MURCIA.- La plataforma No Es Sano, que promueve una reforma del sistema de innovación de los medicamentos, denunció el alto precio de los oncológicos
pese a la gran inversión pública para su desarrollo e investigación y
ha lamentado que las industrias farmacéuticas pongan en peligro el
acceso a esos tratamientos.
Cinco expertos en la materia
analizarán a las 19 horas de este lunes en el hemiciclo de Letras de la
Universidad de Murcia (UMU) en el campus de La Merced esa situación, así
como la falta de transparencia al fijar esos abusivos precios, como apunta un estudio de esa entidad, que aglutina a diez organizaciones relacionadas con la salud.
Según el informe de No Es Sano, los medicamentos para tratar el cáncer son de los más caros,
de los que más ingresos generan a la industria farmacéutica y, a pesar
los fondos públicos que se destinan a investigación y ensayos clínicos, duplicaron su precio en los últimos diez años, lo que impacta directamente en los sistemas de salud, incrementa el gasto farmacéutico y limita su acceso.
La
organización destacó que en España algunas de las terapias más
empleadas en los casos de cáncer alcanzan los 30.000, 40.000 y hasta
100.000 euros por paciente al año, cifras «inasumibles» para el sistema
sanitario, más aún teniendo en cuenta que cada vez se diagnostican más
tumores. De hecho, de los 247.000 que se detectaron en 2015, se calcula
que se pasará a 315.000 en 2035, un 30% más.
No Es Sano denunció que esos precios son fijados por las farmacéuticas en un «marco regulatorio poco transparente»
que beneficia a esas compañías, a lo que se suma que en España no son
accesibles los datos de los acuerdos a los que llegan los sistemas
sanitarios con ellas para comprarles esos medicamentos.
La plataforma analizó cuatro casos concretos «reveladores» de fármacos clave contra el cáncer en los que entre el 50 % y el 70 % de los ensayos clínicos se hicieron con financiación pública
y generan hoy miles de millones de euros en ingresos a potentes
laboratorios como Roche, Sanofi, Novartis, Gilead y Genetch, entre
otros.
Muchos de esos medicamentos multiplicaron sus precios hasta
alcanzar cifras astronómicas o han cambiado de nombre para poder
encarecerse orientados al tratamiento de otras enfermedades.
Por
todo ello, No Es Sano exige una bajada de esos precios y que se fijen a
partir de los costes reales de investigación y producción, así como
conocer el precio real que pagan los sistemas de salud y transparencia
en las negociaciones con las farmacéuticas.
También reivindica más financiación pública para la investigación y desarrollo de estos fármacos, pero a la vez más control en sus precios y regulaciones que sancionen los abusos de competencia.
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