MADRID.- Gran parte de los 1.230 embalses y presas
existentes en España están liberando agua para hacer frente a las
próximas lluvias previstas de acuerdo con las predicciones
meteorológicas y para evitar posibles daños provocados por inundaciones.
Según ha explicado hoy el presidente de la Asociación
Española de Grandes Presas y Embalses, José Polimont, están entrando
sucesivas borrascas por lo que se está desembalsando agua, especialmente
en las cuencas del Ebro y del Tajo para "hacer hueco" a las nuevas
precipitaciones. De esta manera se consigue laminar la cantidad de agua
que se libera a los ríos y evitar las consecuencias de inundaciones
graves.
Concretamente, ha indicado que los embalses consiguen reducir
hasta en dos tercios el volumen de agua que puede llegar a circular por
un río aguas abajo de la presa y regular las lluvias que están por
encima de la media de los últimos diez años.
Polimont ha señalado que esto se consigue por la "buena gestión"
de las confederaciones hidrográficas y por la automatización de
distintos sistemas que permiten observar la precipitación prevista, la
que ha llegado a la zona más alta de una cuenca hidrográfica. De este
modo, se consigue prever la cantidad que se debe desembalsar para evitar
un gran volumen repentino aguas abajo.
En la actualidad ha dicho que se están registrando lluvias
importantes en los tramos medios de las cuencas del Ebro y del Tajo.
Concretamente, en cuanto al Tajo, debido a los desembalses cercanos a
Portugal, hay un contacto permanente con las autoridades del país vecino
para que puedan gestionar los volúmenes de agua desembalsados en la
parte española del río. "En el Tajo, afortunadamente tenemos grandes
embalses y en el Ebro, gracias a presas como Itois --de la que ha
recordado su fuerte rechazo social al principio--, o la de Yesa, se está
consiguiendo una buena gestión y evitar daños", ha subrayado.
Ante esta situación, ha advertido de la necesidad de planificar y
construir nuevos embalses atendiendo a que esta persistencia de lluvias
en los dos últimos años podrían interpretarse como un adelanto de los
efectos del cambio climático. En este sentido, ha recordado que los
escenarios previstos contempla que en España habrá más inundaciones y
mayores periodos de sequía.
A su juicio, el Gobierno debería seguir estudiando posibles
ubicaciones de embalses para hacer en el futuro los correspondientes
proyectos puesto que el proceso de construir un nuevo embalse, desde el
inicio de su planificación puede llegar hasta 15 o 20 años.
"Queda hueco para entre 50 y 100 embalses, algunos de capacidad
apreciable pero sin que pensar en presas muy grandes. Tenemos que
estudiar los emplazamientos", ha apostillado.
Por otro lado, ha citado también la necesidad de solucionar el
problema de sedimentación que afecta a numerosos embalses y que reduce
su capacidad para almacenar agua, mediante extracciones, con canales de
derivación, limpiezas parciales de los fondos, entre otras
posibilidades.
Por ámbito geográfico, el presidente del Comité Nacional Español
de Grandes Presas ha dicho que los embalses y presas de la vertiente
mediterránea son los que más sedimentos tienen, algo que no pasa en las
cuencas de Galicia porque las rocas no aportan tal nivel de sedimento en
los ríos.
Asimismo ha elogiado la "buena gestión" de las confederaciones
hidrográficas para evitar inundaciones y ha calificado de "muy acertada"
la política hidráulica actual por el impulso dado en los dos últimos
años para acabar tareas pendientes como la planificación hidrológica.
"La política hidráulica actual lleva una línea muy acertada", ha
defendido, al tiempo que ha reclamado "algo más de dinero" para mantener
y conservar 1.230 presas y planificar acciones para mantener en
"perfectas condiciones" todos los elementos, como puertas, válvulas,
equipos hidromecánicos, entre otros, aunque ha calificado de "muy
buenas" las condiciones de seguridad de los embalses españoles.
Finalmente, ha defendido que los embalses, infraestructuras que
suelen encontrar un gran rechazo inicial finalmente se convierten en
lugares importantes para las aves, además de en espacios con usos
recreativos y turísticos.
Por otro lado, este viernes estaban desembalsando agua
infraestructuras de las cuencas del Duero y del Guadiana, según ha
informado el Ministerio de Agricultura, Alimentación y Medio Ambiente.
Así, en la cuenca del Duero, con fecha de 14 de febrero, ocho
estaciones de aforo están en situación de alerta y ninguna en situación
de alarma y los puntos con los niveles más altos se encuentran en Toro
(Zamora). En general, los embalses de esta cuenca alcanzan el 81,5 por
ciento y se están manteniendo "altos" los caudales controlados de
desagüe para lograr capacidad de resguardo y prevenir avenidas por
deshielo o lluvias puntuales importantes.
Concretamente, en la cuenca del Duero están vertiendo por
coronación los embalses del río Águeda y del Tormes en Salamanca, así
como el de Arlanzón que vierte a Úzquiza en Burgos y el del Pontón Alto,
en Segovia.
El resto de los embalses de la Confederación desaguan una cantidad
controlada para mantener los resguardos de seguridad. Por su parte, los
embalses hidroeléctricos del Esla y del Duero en Zamora, así como los
fronterizos del Duero en Salamanca siguen vertiendo por coronación.
Mientras, este viernes la confederación hidrográfica del Guadiana
informaba de que durante 24 horas han permanecido abiertas tres de las
compuertas de la presa de La Serena (en Extremadura). Se trata de un
embalse interno de unos 60 hectómetros cúbicos desde el embalse de la
Serena al embalse del Zújar, aprovechando el hueco creado previamente en
este último.
Además, se mantienen los desembalses internos del sistema Guadiana
(Cijara, Garcia de Sola, Orellana), a fin de equilibrar los volúmenes
embalsados, y desde las presas de Orellana y Zújar.
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