MADRID.- Desde el 1 de septiembre no se podrán
fabricar ni vender bombillas halógenas. ¿La razón? La
entrada en vigor de una normativa europea que tiene como objetivo
favorecer el uso de tecnologías LED más eficientes y sostenibles.
Concretamente, la normativa afecta a las bombillas halógenas clásicas que generalmente están hechas de cristal, emiten luz omnidireccional, tienen casquillo E27 ó E14, así como algunas bombillas no direccionales con casquillos G4 y GY6.35. No obstante, los distribuidores podrán vender los stocks almacenados hasta fin de existencias.
Con esta medida, la UE busca incrementar el ahorro energético en los hogares,
promoviendo el uso de bombillas que sean más eficientes y con una carga
de residuos menor.
La clave de la diferencia entre halógenos y LED
estriba en que estas últimas tienen un gas en su interior, de yodo o
bromo, cuyo desgaste del filamento es menor.
El responsable de Energía de Ecologistas en Acción, Javier Andaluz ha indicado que la aprobación de esta medida implica "un gran paso".
Sin
embargo, cree que en una vivienda la iluminación es un factor "pequeño"
de consumo porque hay otros aparatos "más contaminantes" como grandes electrodomésticos o contar con varios televisores.
"Si coges la factura total de una casa, contamina más la lavadora o la calefacción que una bombilla", afirma.
Por
su parte, el investigador del CSIC en el Instituto de Microelectrónica
de Barcelona Xavier Perpiña, recuerda que estas nuevas lámparas tienen
un coste más elevado y que su proceso de reciclaje también conlleva un gasto que no se recupera en su totalidad.
No hay comentarios:
Publicar un comentario