Es un
periódico venerable, centenario, de gran peso e influencia
desde su fundación en 1903. Pero primero con la proximidad del
cambio de soberanía de Reino Unido a China a finales del siglo
pasado y desde entonces con los avatares de la nueva
administración, ha ido cambiando de manos. El magnate Rupert
Murdoch lo vendió en 1993, y el nuevo propietario malayo hizo lo
propio en 2015. Ahora el duelo es el gigante de internet Alibaba. Ahí
puede estar el detalle.
The
South China Morning Post, el gran diario de Hong Kong, publica este
viernes un editorial insólito. Tema: España, Cataluña, Rajoy,
separatistas, el 21-D, la UE. Título: ‘Es preciso un compromiso en el
punto muerto español’. La primera frase es un zasca doble: ‘Los
separatistas catalanes y el Gobierno español han conseguido poco después
de meses de tacticismo, amenazas e intimidación’.
El 21-D, continúa, ‘no ha decidido nada’ y la situación es la de un
Rajoy que rehúsa ceder y unos partidos independentistas que ‘retienen su
estrecha mayoría parlamentaria pero a los que les falta apoyo popular’.
En estas circunstancias, con riesgo de que se cierna la violencia, ‘ya
es hora del compromiso y de la mdiación’.
El SCMP, como también se conoce al diario, sintetiza cómo se ha
llegado a este punto muerto con lo sucedido los últimas meses: la
Constitución ‘no permite que una región vote sobre la independencia
porque es una decisión que debe tomar toda la nación’; Madrid ‘hizo bien
en responder a la ilegalidad de los separatistas en un referéndum y la
declaración unilateral de independencia con la toma de control’; la
policía usó la fuerza para intentar frenar la votación; la indignación
hizo que el 21-D el PP acabara último.
Luego hay dos párrafos clave. Primero: ‘La participación récord
demostró que la mayoría de los catalanes no quieren romper con España.
Ni quieren irse de la UE, aunque respalda con firmeza a Madrid. Eso pone
a Bruselas en una posición fuerte como potencial mediador, e incluso
aunque hasta ahora ha sido tibio ante la idea, debería dar un paso
adelante para ayudar. Ahora hay incluso más incertidumbre, con los
independentistas en 70 escaños de 135, pero sin lograr una mayoría de
votos, y con el partido pro-Madrid ganador, pero sin suficiente apoyo
para formar Gobierno’.
Segundo párrafo: ‘Los tres partidos independentistas discrepan sobre
la ruta a seguir y todas las probabilidades de que uno de ellos se pase
de la raya. Madrid tiene decisiones importantes que tomar sobre la
autonomía de Cataluña, que fue suspendida tras la declaración de
independencia, y sobre qué hacer con los políticos secesionistas que
están en prisión o en exilio, como el depuesto president Carles
Puigdemont. Rajoy hasta ahora ha rechazado las ofertas externas de
mediación, pero ser un cabezota es una mala estrategia’.
¿A cuento de qué viene que un periódico al otro lado del mundo
dedique nada menos que un editorial nada de trámite, sino con mucho
fondo, sobre algo tan distante? La respuesta puede estar en los
intereses chinos. Primero económicos: la inestabilidad no ees buena para
el comercio y los negocios. Y en segundo lugar, la condición de Pekín
como gran potencia global. Será un país lejano, pero los chinos están
cerca de todo, están en todas partes.
Esa voluntad de presencia la definió Joseph Tsai, número dos de
Alibaba tras el presidente ejecutivo Jack Ma, de la siguiente manera:
‘Hoy vemos que cuando los medios de información tradicionales de
Occidente cubren lo que pasa en China, lo hace con una óptica
particular. A través de esa lente, China es un Estado comunista y todo
lo que se deriva de eso. Muchos periodistas que trabajan en esos medios
occidentales pueden no estar de acuerdo con el sistema de Gobierno en
China, y eso contamina sus informaciones’.
Puede haber mejores actos de sumisión al poder. De proximidad a las
tesis de Pekín. Y a sus intereses. Puede haberlos, pero es difícil
plantar cara al partido y al Gobierno, por mucho que digan que es
parcialidad occidental. Por tanto, y dado que el periodismo occidental
no es ecuánime respecto a China, Pekín se lo va a proporcionar vía Hong
Kong. Al menos en parte. Es una especie de silogismo que explicaría la
operación de Alibaba al comprar el SCMP hace dos años.
Fue, como se comentó en su momento y se recuerda de tanto en tanto,
una copia de lo que hizo Jeff Bezos, el fundador de Amazon, al adquirir
en 2013 un entonces algo renqueante The Washington Post. Si Alibaba es
la copia de Amazon en comercio electrónico, la compra de un periódico de
referencia es la copia de un movimiento estratégico.
Con una diferencia: no es una copia exacta, ni simétrica. Ambos
diarios hablan de independencia editorial, pero el WP la entiende a
diario como un deber de control del poder, y se las tiene una y otra vez
con la Casa Blanca de Trump. En cambio, The South China Morning Post
puede intentarlo, pero parece entenderlo de otra forma o le fuerzan la
mano: el verano pasado, subió a su portal una información que vinculaba a
la mano derecha del presidente Xi Jinping con un inversor de Singapur.
Estuvo en la red menos que un santiamén: fue borrado a las cuatro de la
madrugada siguiente.
La anécdota sugiere más bien otra hoja de ruta del SCMP: la vía del
Kremlin, con sus dos arietes mediáticos para difundir los intereses
rusos, Russia Today y Sputnik. Han estado en primera plana de muchos
países con sus versiones forzadas, tergiversadas, intencionadas y hasta
malevolentes de lo que pasa en EEUU, en Reino Unido, en Alemania, en
España con Cataluña…
Bueno, hay una diferencia. Los medios rusos son más agresivos, por su
histórico complejo de inferioridad que traducen en fuerza y
bravuconería. Pero como dijo un estudioso del país asiático, los chinos
no creen que son superiores: saben que lo son. Es otro verbo, otra
filosofía.
(*) Periodista
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