Antonio García-Trevijano Forte (Alhama de Granada
18 de julio 1927-Madrid 1 de marzo 2018) ha sido despedido con
obituarios que le describen de modo coincidente como jurista, abogado,
político y pensador republicano. Se mencionan algunas iniciativas casi
desconocidas como su intervención en los preparativos de una huelga de
1967 y también su condición de promotor de la Junta Democrática en julio
de 1974 donde le acompañaba el Partido Comunista de Santiago Carrillo y
algunos connotados juanistas como Rafael Calvo Serer.
Trevijano, en escrito a la sala segunda del Tribunal Supremo ante la
que interpuso querella a Emilio Romero que era Procurador en Cortes y
Consejero Nacional del Movimiento, se definía a sí mismo en los
siguientes términos: "El querellante es don Antonio García-Trevijano
Forte, mayor de edad, casado, vecino de Madrid, con domicilio en el
Paseo de la Castellana, número 106.
Notario excedente, abogado del
ilustre colegio de Madrid, letrado de la empresa 'Madrid, Diario de la
noche, S.A.' y de sus redactores, empleados y obreros. Condecorado con
la Cruz de la Independencia de la República de Guinea Ecuatorial y con
la Orden Real Khmer de Camboya, ambas las más altas condecoraciones de
dichos países".
A partir
de ahí sería interesante recorrer su trayectoria como Notario, las
plazas que ocupó y las condiciones de su excedencia. También precisar
las circunstancias de las condecoraciones de las que blasona y por
quienes le fueron otorgadas. La primera, por Macías Ngema presidente de
Guinea Ecuatorial a título vitalicio donde instaló a partir de la
independencia del 12 de octubre de 1968 el reino del terror. De ahí
sería derrocado el 3 de agosto de 1979 para ser fusilado con sus
secuaces el 29 de septiembre.
La segunda, concedida por el príncipe
Norodom Sihanouk del que trataremos en pieza separada. A recordar la
participación relevante de Trevijano en la redacción de la Constitución
de Guinea y su apoyo a Francisco Paesa al que consiguió que el
presidente Macías encomendara la dirección del Banco Nacional de
Guinea. Nunca se explicó por qué, poco después de su nombramiento, Paco
Paesa se llevó a Suiza el dinero que todavía quedaba en las arcas del
banco guineano del que nunca más se supo.
Como letrado de la empresa 'Madrid,
Diario de la noche, S.A.' y de toda su plantilla quede la referencia de
que fue el primero en cobrar cuando se produjo la venta del solar que
ocupaba su sede a la inmobiliaria SAGAR de Luis García Cereceda,
personaje luego devenido famoso. Trevijano tuvo la brillante idea de que
el derribo se hiciera mediante una voladura controlada que se llevó a
cabo el 23 de abril de 1973, año y medio después de la orden de cierre
dictada por el gobierno de Carrero el 25 de noviembre de 1971.
El
resultado de la aparición en primera página de los periódicos de medio
mundo de esas imágenes imborrables proporcionadas por la explosión de
las cargas de dinamita fue desde entonces un oprobio permanente para la
dictadura. Al juez de lo social que intervino para sancionar el despido
inevitable de los empleados le asombraba entonces el caso único de que
la empresa y los redactores, empleados y obreros de la plantilla del
periódico comparecieran con el mismo letrado.
Pero la suerte de una y
otra parte fue muy desigual. Los trabajadores fueron liquidados con
indemnizaciones exiguas que aceptaron por solidaridad con la editora,
víctima como ellos de la orden de cierre, mientras que el letrado
compartido se hacía abonar una minuta suculenta.
Otra batalla relevante fue la que Trevijano llevó a cabo para organizar
un sindicato de accionistas con el intento de descabalgar a Jesús de
Polanco del diario 'El País' mediante una compra de acciones que fue
tildada de clandestina. Operación de la que, según Mari Cruz Seoane en
su libro Una historia de 'El País', García
Trevijano no salió mal parado porque se saldó con una sustanciosa
plusvalía para su inversión además de un pacto por el cual el diario
publicaría en los años siguientes algunas tribunas y daría relieve en la
sección Gente a las actividades hípicas de su
hijo.
Paradójicamente, dice la historiadora, el resultado fue que
Polanco y su entorno pasaron a ser los principales accionistas. Además
de consolidar de manera irreversible a Juan Luis Cebrián que había
sabido acudir a tiempo en socorro del vencedor.
En el ámbito periodístico el personaje Trevijano siguió reverberando
porque la leyenda de su fortuna atraía como un panal de rica miel a las
moscas. Entre sus aproximaciones a diversos proyectos se recuerda el
caso del semanario 'Reporter'. El letrado les dijo a los náufragos del
'Madrid' que ansiaban salvar el pan de sus hijos, que si era por eso
pondría una panadería. También repetía "el que vaya primero me verá la
espalda". Pero enseguida le perdieron de vista.
(*) Periodista y físico
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