El Banco Internacional de Pagos de Basilea tiene muy avanzado el
proyecto para las nuevas exigencias de ponderación del riesgo de los
créditos concedidos a su clientela. La estimación inicial es que la
banca española sea una de las más afectadas entre el sector de la
Unión Europea debido al peso específico que tiene en su balance el
sector inmobiliario.
Lo que pretende el Comité de Basilea es que los bancos garanticen más
la parte de su riesgo vinculada con los créditos inmobiliarios. La
norma es igual para todos los países, pero la banca española deberá
verse más afectada porque el sector inmobiliario tiene un peso mayor
que en la media de sus competidores.
La medida no pilla por sorpresa. El Banco de España ha venido
alertando de la caída de las provisiones de los créditos
inmobiliarios. Ya en el 2014, en su Informe de Estabilidad Financiera
avisaba de las escasas provisiones con que cuentan las hipotecas. Se
preguntaba cómo era posible que la tasa de morosidad siguiera
creciendo en 2013 hasta el 14,1% al mismo tiempo que se reducían las
provisiones en un 6,2%.
Las nuevas normas, junto con la pérdida de su valor en bolsa que han
sufrido las entidades, son dos de las principales razones por las que
expertos y analistas siguen pensando que algunos de los grandes de la
banca española se han puesto al alcance de cualquier intento de compra
por parte de la competencia europea.
En todo caso, la aplicación de la nueva normativa llevará su tiempo.
El proceso no comenzará hasta inicios del 2019. El proceso de puesta
en funcionamiento y la implementación durará cinco años, por lo que el
nuevo ratio no estará plenamente vigente hasta el 2024.
Aunque los cálculos iniciales no descartaban que las nuevas medidas
pudieran suponer en la práctica una degradación de la calificación de
las entidades en las que tengan un mayor peso en el balance el
porcentaje de créditos inmobiliarios, dado el proceso de aplicación de
cinco años, ahora la percepción es más optimista. Pese a ello, algunas
entidades podrían verse obligadas a aumentar las reservas con la
consiguiente merma de capital para los créditos.
El saldo vivo del crédito hipotecario en España respecto de la
actividad crediticia de la banca es muy importante. Sumaba a finales
de julio de este año 692.517 millones de euros, pese al descenso del
5,7% con respecto al mismo mes de 2014, según los datos de la
Asociación Hipotecaria Española (AHE).
Supone el 28 % de toda la actividad crediticia del sector que suma,
según las cifras del Banco de España, 2,695 billones de euros a
finales de julio de este año.
Queda claro que el mayor peligro para la banca española, si tiene que
incrementar sus garantías a los créditos para cumplir con los nuevos
requisitos de Basilea es que pueda ver mermados sus resultados,
todavía más su valor en bolsa y en consecuencia facilitar una OPA
hostil de sus colegas.
(*) Periodista
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