Fernando López Miras tenía decidido
promover el cambio en la delegación del Gobierno desde su propia toma de
posesión. Así lo podrían atestiguar en su entorno. Una actitud en línea
con la que mantuvo su antecesor, Pedro Antonio Sánchez, quien nunca
compartió química con Antonio Sánchez-Solís. Pero PAS no encontró la
llave para abrir la sede de la delegación, quizá porque él entró a San
Esteban al mismo tiempo que el otro a Teniente Flomesta, y cualquier
destitución en ésta habría resultado prematura.
Sánchez Solís, en
realidad, acabó resultando la última isla puramente valcarceliana en el
complejo político regional que resultó de las elecciones de 2015. Tal
vez el único que reportaba a Bruselas. No olvidemos que Sánchez-Solís se
subió al coche oficial al mismo tiempo que Valcárcel, quien lo ha
llevado de acá para allá, siempre en segunda línea de las respectivas Consejerías por las que ha viajado, pero con más audiencia ante el jefe
que el consejero de turno, y la primera vez que se ha bajado sin destino
inmediato ha sido esta semana.
Había sustituido a Bascuñana
cuando éste tuvo que dimitir forzadamente por los compromisos firmados
entre PAS y Ciudadanos para la investidura. Palabras mayores. De
Bascuñana, el hombre de las decenas de cuentas bancarias, once años sin
acudir al cajero, imputado en Novo Carthago y poco disciplinado ante la
Guardia Civil en los controles de alcoholemia, dicen algunos del PP que
fue durante un tiempo propietario de un mázinger que permitía abrir
automáticamente la puerta del garaje de la sede central de Génova, y
esto sin cargo que pudiera acreditarle para esa confianza. ¿A quién iría
a ver?
Era un intocable, o eso creía él, como algunos otros. Desde
luego, Valcárcel todavía no lo ha olvidado: «Bascuñana está triste;
habría que volver a contar con él de alguna manera», ha recomendado el
eurodiputado a los de la nueva hornada popular que dirigen ahora la
Comunidad y el partido. Es una buena previsión: hay que evitar la
tristeza a quienes han prestado grandes servicios al PP, aunque se
desconozca en qué consisten. Por si acaso fueran servicios delicados.
Y
Valcárcel se adelantó a PAS para colocar en la delegación a otro de los
suyos, Sánchez-Solís, éste presentado en apariencia como un hombre de
perfil técnico, pues quien entraba en San Esteban iba a acaparar todo el
protagonismo político. Pero el nuevo delegado había ocupado un papel
central en el rifirrafe de la anulada concesión a Sacyr del aeropuerto
de Corvera, con mucho ruido y pocas nueces técnicas o políticas. Es
sabido, sin embargo, que en el PP los premios y los castigos no dependen
de los resultados de gestión, sino de otras cosas, como la lealtad
personal y los subsiguientes etcéteras.
INCOMUNICADOS.
Estábamos en que Teniente Flomesta y San Esteban no comunicaban. Ni con
PAS ni con FER. Tras dos años de legislatura era la hora de sustituir
al intruso una vez que el segundo llegaba a la presidencia. Los
incidentes en las vías ferroviarias y la perplejidad del ministro de
Fomento al tratar de contactar infructuosamente con el delegado de
Murcia para hablar sobre el asunto cuando éste disputaba su habitual
partido de tenis, abrieron la puerta a un relevo que la vicepresidenta
Sáenz de Santamaría, de quien dependen estos nombramientos, debió ver
con más lógica si era apoyado o sugerido, no sólo ya por López Miras,
sino por De la Serna y hasta por el vicesecretario popular Maroto, quien
parece haber establecido lazos de confianza en los pasillos del
Congreso con el nuevo delegado, Francisco Bernabé.
El
nombramiento de éste se ha hecho esperar porque Soraya, no sé si el
lector lo sabe, ha estado muy entretenida durante las últimas semanas
con un asunto de menor importancia: Cataluña. Pero todo llega. El cambio
en la delegación no puede atribuirse a una decisión rutinaria, pues es
el único de sus características que se produce en este contexto en
España.
La clave está en lo ya comentado: Sánchez-Solís no era un hombre
en línea, aplicado solo a cumplir con las rutinas de su cargo. La
versión oficial es que en la delegación se precisaba de una persona con
más entidad política. Y ahí es donde aparece Bernabé, quien, por cierto,
tuvo en su staff en su etapa de consejero de Fomento a Sánchez-Solís
como director general de Transportes. El contrapunto físico que
reproducen, el uno de baja estatura, enjuto y fibroso, y el otro
voluminoso, apabullante y sobrado puede trasladarse también a lo
político.
López Miras se ha traído a Bernabé de nuevo a Murcia
sin ningún complejo acerca de la posibilidad de que el de La Unión se lo
acabe comiendo con patatas. Frente a lo que algunos puedan desear, el
actual presidente de la Comunidad no tendrá rival en el partido al menos
durante el tramo previo a que se juegue la finalísima en la primavera
de 2019. Y para ese envite necesita poner en funcionamiento todos los
activos.
