Los nietos políticos del fascista belga León Degrelle han reaparecido
por las calles de Bruselas como ratas que acuden al fétido olor de la
dinamita terrorista esparcida por la ciudad. Son los mismos que en otros
países de Europa se movilizan contra los refugiados que huyen
desesperados de las guerras de Siria, Libia e Irak.
Menuda racha han vivido los belgas mientras los españoles retozaban
al sol y entre ellos los políticos que no han pegado ni chapa gracias a
la Semana Santa. Hasta el punto que la política se ha quedado bloqueada
en el tiempo y puede que por ello (y dicen que para ahorrar energía) se
ha decidido adelantar en una hora el reloj. Pero ahora se reanuda otra
semana de pasión en Madrid con Sánchez enseñando los dientes a sus
adversarios y su compañera Susana Díaz meciéndose en el trono de la
Macarena a la espera de que los ‘armaos’ la lleven en andas a Madrid.
Sánchez está para pocas bromas porque le crecen los enanos mientras
Iglesias se mesa la barba y mira de reojo a Errejón que castigado sigue
en su rincón de Podemos a la espera que se desvele el misterio de las
‘deslealtades’ que denunció ‘el coleta’ sin señalar a nadie aunque todo
apunta a que se refería a Pascual y a Errejón. A los que habrían pillado
haciendo manitas con A. Hernando y Sánchez, en lo que algunos de la
guardia pretoriana de Iglesias habrían calificado de ‘alta traición’.
Como en todas partes el debate político español es de lucha de poder.
Nada de programas o ideologías. De lo que se trata es de controlar el
poder de los partidos o del gobierno de la nación. Y todo eso que, por
ejemplo, se habla en Podemos de política transversal, federalista o de
más o menos a la izquierda, son florituras para disimular la lucha más o
menos encarnizada por controlar Podemos con el viejo estilo de los
partidos comunistas de antes, hoy llamados anti capitalistas. O sea, ni
círculos, ni asambleas, ni federaciones, donde hay patrón, y ese hoy es
Iglesias, no mandan marineros.
Y menos aún cuanto están a punto de anunciarse unas elecciones en las
que Podemos, sus confluencias e IU si van juntos, podría convertirse en
el segundo partido de España y derrotar al PSOE. Y vistas así las cosas
tenemos que decir que Iglesias tiene razón: o le dan la vicepresidencia
del Gobierno para asaltar desde el centro la fortaleza del PSOE, o no
hay pacto con Sánchez y la nueva izquierda radical intentará vengar al
viejo PCE buscando el liderazgo de la izquierda española a modo y manera
de lo que Alexis Tsipras hizo en Grecia con el Pasok.
(*) Pseudónimo de un veterano periodista cordobés
No hay comentarios:
Publicar un comentario