“No habrá
choque de trenes. Habrá uno que se para y otro que continúa”, dijo
Carles Puigdemont, presidente de la Generalitat de Catalunya, en el
acto de presentación, no aprobación, de la ley en que se basará la
celebración del referéndum pro independentista previsto para
el domingo 1 del próximo octubre. Una ley que deja muy claro que, si
gana el “sí” se proclamará la independencia de Cataluña y, si
vence el “no”, se convocarán elecciones autonómicas.
La
jornada arrancó con la aprobación de la ley del Referéndum para
l´Autoderminació de Catalunya, por parte de los partidos pro
independistas (Junts pel Si, ERC y CUP), celebrada no en el hemiciclo
parlamentario, sino en el patio interior del Parlament de Catalunya.
Una ley que, posteriormente, fue desgranada en un acto al anochecer
en el Teatre Nacional, donde Jordi Turull, (J&S) y Marta Rovira,
(ERC) presentaron toda la mecánica que deberá conducir y aplicarse el
“1-O”, siguiendo el esquema de una jornada electoral tradicional.
Es decir, con censo electoral para mayores de 18 años, mesas en
lugares habituales de voto; papeleta con la pregunta ¿Quiere que
Catalunya sea un Estado independiente en forma de re¬pú¬bli¬ca?, con
casillas de Si o No; urnas; recuento y, novedad, observadores
internacionales. Com sempre, como siempre, fue el eslogan elegido por
Trull y Rovira, que definieron el referéndum una “clara respuesta
democrática al Estado”.
El vicepresident de la Generalitat, Oriol Junqueras (ERC) tomó a
continuación la palabra, sin escritos, ni apuntes, como es ya habitual,
interpretado la presentación de la ley – aún no aprobada, para evitar
ser impugnada – como la defensa de uno de los principales derechos
humanos, el derecho a voto. Una ley que, según Junqueras, supera a un
Estado que “no le importa lo que opinen sus ciudadanos”.
Cerró el acto el presidente Puigdemont, rechazando el “choque de
trenes” y dando todo e valor democrático a la ley presentada, porque
ésta permite votar la adscripción a España con “escrupuloso respeto”.
“Somos la garantía de que aplicaremos los que quieren votar que no,
garantizamos el no a los que Rajoy no les permite votar”, concluyó con
el clamor de los asistentes que coreaban “Inde-pendencia-ja” y
“Votare´m”.
Coincidiendo con el 4 de julio – festividad nacional de EE.UU. – al
inicio del acto el cantautor y diputado Lluís Llach, evocó y leyó la
declaración de independencia de las trece colonias norteamericanas que
se rebelaron contra los británicos y crearon los Estados Unidos de
América. Llach también agradeció el trabajo de la CUP, muchas veces en
litigio directo con los ex convergentes del ahora PDECat, por el trabajo
a favor de un mismo objetivo: la independencia de Cataluña.
En contraste a esa jornada de euforia, en las filas del PDECat,
algunos miembros menos entusiastas con la celebración del referéndum,
criticaban la destitución fulminante en la jornada del lunes Jordi
Baiget, conceller de Empresa i Ocupació, sustituido por Santi Vila, ex
conseller de Cultura, junto al nombramiento de su sustituto, Lluis Puig.
Baiget había puesto en duda la celebración del “1-O”, en una entrevista
al diario El Punt Avui. “Mientras yo sea president habrá referéndum”,
zanjó Puigdemont, cerrando filas en su gabinete y dispuesto a llegar
hasta el final.
(*) Periodista
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