Luis de Guindos, actual ministro de Economía con Mariano Rajoy,
es uno de los nombres más repetidos para encabezar la denominada
solución Monti en España y poder así formar Gobierno si fracasan todas
las opciones tras los complicados resultados electorales del 20-D. Se la
conoce por este nombre porque el profesor Mario Monti, que ni siquiera
era parlamentario, fue designado presidente del Consejo de Ministros de
Italia entre noviembre del 2011 y diciembre de 2012, con apoyo de varios
partidos.
Se la
conoce por este nombre porque el profesor Mario Monti, que ni siquiera
era parlamentario, fue designado presidente del Consejo de Ministros de
Italia entre noviembre del 2011 y diciembre de 2012, con apoyo de varios
partidos.
En
esos 13 meses logró su objetivo de encauzar la resolución de la
crisis de la deuda que afrontaba Italia y aprobar el presupuesto del
2013, con el que se trataba de poner orden a los problemas de déficit
de las cuentas de la república transalpina.
Tras la comparecencia de Luis de Guindos este primer día del año ante
los micrófonos de la Cadena Ser, en el que habría expuesto las líneas
maestras de su programa económico, no han sido pocos los que han
vuelto a insistir en el nombre del ministro de Economía en funciones
como una de las esperanzas blancas para formar un gobierno de
transición.
Siempre, claro está, que el actual presidente en funciones, Mariano
Rajoy, no lograra los apoyos necesarios para formar un gobierno de
amplio apoyo parlamentario, como él mismo ha planteado. De Guindos une
a su amplio currículum político, la capacitación profesional necesaria
para afrontar la actual situación de incertidumbre económica.
Aunque encuentre no pocos adversarios, bastantes veces por sus modales
autoritarios, entre algunos consejeros y altos ejecutivos del Banco de
España, así como entre altos directivos del banca y del sector
industrial.
Al margen de los méritos de los otros nombres que han aparecido hasta
ahora como son los de Josep Borrell, Josep Piqué o Alfonso Alonso, a
De Guindos se le da por hecho que cuenta ante la situación actual con
las dos exigencias clave: conocimiento técnico e independencia en el
ejercicio del poder. O lo que es lo mismo, el saber qué hacer y el
querer hacerlo.
Lo habría demostrado sobradamente con su independencia y capacidad de
decisión respecto de los grandes poderes fácticos del país cuando
decidió como afrontar la gravísima crisis de Bankia, y todo lo que
conllevaba para todo el sistema financiero español. Fue el momento en
que llegó a convocar en su domicilio personal a los presidentes de
todos los grandes bancos, el fallecido Emilio Botín, Francisco
González e Isidro Fainé, a los que dio hecho el plan de salvamento de
la malograda Caja Madrid.
Ahora ha vuelto a describir la situación de vulnerable porque España
sigue con una tasa de paro del 20% y con unas necesidades de renovar
deuda y emitir nueva para cubrir el déficit de 400.000 millones de
euros.
Sin referencia alguna a quien pueda ser el presidente del Gobierno ha
apoyado la idea de un gobierno de coalición formado por PP, PSOE y
Ciudadanos, porque daría una enorme estabilidad para cumplir unos
objetivos determinados y para un periodo de tiempo determinado. Por
eso para él es una posibilidad que no debería descartarse.
En su proyecto se incluye "completar" la reforma laboral con políticas
activas de empleo para poder reducir la alta tasa de paro, en la que
dos tercios de los parados son de larga duración, y por la elevada
tasa de temporalidad en los nuevos contratos.
En unas circunstancias como las actuales se entiende que no haya
querido entrar en polémicas con los programas electorales de los
partidos con los que podría tener que llegar a un acuerdo para formar
Gobierno. Pero si ha precisado que por la vía de los impuestos, como
propone el programa del PSOE, no se garantiza el futuro de la
Seguridad Social, lo que sí garantiza el empleo y el incremento de la
afiliación, como defiende el PP con su objetivo de crear dos millones de
puestos de trabajo en la legislatura actual.
La mano tendida a PSOE, Ciudadanos y PP, pues De Guindos sigue sin
estar afiliado a ningún partido, se ha convertido en cambio en una
dura crítica a la opción de Podemos, para quien si entraran en el
Gobierno generarían incertidumbre en un momento en el que los mercados
tienen que renovar esas ingentes cantidades próximas a los 400.000
millones de euros, por todos los conceptos.
Está claro que un aumento de la prima de riesgo podría llevar al
traste una parte importante de las políticas sociales de cualquier
gobierno. Si el ahorro en el 2015 sobre las previsiones iniciales suma
unos 15.000 millones de euros, no sería descartable que la
introducción de incertidumbres pudiera constarnos algo similar, como
mínimo este año.
(*) Periodista
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