Veo en televisión a Micaela Navarro, otra airosa andaluza de las de Aquí Mando Yo,
expresidenta de la ejecutiva federal del PSOE, del bando de los
golpistas. Le preguntan acerca de la posibilidad de consultar a los
militantes sobre la posición de su partido ante la investidura de Rajoy.
Y responde, bien oiréis lo que decía: «Quien ostenta la responsabilidad
política es quien ha de pronunciarse sobre esa situación, pues tiene
una visión más completa que los militantes».
Parece una respuesta más, de las decenas que escuchamos al respecto,
pero hay un matiz, algo no llamativo a primera vista, que me inquieta, y
en un principio no detecto los motivos. Hasta que al rato doy con la
clave: es una argumentación conceptualmente exacta a la de don José, mi profesor de Formación del Espíritu Nacional en mi ya lejano Bachillerato. Cuando los alumnos le interpelábamos, aún con el régimen franquista
vigente, sobre la democracia, solía responder que «el pueblo español no
está preparado para ella, pues la gente no tiene la amplitud de
conocimiento sobre las cosas que deben hacer los gobernantes».
Con independencia de otros elementos en el debate sobre la
participación de la militancia en asuntos decisivos de los partidos, el
aportado por la expresidenta socialista es especialmente grosero, aún
más porque ni siquiera se refiere al desconocimiento de la sociedad en
su conjunto sobre la cosa pública, sino a la propia militancia, a la que
por serlo se le supone un plus de inquietud y dedicación a los asuntos
políticos.
Sólo faltaba que los dirigentes de partidos en la democracia del siglo XXI reprodujeran los mismos esquemas argumentales para suspender la participación política que los profesores falangistas de Política en el Bachillerato de finales del franquismo.
(*) Columnista
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