El presidente confía en que Bernabé despliegue la
capacidad que le supone para ayudarle a reforzar la acción política
(área de la que es vicesecretario en el partido): patear la Región y
transmitir buen rollito en favor del que será candidato popular a las
autonómicas. El nuevo delegado ha convocado a los responsables de las
direcciones provinciales bajo su dependencia en reuniones sucesivas que
se celebrarán entre mañana y el martes. Sin perder un minuto. Un gesto
indicativo de que Bernabé pretende proyectar la actividad política y
administrativa del Gobierno central en Murcia más allá de la función
exclusiva de la seguridad ciudadana que más comúnmente se le atribuye.
Hay
en el Gobierno regional quienes aseguran que López Miras ´ha fichado´
al de La Unión con una advertencia previa: «No te me vengas arriba y te
pongas a trabajar para ti. Te necesito para que trabajes para mí», pero
quienes dicen conocer bien a Bernabé aseguran que, en todo caso, se
trataría de una advertencia innecesaria, «porque ha demostrado ser una
persona muy leal y porque el delegado es un cargo importante para él y
se lo debe a quien se lo debe».
METERSE EN CHARCOS. Bernabé
es ya un político que arrastra algunas ronchas, casi todas gratuitas y
debidas a su espontaneidad. Breve repaso: oponerse al puerto del Gorguel
como alcalde de La Unión y reivindicarlo al ser nombrado consejero de
Fomento; prometer la llegada del AVE para ir a celebrar la Nochevieja de
2015 a Madrid, lo que en el propio seno del PP le ha valido el
´cariñoso´ apelativo de Paco Uvas; el descalabrante discurso en el
Congreso sobre las virtudes de cortarle el rabo a los perros...
Son
charcos en los que se ha metido voluntariamente, diríase que sin
necesidad, pero cuya fuerza mediática y la facilidad para su
deconstrucción en redes sociales restan credibilidad a sus vaticinios y
lo dibujan como una personalidad escasamente refinada. De ahí que muchos
adelanten el prejuicio de verlo, en su nuevo papel de responsable de
los Cuerpos y Fuerzas de Seguridad del Estado en la Región como el
hombre de la porra.
A lo que ayudan no poco las declaraciones,
habitualmente pintorescas, de su hasta ahora colega de escaño Teodoro
García: «No aconsejo a los enemigos del futuro de la Región que se
pongan enfrente de Bernabé». Y ya se sabe que los enemigos del futuro de
la Región son todos aquellos que discrepen de la política del PP.
No
obstante, habrá que admitir en Bernabé cierto arrojo en el interior de
su partido, como cuando se convirtió en la única voz que criticó
abiertamente que Valcárcel, entonces en todo su poderío, hubiera cedido
la sede regional del PP al exconsejero Marqués, imputado en casos de
corrupción y ya sin carné, para que celebrara una rueda de prensa. Desde
entonces Valcárcel se hace el indiferente ante la presencia de Bernabé,
aunque siguen obligados a coincidir en las reuniones de la dirección
del PP, uno como presidente de honor y el otro como vicesecretario
general.
El nuevo esquema, al menos de principio, es que se
abrirán las líneas entre San Esteban y Teniente Flomesta. Uno de los
pasos de refuerzo para intentar que, llegada la Navidad de 2019, los
dirigentes del PP puedan tomarse las uvas en ambas sedes. A ver si esta
vez Bernabé acierta.
López Miras se entrevista con Diego Conesa y Miguel Sánchez
El
recién estrenado secretario general del PSOE, Diego Conesa, tiene hoy
cita en San Esteban, donde celebrará su primera entrevista con el
presidente de la Comunidad. Fernando López Miras recibirá también a
Miguel Sánchez, portavoz de Ciudadanos. Aunque el líder socialista ha
avanzado que podría establecerse una relación de asuntos con
coincidencias básicas para impulsar la Región, es con Sánchez con quien
el presidente tiene más esperanzas de establecer una relación
colaborativa.
El líder de Ciudadanos tenía con Pedro Antonio Sanchez
mayores dificultades de entendimiento personal a causa de la competencia
política en tiempos de militancia juvenil que arrastraron recelos para
las circunstancias actuales. Sin embargo, con López Miras hizo buenas
migas en los pasillos de la Asamblea antes de que éste fuera elevado a
la presidencia.
¿Y si tocara a Andrés Ayala resolver el expediente a Pilar Barreiro?
Hay
a quien le entra la risa floja tan sólo de pensar que el expediente que
el presidente del PP de Cartagena, Joaquín Segado, se propone abrir a
la exalcaldesa Pilar Barreiro por supuestos viajes de placer a cargo de
la empresa concesionaria de aguas en el municipio, caiga en la Oficina
del Cargo Popular, dirigida por su paisano y exdiputado Andrés Ayala.
Las relaciones políticas y personales entre Barreiro y Ayala han sido
casi siempre manifiestamente mejorables, y sería glorioso que el segundo
tuviera que analizar si el comportamiento público de la primera se
atiene a las reglas de la ortodoxia que marca el PP, si es que
existieran tales reglas. Y si en caso de que Ayala estuviera obligado a
examinar ese asunto podría esperar de Barreiro que ésta le replicara con
apelaciones incómodas para el examinador.
(*) Columnista
http://www.laopiniondemurcia.es/opinion/2017/11/12/uvas/874576.html
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