LA HAYA.- El mercado laboral de
Holanda "se ha flexibilizado demasiado"
en las últimas décadas y muchos temporeros de países europeos, entre
ellos españoles, están sufriendo la "inseguridad" que resulta de ello,
reconoce el vicepresidente de la federación de sindicatos holandeses
(FNV), Tuur Elzinga.
En Holanda, el mercado laboral es "hiperflexible y se ha flexibilizado incluso demasiado en los últimos años",
subraya Elzinga, quien advierte de que "mucha gente está sufriendo las
consecuencias, incluidos los propios holandeses", ya que uno de cada
tres empleados en este país trabaja con un contrato "flexible y tiene
una relación inestable" con su empleador.
Los problemas relacionados con los trabajos temporales, en los que no
hay garantía de horas ni duración de contrato, no hacen más que crecer
en Holanda y eso ha situado las violaciones de los derechos laborales entre las principales preocupaciones de los sindicatos y autoridades holandesas.
No
solo holandeses, los temporeros extranjeros que acuden a Holanda
atraídos por ofertas de trabajo para cubrir épocas como la Navidad o la
recogida de flores tampoco escapan a este problema.
Abundan los
abusos y los engaños en las promesas que estos trabajadores reciben en
su país de origen, firmando precontratos que difieren totalmente de la
realidad y de los contratos con los que se encuentran una vez en el
país, tras haberse autofinanciado el viaje de traslado, y en muchas ocasiones gastan la totalidad de sus ahorros.
En varios testimonios recogidos en los últimos meses, temporeros
españoles denuncian que, tras llegar a Holanda con promesas laborales
ajustadas a la legalidad nacional y con un salario que triplica el
mínimo español, se han visto obligados a firmar contratos engañosos en
holandés, que les han conducido a una espiral de abusos laborales, sueldos míseros y alojamientos inadecuados, e incluso les han creado deudas económicas con la empresa contratante.
"En los últimos dos años, estas condiciones laborales
flexibles, malas e inseguras están teniendo un efecto muy negativo en
temporeros migrantes de toda Europa, incluida España, y lo que
estamos intentando ahora es mejorar las regulaciones en Holanda. Es un
trabajo complicado porque en algunos sectores tenemos más empleados
extranjeros que holandeses, y es más difícil organizarlos y
concienciarlos", explica.
La cooperación entre países es la "única
manera de arreglar la situación", alerta Elzinga, para insistir en que
las uniones sindicales extranjeras, las inspecciones de trabajo, los
gobiernos y las autoridades de la UE "deben trabajar juntos" para
vigilar las condiciones de movilidad de los temporeros: "La cooperación
es muy necesaria", añade.
Solo el pasado año, unos 500
españoles denunciaron en el Consulado en Ámsterdam casos de
"conflictividad laboral" con las Empresas de Trabajo Temporal (ETT),
pero eso no representa la totalidad del problema porque muchos
denuncian una vez que regresan a España o llaman por teléfono cuando ya
han roto la relación laboral con la empresa, lo que dificulta el proceso
legal para recuperar sus derechos.
"Desgraciadamente, estamos
recibiendo muchas denuncias y aun así sabemos que solo nos llega la
punta del iceberg, porque cada vez hay más ETT que no están organizadas
(dentro de la ley) y no son parte de federaciones. Con los empleados
extranjeros pasa lo mismo: un temporero español puede estar inscrito en
un sindicato en España (donde denuncia abusos labores), pero no está en
uno de Holanda. Definitivamente, desconocemos la mayoría de los
problemas que pasan", agrega.
Asegura que la Inspección de
Trabajo en Holanda "se toma muy en serio los reportes que recibe", pero
lamenta que solo les llega "un pequeño número de quejas", que no representan la realidad del problema.
"Pero
estamos escuchando cada vez más denuncias, muchos más abusos, muchas
más formas de explotación laboral, que antes desconocíamos.
Definitivamente, este es un problema muy grande y hay que trabajar en
ello", subraya.
Reconoce que algunas de las agencias de
reclutamiento de temporeros "están involucradas en prácticas totalmente
ilegales", y añade que "un mayor número de agencias se dedican a evadir
sus obligaciones, pero en el marco de la ley. Lo que hacen no es ilegal
pero, por supuesto, es erróneo".
Considera que hay que reforzar
las leyes para "evitar estas formas de abusos y explotaciones" y muestra
su preocupación sobre historias de temporeros españoles que han llegado
a sus oídos y que ve como "formas extremas de una explotación muy dura,
deshumanizante y terrible", concluye.
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