Primero ¿dónde estaba el Rey Felipe VI cuando ocurrió el atentado del
terror islámico en la Rambla de Barcelona? No se sabe y queremos
saberlo por más que esa escapada la haya organizado la Reina Letizia en
secreto, lo que permite especular de que hayan estado navegando en
compañía de alguien no recomendable como el famoso y presunto
delincuente el ‘compi yogui’ Javier López Madrid. Por cierto muy mal el
comunicado del Rey hablando de ‘asesinos y criminales’, ese no es el
tono del Jefe del Estado.
¿Y Rajoy? Pues Rajoy como siempre por la sombra, pisando huevos con
mucho cuidado, sin ejercer su autoridad y acudiendo a Barcelona como si
fuera el capellán del Gobierno español en vez de tomar el mando de una
vez por todas, o de decretar la Alerta 5 -que es lo debió haber hecho
cuando se detectó el segundo ataque terrorista de Cambrils- y de asumir a
partir de ese momento el mando completo de toda la operación política y
policial.
Pero Rajoy no se atreve a plantar cara en Cataluña y así nos va a
todos. Y en este caso tenía la obligación política de haber asumido el
mando lo que nos provoca una profunda decepción y gran preocupación ante
el desafío del Referéndum del 1-O, porque el Gobierno de Rajoy no hace
nada más que recular en lugar de dar firmes pasos al frente y de amparar
a los demócratas catalanes y ofrecer al resto de España un mensaje de
firmeza y seguridad.
Por no hacer Rajoy no se ha reunido en estos días previos al desafío
con los dirigentes de la sociedad civil catalana, empresarios,
banqueros, directivos de instituciones y responsables de los medios de
comunicación y de la cultura, etcétera, para prevenir y preparar el
choque de trenes del desafío catalán.
Y tampoco ha denunciado, como debió haberlo hecho, a Puigdemont y a
Colau por no haber tomado medidas preventivas en las Ramblas tal y como
lo aconsejaron la CIA y el ministro Zoido, de Interior, meses atrás. Nada
Rajoy y su Gobierno callados, no vaya a ser que se le acuse de algo
inconveniente, mientras a Puigdemont rompe la unidad española en la
lucha contra el terror y marca distancias con el ministro de Interior
durante la crisis de ataque de los terroristas en Cataluña.
Por no estar, hasta la jefa de prensa de Rajoy, Carmen Martinez
Castro, no aparece y no atiende llamadas. Todos están bajo el síndrome
de la máxima prudencia tras el que se esconde la indecisión y la falta
de valor para tomar las decisiones que en España en general y en
Cataluña ahora hay que tomar.
(*) Pseudónimo de un veterano y prestigioso periodista cordobés
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