones, fueron gran invento
español, estudiado en los orígenes de la Tennesee Valley, Authority
dirigida por David Lilienthal, que envió ingenieros a Zaragoza en 1933,
cuando recibió el encargo de abordar los problemas de la cuenca del rio
Tennesee dentro del New Deal del F.Rooselvert.
Además, Lorenzo
Pardo propuso el trasvase Tajo/Segura, que se abordó en el Plan de Obras
Hidráulicas de 1933, en la Segunda Republica cuando Indalecio Prieto
era ministro de obras publicas. Después, por los avatares políticos
(guerra civil 1936/39) no se iniciaron por entonces las obras del
trasvase que, finalmente, se hicieron en los últimos años 60 y primeros
70 del siglo XXI.
Ese trasvase es una obra considerable, con una cuota de transferencia de agua de hasta 600Hm3/año. Si bien es cierto que en la los últimos tiempos, no se pasó de una cesión de más de 400 millones de Hm3/año,
pues la cabecera del Tajo tiene precipitaciones que no permiten
transportar más agua al sur y levante, por razones políticas y
ecológicas.
En cualquier caso, las aguas que se transportan a Murcia, se
aprovechan al máximo, con alto rendimientos en cultivos en general de
alta intensidad, incluyendo los invernaderos y cultivos bajo plástico.
Como también ha contribuido a desarrollos turísticos, que de otra manera
hubieran sido imposibles.
En los tiempos de sequías más prolongadas, ha habido conflictos de
entre las comunidades de Castilla La Mancha, y las de Valencia, Murcia y
Andalucía (Almería). Por lo cual, deben subrayarse que las aguas
pertenecen a la nación. Aunque lo cierto es que por razones económicas y
sociales, a veces calificadas de insolidaridad, hay graves pugnas por
la efectiva disponibilidad de agua. Con un ambiente en el que hablar de
trasvases es concitar protestas en cualquier lugar de España, a veces
con poco sentido cómo se ve, a continuación con el caso del Ebro.
- Sobre el Trasvase de Ebro
Es una comparación interesante es el hecho de que el trasvase en
china, desde el embalse de las Tres Gargantas al norte del país,
significa un total de 50.000Hm3. Mientras que el pactado trasvase del Ebro, por la menor escala de de los parámetros españoles, solo representa 1.050hm3,
algo así como algo más del doble que el embalse de El arazar, que
constituye la pieza principal del sistema de Isabel II para toda la
comunidad de Madrid[1].
El Ebro tiene un caudal medio de 600m3/segundo, con un flujo anual de 18.900 Hm3 al año, que proviene de una cuenca que tiene una superficie de 86.100 km2. Los principales embalses, en el propio río Ebro, son Reinosa (en Cantabria, 541Mm3), Mequinenza (Zaragoza 1.530 Mm3), Ribarroja (Lérida, 541 Mm3), y Flix (Tarragona, 76 Mm3), con un total de 2.387 Mm3. La capacidad del flujo anual de agua, y la cantidad asignada al trasvase del Ebro, de 1.050 Hm3, sería, el 5,83 por 100, de su flujo y el 13,70, de la capacidad de los embalses de toda la cuenca del Ebro, que son 7.654 Hm3[2].
El trasvase del Ebro fue aprobado por el segundo gobierno de Aznar a
principios del milenio, y en 2004 se iniciaron las obras. Pero con el
cambio de gobierno a Rodríguez Zapatero, quedaron suspendidas. Sin más
explicaciones, por la renuente posición de Cataluña al respecto.
Que las aguas del Ebro son necesarias es algo perfectamente cuantificado. Y de los 1.050 Hm3
de total transporte posible, se suponía que 150 iban a Cataluña, 315 a
la confederación del Júcar (Valencia) 450 a la del Segura (Murcia) y, 95
a la Confederación del sur (Almería). Aparte de eso, se dedicarían 45Hm3 para ciertos abastecimientos, y 55 a temas de regulación hídrica.
Sin embargo, la oposición manifiesta al trasvase impidió que hoy ya
esté funcionando, a pesar de las innovaciones introducidas por razones
de medio ambiente: transporte de agua por tubería, un 35 por 100, otro
36 por 100 a cielo abierto, un 11 por 100 en túneles y un 2 por 100 en
acueductos.
También hay que subrayar el hecho de que un gobierno socialista como
el de Rodríguez Zapatero, entró en contradicción con los tiempos de
Felipe Gonzales, cuando el ministro de obras públicas por entonces Sr.
Borrell, había previsto un trasvase del Ebro de por 1.600 Hm3.
El Prof. Jaime Lomo de Espinosa ha planteado, recientemente que las
grandes lluvias de la primavera de 2018 habrían permitido, en sólo unas
semanas, abastecer todo el sistema en vez de entregar más de 2.000 Hm3 al mar[3]. Y eso sucede prácticamente todos los años.
Definitivamente, el autor de esta ponencia es favorable al referido
trasvase, que favorecería al desarrollo de poblaciones y turismo en el
Mediterráneo, con un gran aporte a los sectores agroindustriales,
turísticos y urbanístico. Y no vamos a entrar aquí y ahora en el tema de
los estudios de factibilidad, que ya se hicieron para 2004.
Y con las referencias hechas al Trasvase del Ebro -insuficientes,
desde luego, porque es un tema merecedor de mayor amplitud-, terminamos
hoy el artículo iniciado el pasado jueves 6 de septiembre. Habiendo
intentado subrayar la importancia del agua, que no es un tema tan obvio,
y sobre el cual es preciso reflexionar más.
Y como siempre, los
lectores de Republica.com pueden comentar con el autor vía castecien@bitmailer.net.
[1] https//elpais.com/2003/0602/actualidad/1054541825-8502
[2] Información en base a la Web de la Confederación del Ebro. Cálculos del autor
[3] Jaime Lamo de Espinosa, “La España seca pide una solución”, Vida Rural, mayo 2018, págs. 3 y 4
(*) Doctor en Derecho y Ciencias Económicas
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