¿Es a favor o
en contra el siguiente párrafo? Ahí va: ‘Aida del Valle vive en una
manzana de pisos nuevos propiedad del banco malo español, la Sareb, con
ventanas que dan a una pequeña plaza de Barcelona. Antigua maestra de 34
años, recibe una prestación por desempleo de 300 euros al mes y no paga
alquiler, ni agua, ni luz. Está ahí gracias a un grupo activista que
okupó el edificio aún sin acabar. Una de las fundadoras del grupo es Ada
Colau, que tomó posesión como alcaldesa de Barcelona el pasado 13 de
junio’.
De
esta forma tan descriptiva comienza un artículo sobre España el
número de este fin de semana de la revista The Economist . Con cierto
retraso sobre el horario previsto, analiza el resultado de las
elecciones municipales y autonómicas bajo el título de ‘Los
Indignados en el poder: los partidos de izquierdas se hacen con las
ciudades’.
Por un lado, sí es a favor cuando hace la semblanza
de Colau como una de las candidatas ‘que han inyectado un nuevo
vigor a la izquierda española’. Ella y Manuela Carmena, la nueva
alcaldesa de Madrid que ‘ha hablado con los directivos de Banco
Santander y BBVA sobre los miles de pisos vacíos que han ejecutado’
estos años.
Pero por otro, The Economist también constata que
‘si la política española está inclinándose a la izquierda,
también se está fragmentando’. Y como prueba de ello no sólo
comenta el consabido cuatripartidismo con la irrupción de
Podemos y Ciudadanos a la escena, sino que se adentra en los
vericuetos cada vez más inescrutables del mundo del soberanismo
catalán, con aritmética también cada vez más difícil: los 41
concejales del Ayuntamiento de Barcelona pertenecen ahora a siete
grupos’.
Más aún, tras la separación de Unió y Convergència y
otros posicionamientos: ‘Los catalanes se dividen ahora en
separatistas, antiseparatistas y federalistas de una
tercera vía que creen que de todas formas la región debe poder votar
sobre la independencia. Y en cada uno de estos tres campos compiten
por los votos al menos dos partidos’. Sólo que la aparición con
fuerza de Podemos ha servido para ‘un cambio del interés público, de
la secesión a cuestiones sociales como pobreza y vivienda’.
Hay
otra pregunta estos días en los mercados internacionales en
relación con el drama de Grecia: ‘¿Puede enfilar también España el
camino de salida?’. Es el título de un artículo de Mark Mulligan en
Financial Review en el que sondea las opciones en este momento de la
Historia, con la llegada de los populismos y el desafío griego al
euro.
Escribe Mulligan: ‘Esta nueva oleada de poder izquierdista
y heterodoxo en España preocupa en la Unión Europea, según los
observadores. Si finalmente Grecia llega a salir de la eurozona,
otros países como España podrían ver que es una alternativa
viable, comenta Charles Jamieson, de Jamieson Coote Bonds.’
Pero
mientras llegan los escalofríos del Grexit y demás a pesar de los
calores del verano, no hay mal (en Grecia y en Túnez) que por bien no
venga (a España). El sector turístico griego ya está registrando
cancelaciones de reservas de los grandes países emisores, como
Alemania, Francia y Reino Unido. Dentro del país, incluso están
cerrando restaurantes, incapaces de obtener suministros de
alimentos porque no hay dinero ni mecanismo para pagarlos. Hasta
los barcos de pesca se están quedando amarrados por falta de
gasolina. Y lo de Túnez, con dos atentados terroristas este año con
decenas de víctimas mortales, ha acabado con su industria
turística al menos para dos años.
Los grandes operadores y
agencias de viaje están experimentando cómo las vacaciones
previstas este verano para esos dos países se están reorientando a
otros destinos: España, Portugal, Sicilia, Croacia, Bulgaria… Lo
expresa Bloomberg con un titular de reportaje que parece un slogan
de campaña publicitaria: ‘Olvídate de Grecia, nos vamos a España’.
No hay comentarios:
Publicar un comentario