¿Qué? ¿Va quedando claro que esta
cuadrilla de sinvergüenzas no tiene límite? Los medios, casi todos
comprados por la banda con dineros públicos, siguen hablando de Rajoy
como de un presidente democrático normal en un país normal cuando es
palmario que se trata de un cacique provinciano que no solamente
desprecia la democracia sino que ignora la política misma. Lo suyo es
gobernar el país como el que rige su chiringuito: en su propio
beneficio, el de sus parientes y amigos. Lo demás, formas,
procedimientos, instituciones, usos, leyes, le trae sin cuidado. Lo suyo
es nombrar a sus amigos en cargos suculentos con notable perjuicio para
las arcas públicas y desprecio de la dignidad de un sufrido pueblo que
ya debería haberse liberado de esta tropa de parásitos.
¿Que
no es posible mantener a Soria de ministro porque lo han pillado
mintiendo en cosas de dineros y paraísos fiscales? Se le compensa
nombrándolo a dedo director ejecutivo del Banco Mundial, en violación de
todos los procedimientos democráticos. ¿Que no se puede mantener a Ana
Mato en un ministerio para el que es absolutamente incompetente (como
para cualquier otra cosa por lo demás)? Se la incorpora a los órganos
directivos del PP con un sueldazo y se la envía a Roma a cargo del
erario a la canonización de aquel siniestro personaje que fue Teresa de
Calcuta. ¿Que es imposible conservar en su puesto de ministro de
Educación a un ultrarreaccionario meapilas como Wert que ha intentado
destruir el sistema educativo español? Se le nombra embajador en la OCDE
en régimen suntuario de pachá siempre con cargo al dinero de los
contribuyentes.
¿Que
no quieren ustedes aguantar más embusteros y ladrones? Docena y media,
nombrados a dedo por la voluntad omnímoda del sobresueldos y con el
aplauso de sus más fieles y caninos ayudantes. En este caso, el
descarado enchufe del ex-ministro Soria en un retiro de lujo, a dedo del
Sobresueldos ni siquiera ha podido vestirse con las habituales patrañas
con que Cospedal es capaz de presentar las galopinadas más tremebundas
de esta gremio de granujas. Si Bárcenas fue despedido "en diferido",
este otro pájaro habrá sido contratado "en adelantado". Y contratado
acumulando embustes y mentiras sobre concursos, convocatorias y
comisiones evaluadoras para ocultar que es un enchufe decidido
personalmente por el Sobresueldo, con el aplauso de sus ministros, en
contravención de todas las normas de transparencia.
Y
no crean ustedes que se trata de un nombramiento honorífico de esos en
que el nombrado pierde dinero y se "sacrifica por la patria". Ni hablar.
Si los dioses no lo impiden, Soria cobrará unos 220.000 euros al año
libres de impuestos, esto es, más de 18.000 € al mes, o sea, unas
veintiocho veces el SMI. Y todo por nada. Como los salarios de Wert,
Mato y la miriada de corruptos que pululan por el PP a la caza de
chollos, enchufes, mamandurrias, etc. Si será escandaloso el asunto que
ya se han oído murmullos de peperos de cierto peso (Cifuentes, Feijóo,
Aguirre, etc), pidiendo que se dé marcha atrás en esta última chulada
del Sobresueldos, que regaló a modo de bofetada al tontaina de Rivera a
los cinco minutos de perder la segunda votación de investidura. Justo
cuando este, Girauta y otros denodados defensores del "Rajoy no, nunca"
pasaron a ser los de "Rajoy sí, siempre" sin más, sin abochornarse a
pesar de que sus "noes" previos están grabados en todos los vídeos
imaginables. Quizá pensaron que este "sí" era la antesala de condigno
"¿qué hay de lo mío, padrone?"
El
sobresueldos es un franquista arquetípico: no habla de lo que no le
interesa y hasta parece que no lo oye; hace lo que le da la gana; no
acepta obligación ni responsabilidad alguna por sus actos ni respeta a
sus adversarios o colaboradores. Su estilo fascistoide de aparente
bonachón del lugar es ya insoportable hasta para los suyos. Estos son y
serán solidarios durante un tiempo, pero ya no mucho. Ni ellos, con su
espíritu de "a mí la legión" podrán colaborar con el logro final al que
apunta Rajoy: que los demás partidos -amenazados, chantajeados,
presionados- le permitan conservar el cargo de presidente del gobierno
que no merece ni mereció jamás y, con él, el aforamiento que lo salve de
la acción de la justicia.
A
este portento de corrupción, arbitrariedad e ineptitud es al que
querían -y, según parece, quieren- dejar seguir gobernando esos
mindundis padrecitos de la minipatria invocando la estabilidad de su
propio sillón.
(*) Catedrático emérito de Ciencia Política en la UNED
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