Otmar Issing,
uno de los fundadores del euro, antiguo miembro del consejo ejecutivo
del BCE y del Bundesbank, lo ve mal: ‘Si los griegos pueden salir
airosos de la violación de todas sus promesas y compromisos, creo que
habrá efecto contagio en otros países. Podemos le dirá entonces a sus
votantes que “no son necesarias las privaciones”. Y ahí estaremos
entrando en una unión monetaria muy diferente de la que se pretendía,
será el fin de la zona de firmeza fiscal’.
Son
palabras de Issing en una entrevista con Jeff Black para Bloomberg.
Sentencia el ahora profesor en la Universidad Goethe en Fráncfort
sobre las consecuencias del desafío griego, corralito incluido:
‘La confianza mutua ya no existe y será difícil restaurarla. La
idea, la ilusión podría decirse ahora, era y es que una vez que
entras en el euro, es irreversible’. Black resume el trance: ‘Si se
deja que Grecia se quede de rositas, ‘la coherencia de la moneda única
podría quedar seriamente dañada’.
Muchos miran a España estos
días de tragedia griega. Y muchos mencionan a Podemos. Da miedo,
asusta por su vinculación ideológica con el partido gobernante
Syriza en Grecia y por la relación entre el primer ministro Alexis
Tsipras y Pablo Iglesias. Mike Gonzalez, de la conservadora Henri
Gonzalez en EEUU y antiguo corresponsal de The Wall Street Journal,
no tiene empacho en hacer sonar las alarmas en Forbes. El título de su
artículo dispara a dar: ‘Podemos en España puede hacer que lo de
Grecia parezca como un juego de niños’.
El análisis de Gonzalez
está más trabajado que muchas otras opiniones. Pero parece que se
ha quedado con lo más chocante del programa de Podemos, lo más
antiguo y criticado, sin tener en cuenta la evolución ideológica o
por lo menos la suavización de muchos planteamientos.
Por
ejemplo, este párrafo sobre lo que pasaría si ganara Podemos las
elecciones generales españolas: ‘Promete reestructurar la
masiva deuda de 1,6 billones de dólares de España, cercana al 100%
del PIB, para ajustarla a “criterios de justicia social y de
legitimidad”. Esto, por supuesto, significaría acabar con los
suaves recortes de gasto establecidos por el Gobierno de
centro-derecha del presidente Mariano Rajoy, recortes que Podemos
denuncia como “programa de austeridad”, y volver al grifo
keynesiano de gasto’.
El texto en Forbes observa el
resultado de las elecciones municipales para señalar cómo Podemos
‘se ha hecho con el poder de las mayores ciudades del país’, pese a no
presentarse con su nombre. Cita Madrid, Barcelona, Cádiz, Santiago
de Compostela, Zaragoza y La Coruña.
Y termina con otra
proyección ominosa: ‘Iglesias no para aquí. También promete copiar
el modelo de semana laboral de 35 horas de Francia; prohibir
despidos en las empresas que tengan beneficios; aumentar los
impuestos a las empresas con beneficios de más de 1,1 millón de
dólares; aumentar el salario mínimo e introducir un “salario
máximo”; auditar la deuda para descubrir la parte que es
“ilegítima” y por tanto no pagarla; y por supuesto, “hacer que los
ricos paguen impuestos”. Todo ello hace, en opinión de Mike
Gonzalez, que en España pueda ocurrir algo peor que en Grecia con
Syriza: ‘Hay una amenaza mayor al acecho en forma de un movimiento
más izquierdista en un país mediterráneo más grande’.
Pero
también hay quien ve el peligro en dirección opuesta. El famoso
pensador, profesor y lingüista Noam Chomsky hace una severa
denuncia en una entrevista con Democracy Now, que también
entrevistó no hace mucho a Pablo Iglesias. Lo que está afrontando
Syriza, y por tanto puede ocurrirle también a Podemos, es una
‘respuesta extremadamente salvaje’.
Conclusiones de Chomsky,
que también dan miedo por razones distintas: ‘Hay que recordar que
cuando un banco toma un crédito arriesgado, alguien está haciendo
un préstamo igualmente de riesgo. Y las políticas designadas por
la troika son principalmente para pagar a los bancos, a los
perpetradores, como en este caso. La población sufre. Pero una de
las cosas que están pasando es que las políticas
socialdemócratas, el llamado Estado del Bienestar, se están
erosionando. Eso es guerra de clases. No es una política
económica que tenga sentido para acabar con una grave recesión. Y
hay una reacción ante eso, y crece por todas partes: en Grecia, en
España y algo en Irlanda, en Francia. Pero es una situación
peligrosa, porque podría conducir a una respuesta de derecha, de
muy a la derecha. La alternativa a Syriza puede ser Amanecer
Dorado, un partido neonazi’.
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