La grabación de unas conversaciones
entre el ministro del Interior, Fdez. Díaz, y el jefe de la Oficina
Antifraude en Cataluña revelan a dos granujas complotando canalladas.
Hasta aquí, nada del otro mundo, pues es costumbre que los gobernantes
españoles sean un granujas, además de mangantes y meapilas, dicho sea de
paso. Lo nuevo es que la conversación, previamente, grabada, se haya
hecho pública. Su contenido revela maquinaciones e intenciones
claramente delictivas, prevaricadoras, en el ministro y su
correspondiente chupatintas, con el fin de causar daños a terceros
inocentes y entorpecer o destruir un proceso político legal como el
independentista. Es decir, hay una clara intención de dañar bienes
juridicos ajenos y ya tendría que estar la Fiscalía tomando cartas en el
asunto.
Porque tener un ministro presunto prevaricador no sucede todos los días.
Pero
la Fiscalía no ha dicho aún nada; ni lo dirá, conociendo cómo las
gastan estos sujetos del gobierno con la división de poderes. Y, si la
Fiscalía está muda, imagínese cómo están los medios de comunicación
españoles, escritos o audiovisuales. Ni uno solo ha dado la noticia.
Como si no existiera. Todos silentes y escurridizos como galápagos.
Claro,
al fin y al cabo, los dos presuntos delincuentes, el ministro y su
amigo, estaban preparando marranadas contra Cataluña y el
independentismo catalán y ya se sabe que, para los franquistas del
gobierno, contra Cataluña vale todo. Hace años que así es con el apoyo
de los nacionalistas españoles de todas las gamas del marrón. ¿O se ha
olvidado cómo Podemos y Ada Colau cargaron sin piedad contra Mas y
Trías, llamándolos mafiosos, utilizando como fuentes una misteriosos
informes que eran y no eran de la policía al mismo tiempo? ¿Cómo Gemma
Ubasart, de Podemos, se proponía fer servir l'odi contra Mas? En
su día, Fdez. Díaz aseguró desconocer el origen de esos informes. Quizá
ahora sepa algo más. Recuérdese que la relación de los psicópatas con la
realidad es aturullada. A lo mejor ahora recuerda, quién sabe, que los
fabricó él.
Por cierto, no pierdan el tiempo esperando disculpas de Podemos o de Colau por esos odiosos infundios. No las habrá.
Se
ha acusado al PSOE de las grabaciones. Paparruchas. Ha sido la policía
nacional. En los cuatro años de mandato de la pareja de psicópatas,
Fernández Días e Ignació Cosidó, han destrozado todo el sistema de
seguridad, en parte por su incompetencia y en parte por el interés en
tapar las mangancias de sus cómplices: el ático de Rodríguez, la Gürtel,
la Púnica, la Infanta, todo se ha llenado de decisiones arbitrarias,
destituciones, desplazamientos, cambios, que han generado un clima de
animadversión general a esta pareja de siniestros payasos. Y ha acabado
con esta grabación y su difusión. La prueba es que tanto la Policía
Nacional como la Guardia Civil niegan que Fdez. Díaz sea una víctima y
piden su dimisión.
¿Dimitir
yo? Barbotea entre rezo y rezo este santurrón opusino de colmillo
retorcido. ¡Antes nevará en el infierno! Y sin embargo, eso es poco. Ya
no basta con que dimita: ahora debe ser procesado por presunta
prevaricación.
La
segunda tanda de las grabaciones ha aportado esa monstruosidad en que
el tipo antifraude se jacta con el ministro de haber "destrozado la
sanidad pública" catalana. Cuesta creer que haya alguien tan canalla y
mal nacido que pueda presumir de esa barbaridad y que otro no menos
canalla y mal nacido lo escuche sin sublevarse. Cuesta, pero hay que
rendirse a la evidencia. Contra Cataluña, cada vez más claro, vale todo,
por ejemplo, matar catalanes indiscriminadamente. Porque si alguien
destruye el sistema sanitario de otros, los está matando. Ahora ya,
hasta el diario El País reconoce que en el ministerio del Interior hay una "policía patriótica" (o, sea, una policía política) dedicada a combatir el independentismo catalán a las órdenes de estos psicópatas.
Quedan
por averiguar dos o tres puntos algo borrosos: cuánto de esta
monstruosidad sabía el presidente Sobresueldos. Él lo niega. Pero ¿quién
concede crédito a su palabra? ¿Cómo confiar en estos sujetos sin
límites morales y sin escúpulos el recuento de las proximas elecciones?
No lo creo posible ni conveniente. Los franquistas no saben lo que son
elecciones libres. Sería muy conveniente pedir la asignación de
observadores internacionales para que estos sinvergüenzas no hagan las
trampas a que están acostumbrados.
En
todo caso, esta banda de ladrones y prevaricadores volverá a presentarse
a las elecciones. Y siete millones de bípedos implumes sedicentemente
racionales los votarán.
(*) Catedrático emérito de Ciencia Política en la UNED
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