Cuando Aznar dijo que su gobierno era el de “los mejores”
estaba haciéndonos mirar el movimiento de la mano izquierda mientras se
guardaba en la manga y con la derecha la carta marcada. En verdad estaba
haciendo, otra vez, una estafa piramidal. En esas estafas, te
dan por tu inversión intereses muy altos mes a mes durante un corto
plazo, pero en el medio plazo te fastidiaste porque el conjunto de la
inversión se la quedan y no te la devuelven.
Aznar pactó con los
sindicatos allí donde la arrogancia del PSOE no lo había permitido,
pactó con los vascos y le arrancó a Arzalluz declaraciones de amor,
habló catalán en la intimidad, llamó a ETA Movimiento vasco de
liberación nacional. Al tiempo y con la complicidad de una sociedad
embelesada, iba sentando las bases para el saqueo de España. Todavía andamos en esas.
Pero a la justicia en España le pasa como a la educación pública, que
aunque hagan unos esfuerzos titánicos para cargársela, siempre hay
destellos de luz que emocionan. Zaplana era la joya de la corona
azanarista y luego mariana. No en vano, Rajoy fue Secretario General
del PP gracias a Rita Barberá, a Camps, a Fabra y a Zaplana, vaya usted a
saber en qué orden.
Por eso Rajoy lo nombró Portavoz de su gobierno.
El también estaba en política para forrarse, como le dijo por teléfono
Vicente Sanz, Secretario General del PP en Valencia, allá por 1994.
Zaplana no le contestó “qué cosas tienes” o “pensemos en el interés
general”. Estaba en la onda y sabía de qué estaban hablando. Como todos
en el PP: todos.
De los invitados por Aznar a la boda de su hijo hay más bajas que en
la guerra de Marruecos, incluidos monarcas y dictadores. El convite lo
pagó Francisco Correa y eso tiene mal fario. Quedan tres
Ministros de Aznar que no están de una forma u otra enmerdados. Pero no
nos hagamos ilusiones. Ana Pastor también estuvo en esa boda, y eso es
como una maldición egipcia. Y repito: todos saben cómo vivían
sus compañeros y de dónde salían los dineros. Son todos cómplices cuando
menos porque han callado.
Decía Galbraith que la memoria del último tipo dura 15 años.
Vuelve Aznar. Y hay enajenados que comprarán preferentes. Algunos
reincidentes. Pese a la estafa piramidal aznarista que dejó a España
exhausta cuando llegó la crisis de 2007, Aznar quiere ahora una
segunda oportunidad y ha entendido que quien puede brindársela es
Rivera, Albert, español de esta manera de ser españoles que tienen las
derechas españolas. Esos que roban y van a juicio con la pulserita de
España en la muñeca.
Tanto Aznar como Zaplana vienen colaborando con Rivera, especialmente
pasándole sus redes clientelares para que Ciudadanos compense la falta
de militantes en los territorios. El Alicante de Zaplana es hoy
de Ciudadanos. Pero no hay problema, porque Rivera mira a un corrupto y a
un decente y sólo ve dos españoles; ve a Amancio Ortega y a
las aparadoras de Elche que cosen calzado en sus casas y ve españoles.
Ve a Zaplana, al que han pillado por la codicia de otra casa de esas de
verdad de lujo, y a Manolita, a la que quieren desahuciar de la mina de
la Camocha en Gijón y sólo ve dos españoles. Tanta mierda solo la tapas con una bandera muy grande y las lágrimas de Marta Sanz cantando la Martellesa.
Es lo que tiene contar siempre con los mejores. Que ves a
Zaplana y a Aznar, a Rita Barberá y a Cifuentes, a Fabra y a Montoro, y
solo ves españoles, muy españoles y mucho españoles. Vamos, los mejores.
Capaces de insultar al PP por el cupo vasco y aprobar un cuponazo
arbitrario para que le apruebe los presupuestos.
Me temo que Rivera se
está creyendo los titulares que les maquillan cualquier cosa que hace.
Todo tiene una segunda oportunidad, pero como espectáculo, decía allá
por el 68 Guy Debord. Tal como éramos. Y entonces Rivera, que puede
decir una cosa y la contraria, criticar al PP, sostener a Rajoy,
insultar a Cifuentes, votar a Garrido, envolverse en la bandera, callar
el cuponazo, tener un tesorero embargado que ha mentido en una comisión
de investigación, “celebrar” la detención de Puigdemont y “lamentar” la
detención de Zaplana.
De momento, la justicia alemana nos está
diciendo que judicialmente no somos los mejores. No quiero ni pensar
cuando manden la orden de extradición de Valtonic por escribir letras de
canciones. Con estas cosas y lo de la Rey Juan Carlos van a rescindir
todos los convenios de colaboración con España. Y si somos los mejores
bueno y qué.
(*) Profesor titular de Teoría del Estado en la UCM
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