Poca originalidad mostrará hoy quien se
moleste en decir que los medios de comunicación mandan mucho en nuestra
sociedad. Mandan tanto que no solamente dan cuenta de la realidad, sino
que la adelantan; no solo narran lo que hay sino lo que vendrá. En este
caso, los amigos íntimos de Susana Díaz deslizan en oídos sedientos de
novedades la especie de que la presidenta de Andalucía ya tiene tomada
la decisión de reñir la secretaría general del PSOE a Pedro Sánchez. No
es una realidad sino una premonición, quizá un globo sonda, como
suelen llamarlo los expertos en comunicación política. He aquí, quizá,
el inicio del proceso (o su continuación, según se mire) de fabricación
de una líder.
Casi
simultáneamente a esta especie de vaticinio se produce la noticia de
que el PSOE aplaza su congreso a después de las nuevas elecciones de
junio que ya todo el mundo parece ver como inevitables. Al peón de
blancas que avanza Díaz responde Sánchez avanzando el de negras. Pausa.
Habrá que ver qué sucede ahora. La intención de ambos está clara y el
resto de los medios deduce que, al aplazar el congreso, Sánchez aplaza
el duelo. Entre tanto pueden pasar más cosas, por ejemplo, aunque
maraville solo el pensarlo, que se constituya gobierno de aquí a unos
días. ¿Quién sabe? Los designios del Señor son inexcrutables y los de
sus criaturas más inexcrutables, hasta para su Creador.
En
todo caso, si Díaz quiere "dar el salto", sus razones tendrá. Muchos
objetan que lleva un año de presidenta en Andalucía y no ha hecho aún
gran cosa. Pero eso no significa nada. Si quiere puede justificarse
diciendo eso tan habitual de que ha hecho mucho pero ha comunicado poco.
Yéndose de Andalucía a un nivel superior seguirá pudiendo hacer mucho
por su tierra; quizá más que quedándose en ella. La angostura del
mandato autonómico es una de las quejas más habituales de las CCAA que
quieren ser Estados. Es una aplicación de un principio universal de la
lógica según el cual "donde cabe lo más, cabe lo menos" y lo contrario
no es necesariamente cierto.
Díaz
está en su perfecto derecho de postularse y los observadores en su
deber de no enjuiciarla más que en los términos pragmáticos de su
racionalidad instrumental o adecuación de los medios a los fines.
Palinuro confiesa tenerlo fácil porque carece de preferencias entre las
dos posibles opciones, Sánchez/Díaz. Las dos a su juicio dejan mucho que
desear. Díaz viene rodeada de una fama de folklórica andaluza que
chirría al norte de Despeñaperros, cuando no levanta sarpullidos. Eso de
los cirios en las procesiones, los pasos, los nazarenos, las vírgenes,
el redoble del tambor y los caballeros legionarios pone los pelos de
punta. Excusado decir el refuerzo esencialista y tradicional a la
doctrina del PP y Wert en concreto de que las corridas de toros son
patrimonio cultural subvencionable. Sus ideas sobre la organización
territorial del Estado caben en un rebenque. Del resto, si hay resto,
similares cuitas.
Pero,
por otro lado, Sánchez, que se estrenó con una bandera rojigualda de
aznarinas dimensiones, impuso como consigna de la campaña ¡Más España!
y homenajeó a Lázaro Cárdenas en México D.F. con una ofrenda floral con
los citados colores, parte de una concepción mononacional de España tan
cerrada como la del PP. O más, quizá por necesidad de supuesto converso
ya que, al fin y al cabo, estos socialistas tienen sus puntas de
federalazos. Referéndum, no. Es ilegal. Si quieren ustedes, reformamos
la Constitución (dentro de un orden) para que se sientan ustedes a gusto
y no se aflijan porque no les dejamos ser lo que quieren ustedes ser.
Así, me temo, no vamos a ir muy lejos.
Se entiende la indiferencia de Palinuro. Si hay pugna, que gane el/la mejor.
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Leo
que el okupa de La Moncloa, gobernante en rebeldía, comparecerá en sede
parlamentaria a informar sobre el Consejo europeo. Pues con lo soberbio
que es este hombre, auguro una comparecencia sonada. Seguro que trata a
Sánchez de Ruiz.
(*) Catedrático emérito de Ciencia Política en la UNED
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